Capítulo 8

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—Cuéntame Lena, ¿Cómo has estado?—Preguntó Kara, abriendo la puerta de su oficina para dejarme pasar.

Algo que amaba era su perfume, y en su oficina estaba impregnado, lo que me hizo cerrar los ojos e inhalar con cuidado de no ser descubierta.

—Bien, sí, bastante bien—Sonreí nerviosa con los ojos aún cerrados.

Al sentir su mano sobre mi hombro salí del hechizo y volví a la realidad.

—Por favor, toma asiento—Señaló el sillón que había en su oficina.

Hice caso a sus palabras. Luego ella se acercó y se sentó junto a mi.

—¿Hay algo que quieras decirme?—Pregunté, ya que su cara me lo daba a entender.

—No...bueno sí—Sonrió—Me siento tan mal por lo que te dije ese día—Bajó su rostro.

Con mi dedo índice lo levanté lentamente para que me mirara a los ojos.

—Oye, mírame—Le regalé una sonrisa para tranquilizarla—Estoy bien, ya hasta lo había olvidado—Mentí para no hacerla sentir peor.

Kara comenzó a negar con la cabeza repetidas veces.

—Ese día te mentí. No te quiero solamente para tener sexo. Te quiero para todo. Quiero que seas la primera persona que vea al despertar, y todas esas cursilerías que dice la gente—Se aclaró la garganta.

—No sabía que eras tan cursi—Bromeé. 

—Mira, tal vez no sea una persona que se exprese mucho con palabras bonitas, pero sí con acciones. Eres la primera que sabe la verdadera historia de mis padres, y la primera que llevo a mi casa, porque sí, esa es mi verdadera casa.

Sentía mi rostro arder.

—Y también quiero que sepas que te...

La callé con un beso. 

Ella correspondió de inmediato y poco a poco me fue recostando en el sillón. Nuestro beso no era apresurado como los de aquel día, podía sentir que Kara lo estaba disfrutando de la misma manera que yo. Con delicadeza la acerqué para que quedara sobre mi y poder sentirla. Para tocarla como tanto había soñado. 

Todo iba de maravilla, pero lamentablemente la puerta se abrió de golpe.

—¡KARA YO PUEDO EXPLICARLO TODO!

La rubia se alejó como si mi cuerpo quemara y saltó hasta el otro extremo del sillón.

—Oh... lamento interrumpir—Se disculpó mi amiga.

—Para la próxima deberías tocar—La regañé.

—Por Dios, no me des esos sustos Sam—Al parecer Kara si se había molestado.

—Por Dios, no me des esos sustos Sam—Al parecer Kara si se había molestado

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—Lo siento cuñadita. Pero no se preocupen, sigan en lo suyo, yo no molesto—Se sentó en el escritorio.

—¿Acaso piensas quedarte ahí?—Cuestioné alzando mi ceja.

¿Me odias? • (AU Supercorp)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora