¿Me odias? • (AU Supercorp)

Capítulo 10

*Lena*

—Cariño ¿donde rayos tienes ropa decente?—Preguntó mirando mi armario.

—Para serte sincera, no tengo—Reí divertida al ver su rostro lleno de sorpresa—Es broma, solo busca bien.

—Bueno. Por cierto, ¿a qué hora es la fiesta?

—A las nueve—Contesté antes de besarla apasionadamente—Me tengo que dar un baño, tú sigue buscando.

Asintió con una sonrisa y volvió a ponerle atención a la ropa. Mientras me estaba bañando me puse a pensar en cómo reaccionaria mi padre al verme con Kara, pues solo mi madre y Lex sabían la verdad sobre mi sexualidad. Solo habían dos posibilidades de reacción en aquel hombre. La primera era que me felicitara por la guapa novia que había conseguido, y la segunda, bueno, era que nos echara a patadas de la fiesta.

—¡Lena!—Escuché la voz de la rubia.

—Dime.

—¡Ya debo irme para alcanzar a darme un baño y arreglarme!—Habló del otro lado de la puerta.

—Está bien, solo ve con cuidado.

—Okay, estaré aquí en una hora.

—Bue... ¡joder! ¡me entró Shampoo en los ojos!—Chillé.

Kara rio y la escuché salir de la habitación. Cuando terminé de bañarme y entré a la habitación me di cuenta de que sobre la ropa había un papelito.

"Me encanta como te ves con este vestido :) "  
              
                                  Kara D.

Sonreí como boba y dejé la nota en la mesita de noche, luego me apresure en colocarme la ropa y aproveché el tiempo restante para maquillarme con tranquilidad. Una hora después escuché el timbre.

—Que bueno que llegaste...— Me quedé muda cuando la vi.

—¿Está todo bien?— Preguntó preocupada.

Llevaba un vestido negro precioso. Siempre creí que los vestidos que usaba Kara se le veían hermosos, pero ese era definitivamente con el que me había hecho afirmar mi homosexualidad.

—¿Lena?

—Ah, sí, todo bien, es solo que te ves hermosa. Pareces esculpida por los mismísimos Dioses del Olimpo—Mordí mi labio.

—Por favor, eso ya lo sabía—Sonrió como toda una diva—¿Lista para irnos?

—Espérame un minuto, voy y vuelvo—Me apresure en cerrar la puerta trasera y activar la alarma, luego tomé mi cartera y corrí hasta la puerta—Ahora sí.

—Sabes que iremos a solo dos casas de distancia, ¿verdad?

—Por supuesto, pero siempre hay que tener todo asegurado.

—Bueno, tienes razón.

Después de mirarme entrelazó nuestras manos y caminamos en un silencio cómodo hasta llegar a la casa de mis padres. Se podían escuchar las risas de los invitados y la música, mientras otros iban recién llegando junto a nosotras. Kara me miró una vez más y respiró hondo, se veía más nerviosa que nunca, tanto que incluso soltó mi mano.

—No me digas que tienes miedo—Me burle.

—No, por supuesto que no.

Se le notaba en sus gestos que era todo lo contrario.