Capítulo 4

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Alex y yo estábamos quieta en nuestro lugar, ninguna de las dos podía responderle a Sam sin que esta se molestara, Alex la había cagado, como siempre.

—Les hice una pregunta—Sam estaba seria y de brazos cruzados esperando por su respuesta.

—Lo que sucede es que a Kara le gusta...—Le lancé un bocadillo para callarla, este llego directo a su cara—Lena—Terminó de decir mientras se limpiaba.

Sam dirigió su mirada hacia mi como en la película del exorcista.

—¿Es verdad lo que está diciendo?

—Por supuesto que no—Dije mientras iba en busca de mi bolsa—La conoces, inventa cosas cuando no sabe con qué molestar.

—¡No huyas cobarde, di que tengo la razón!—Gritó Alex.

—No inventes cosas hermana, nos vemos el lunes Sam—Me despedí de ella y la fui a dejar al balcón para que tomara aire—Por favor no le hagas caso a Alex, sabes cómo se pone luego de beber unas copas. De seguro bebió más de cinco y ya está alucinando. Nos vemos Sammy.

Volví adentro y luego de asegurarme de que Samantha aún estuviera en el bacón miré a mi hermana.

—Alexandra, estabas advertida.

Fue lo último que dije antes de salir a toda velocidad.

••

Eran cerca de las 17:00 P.m. de un día  domingo, estaba aburrida de no hacer nada en mi departamento así que se me ocurrió que podía ir a dar un paseo y distraer la mente luego de lo ocurrido en el cumpleaños de Sam. En cuanto llegué al centro comercial me dirigí a una tienda de libros, mi favorita. Me gustaba leer y ya me hacían falta un par de libros nuevos, sobre todo para distraer la mente de lo que estaba sucediendo a mi alrededor, Lena había llegado para poner todo patas arriba.

Me concentré en elegir entre dos grandes escritores, necesitaba solo uno, o de lo contrario dejaría mis deberes de lado para dedicarme a leer y olvidaría hacer todo. Aquel día solo ese era mi gran dilema, elegir entre dos libros, entre dos grandes escritores, pero oí una voz muy conocida que me hizo temblar y olvidar lo que hacía.

—Kara, que gusto verte nuevamente—Se acercó para saludar.

—Lo mismo digo, Lena—Sonreí levantando la vista de los libros.

—Veo que te gusta leer también—Hizo el típico movimiento de su ceja, el que por cierto me encantaba.

—Por supuesto, ¿a quién no?—Dije riendo—Además soy profesora de Literatura antes que directora.

—¡Es verdad! Ya había olvidado que tus alumnos te amaron en tu último año enseñando—Se burló. 

—Eso lo sé, por eso me pegaron un maldito chicle en la silla—Rodé los ojos—Nunca pude terminar de quitarle los restos a mi vestido, y era mi favorito.

—Pobrecita—Rio—Dejando de lado el tema del colegio, ¿tienes planes para después?—Preguntó interesada.

—No, ¿por qué, señorita Luthor? ¿piensa invitarme a salir?—Dejé los libros en el estante y me crucé de brazos mientras sonreía.

—Así es, pero no sé dónde, soy nueva en esta ciudad y no conozco mucho que digamos—Hizo pucheros.

Aquella acción me causó ternura, más de la que debía.

—Sé de un lugar que podría gustarte, ofrece una gran vista y una historia incluida.

—Acepto.

—Perfecto, vamos—Con un poco de vergüenza la tomé de la mano y la saqué de la tienda. Ni siquiera compré un libro.

¿Me odias? • (AU Supercorp)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora