Capítulo 12

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*Kara*

Llegamos a nuestro destino sin problema alguno durante el viaje. Lena se veía bastante emocionada y que decir de Alex, aunque me daba la impresión de que a mi hermana le emocionaba más beber que estar en aquel lugar. 

Bajamos las maletas y las bolsas entre todas para hacer el trabajo más rápido y entramos a la casa para ordenar todo lo que habíamos comprado.

Alex y Lena finalmente habían decidido salir de la casa para dar un paseo antes de que cayera la noche. Yo por mi parte me quedé ayudándole a Sam. Afirmada en el marco de la puerta observaba a la castaña que se encontraba en la sala, mirando hacia todos lados como si estuviera buscando algo. Fruncí el ceño esperando a que dijera algo, pero no lo hizo, seguía concentrada en su búsqueda.

—Mira esto—Alguien me susurró al oído y di un brinco en mi lugar, mas no hice ruido—Lo siento por asustarte, cariño—Dijo Lena abrazándome por detrás.

—Tranquila, solo me oriné un poquito—Hablé con el mismo tono de voz.

Ambas reímos por lo bajo.

—Bien, no despegues tus ojos de Samantha. Uno... Dos... ¡SAM HAY UNA ARAÑA EN TU HOMBRO—Gritó.

—Mierda ¡Quítamela! ¡Quítamela!

La pobre Sam comenzó a correr por toda la sala golpeando sus brazos, abdomen y rostro.

—¡Lena, joder! ¡Ayúdame!—Se estaba desesperando.

Alex entró en la habitación a la velocidad de la luz y rápidamente tomó un cojín del sillón.

—No te muevas, yo la mato—Dijo antes de golpearla directamente en la cara.

Con la ojiverde nos comenzamos a reír a carcajadas mientras mi querida hermana seguía intentando asesinar una araña invisible. Cuando se percataron de la situación entendieron que era una broma.

(...)

Las noches estaban un poco frías así que tuvimos que encender el fuego para no congelarnos. En cuanto tuvimos todo listo en la casa nos sentamos frente a la chimenea con cervezas y bocadillos, pero a pesar de que el fuego nos brindaba un poco de calor, yo me estaba congelando. Justo por ese motivo fui a mi habitación por unas mantas.

—Tengan—Le extendí dos mantas a Sam y Alex.

—¿Para mi no hay?—Preguntó Lena haciendo pucheros al ver que solo quedaba una. 

Yo negué con la cabeza.

—Bueno, tendré que congelarme—Se abrazó a si misma.

—No seas boba, ven acá—Me senté a su lado y nos envolví a las dos—¿Ves? Así podemos aplicar lo del calor humano—Sonreí y le di un apasionado beso en los labios.

Lena me pegó más a su cuerpo para sentirnos, al parecer la intensidad había subido.

—Por favor, controlen sus hormonas—Habló Sam—No queremos ver una escena porno aquí—Rodó los ojos.

—¿Ah, no?—Preguntó Alex con una sonrisa, pero esta desapareció cuando vio la cara de Sam—Muy bien, creo que no. Llegó la hora de emborracharse.

—¡Sii!—Gritó Lena, emocionada.

Vino, cerveza, whisky, tequila, Vodka y mucho más había sobre la mesita de centro, lo más loco era que aún quedaban botellas para otro día.

—¡Muy bien!, las llaves de los coches—Habló la ojiverde colocándose de pie y extendiendo su mano. Las tres fruncimos el ceño—Es para prevenir.

¿Me odias? • (AU Supercorp)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora