Cada vez que una de esas personas malas y crueles se me acercaba, sentía miedo. Miedo por saber cuáles serían sus palabras hacia mi aquella vez, miedo por las risas que causarían aquellos insultos dirigidos hacia mi persona.
Me ponía nerviosa, y no sabía qué hacer. Odiaba pasar por delante del banco, en el que cada día se sentaban, juzgando a la gente que pasaba por delante, o simplemente susurrándose entre ellos y riéndose, haciendote sentir la persona más asquerosa, más inútil, y menos importante de todo el mundo. Era incómodo tener que dirigirle una simple palabra a esas personas. No sabías que tipo de contestación te daría, o simplemente, cómo reaccionaria al ver que alguien como tú, le hablaba a alguien como ellos.
Todo lo que me mandaban hacer lo hacía, lo que me pedían se lo daba, pensando que así me dejarían tranquila, pero a la vez, aguantando sus insultos día sí, día también.
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Buscando la salida
AléatoireA veces, la vida no tiene sentido para algunas personas, y, por mucho que intenten salir adelante, no lo consiguen. Se cierran en un mundo distinto, sin verle lógica a nada. La salida que encuentra alguna gente, no es lo que de pequeños soñaban hace...