Epílogo

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—¡Mamá!—El grito y la puerta de la habitación abriéndose me hicieron despertar.

Una niña castaña de cuatro años estaba ahí de pie, mirándonos fijamente a mi y a mi rubia. Por supuesto esta dormía igual o más que un bebé, así que me levanté y cargué a la pequeña en mis brazos.

—Está en la otra habitación, Ruby.

La niña besó mi mejilla y se abrazó a mi cuello.

—Buenos días, tía Lena—Dijo segundos después.

—Buenos días, pequeña—Le quité algunos cabellos que tenía en su rostro.

Llegamos a la habitación de al lado y abrí la puerta, ahí estaban mi amiga y Alex durmiendo plácidamente. Me imaginé que estaban cansadas por el tema de la maternidad. Estuvimos allí observándolas un momento y por unos segundos me apiadé de ellas.

—¿Dejamos dormir un poco más a tus mamis?—Le pregunté a Ruby con una sonrisa—Naaa— Dije después—¡DESPIERTEN DORMILONAS! ¡SU HIJA LAS NECESITA!

Ambas se levantaron de golpe.

—¡Ruby! ¡mi amor, allá voy!

Sam pasó corriendo por mi lado y salió hacia la habitación donde dormía la pequeña, Alex por su parte se volvió a recostar. Ruby solo se reía de la situación.

—¡Sam! Tu hija está en mis brazos—La seguí por el pasillo, caminando con toda tranquilidad mientras ella venía con el cabello revuelto al encuentro de su pequeña.

—Gracias por cuidarla, ahora adiós—Tomó a Ruby en sus brazos y se adentró nuevamente en la habitación.

Me fui a recostar al lado de mi esposa nuevamente e intenté dormir, aún me quedaba tiempo.

—Gracias a Dios a nosotras aún no nos toca eso—Susurró Kara, rodeando mi cintura con sus brazos.

—Sí—Me giré para quedar frente a frente con ella. De pronto escuché un llanto muy fuerte—Pero nos toca cuidar una bebé, es tu turno.

Me besó y se levantó con una sonrisa, Kara amaba cuidar a nuestra hija. Diez minutos después apareció en la habitación con Lori en sus brazos.

—Creo que debes levantarte, alguien te extrañó—Kara besó la mejilla de nuestra hija y la recostó en la cama.

Entre pucheros y con mucha pereza abandoné mi preciosa cama y fui a darme un baño, cuando estuve lista salí silenciosamente y me encontré a Kara jugando con Lori, la más pequeña sonreía

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Entre pucheros y con mucha pereza abandoné mi preciosa cama y fui a darme un baño, cuando estuve lista salí silenciosamente y me encontré a Kara jugando con Lori, la más pequeña sonreía.

—¿Onta bebé?... ¡Aquí ta!—Decía la rubia mientras la pequeña se alegraba al ver aparecer el rostro de Kara entre las manos.

—Muy bien, llegó mamá y es hora de comer. Así que mami, ve a darte un baño mientras nosotras preparamos el desayuno—Hablé tomando en mis brazos a Lori.

¿Me odias? • (AU Supercorp)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora