Capítulo XXXVIII

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ALESKA

Salí de la cocina sintiendo como cargaba con una nube negra, las ganas de llorar, gritar y saciar todas las emociones que estaba sintiendo eran más grandes que yo.

Podía seguir mi vida sin mi hermano, claramente podía. Pero no quería, me rehusaba al hecho de dejarlo ir y no podía hacer nada porque Damián me lo arrebató de mis manos sin siquiera dejarme despedirme.

Tenia un pensamiento en mi cabeza de que era fuerte y podía con todo lo que me propusiera. Quizás era verdad hasta ahora.

Hasta que la vida te jode realmente con algo es cuando te das cuenta de quien eres en verdad.

Mi única calma era Stephan, estar cerca de el me hacia olvidarme de los problemas que tenía, todos por cierto provocados por mi misma.

Odio esto, odio estar detrás de los problemas, odio que me gusten los problemas. Odio sentirme tan mal conmigo misma.

Un sonriente Stephan envolvió sus brazos en mi cadera apretandome fuerte contra él.

— No quiero que estés triste. —susurró en mi oído. Su voz provocando que mis vellos se erizaran.

— Pues ya lo estoy. —me armé de valor y enfrente su cara.

— Quiero hacerte olvidar todo ese dolor, quiero que estés bien. Quiero verte bien. — Stephan hablaba mientras rozaba su dedo por mis brazos.

— Estoy muerta en vida Stephan, me quiero desaparecer de este mundo. Y no hay nada que puedas hacer para que este bien. — arquee una ceja al sentir su contacto con mi brazo.

El no dijo nada, solo me cargó y me puso sobre el mesón donde habíamos ejecutado todo el maldito plan en el cual entró Damián en todo esto.

Sus manos tomando mi cuerpo con fuerza. Podía sentir como estaba uniendo todas mis piezas rotas con su agarre.

— Te amo. — finalmente habló. — Jamás dejaré de hacerlo.

Tomó mi barbilla con delicadeza obligándome a mirarlo fijamente. — Podremos con todo esto, juntos.

Lo siguiente que sentí fue el impacto de sus carnosos labios contra los míos. En un sentimiento de desespero que me estaba haciendo olvidarme de la nube que tenía encima.

Sus labios hacia movimientos estratégicos contra mí, una mezcla de destrucción y amor que podía sentir cada vez que él se acercaba a mí.

Sentí como estaba envolviendo mis piernas sobre su espalda para obligarme a acostarme sobre el mesón.

Quitó mi camisa con desesperación sin dejar de besarme. Podíamos sentir que nos faltaba el aire pero el sentimiento del momento no nos dejaba separarnos.

Beso mi cuello para luego dirigirse en camino de besos a mi abdomen.

Me miró y con una sonrisa que jamás olvidaré me dijo
— Que se jodan todos los problemas. Ahora solo somos tu y yo.

Después solo recuerdo haberme entregado completamente a él. Disfrutando cada segundo como si fuera el último que tenía de vida.

#

Me encontraba en la habitación de Carter. Lo veía como hacía su maleta empacando todo lo que veía. Incluyendo ropa de Theodore.

Sus ojos se veían desgastados como si hubiese pasado dos días seguidos sin dejar de llorar.

Yo mientras tanto, lo ayudaba con lo que podía. Era la excusa que tenía para poder echarle un vistazo a la ropa de Theo por última vez.

Puse sobre la cama una pila de camisas. La mayoría de Theo. Intente no desmoronarme.

— Aleska. No puedo más. — Carter empezó a botar algunas lagrimas mientras me miraba.

Me acerqué para abrazarlo fuertemente.

— Yo tampoco Carter, lo extraño cada maldito segundo de mi asquerosa y problemática vida. Quiero tenerlo aquí de nuevo. Escuchar su risa. Verlo feliz. —me permiti soltar algunas lágrimas. — Pero ya no está.

— Y no puedo seguir sin él. — Carter respondió y cada vez que soltaba una palabra su agarre contra mi se hacía más fuerte.

Decidi hacer silencio para que Carter soltara todo lo que tenía dentro. Bien era cierto que también estaba sufriendo, pero iba a tener tiempo para poder llorar después.

— Esta. —se acercó a la pila de ropa que acababa de poner sobre su cama y saco una especie de pijama de Theo. — Fue la última que usó. Mientras me abrazaba y me decía que todo iba a estar bien, que el iba a estar bien. — su voz se quebró. — Si hubiese sabido lo que estaba viviendo.

No terminola frase.

Se desplomó sobre sus rodillas a llorar dejando lágrimas marcadas en la pijama de Theo.

Pasaron alrededor de 30 minutos donde Carter y yo solo llorabamos por nuestro pequeño cuando decidí que había sido suficiente.

— Tienes que irte. —me solté de su agarre. — Se te hará más tarde y estar aquí solo te está consumiendo más con los recuerdos. Ya es hora de que te marches y estés bien. —terminé la frase secandome las lágrimas con mis dedos, hice lo mismo con las lágrimas de Carter.

— Tienes razón, tengo que seguir. Theo no me hubiese querido ver mal nunca, y menos por el. —una pequeña sonrisa se formó en sus labios. — Gracias por esto Aleska, eres increíble.

No respondí. Sabia que si respondía me iba a quebrar otra vez.

Carter se levantó del suelo y terminó de acomodar las cosas que se llevaría dentro de la maleta. Una vez estaba todo ordenado, la cerró con cuidado poniendo la maleta en el piso para poder arrastrarla hasta abajo.

Salí de la habitación primero que el y observe como se dirigía fuera de la habitación con pasos lentos.

Una vez que ya estaba casi completamente afuera. Se giró y apago las luces de la habitación. — Te amaré por siempre Theo.

Lo siguiente que escuché fue la puerta cerrarse y sus ojos quebrados asentarse en mi. Decidi seguir el camino hasta abajo.

Una vez estábamos abajo nos encontramos con que todos estaban esperando a Carter en la puerta para despedirse de él.

La primera era Amanda. Al ver a Carter roto se abalanzó encima de el y lo cubrió con sus brazos. Pude ver cómo algunas lágrimas caían sobre las mejillas de ambos pero aparte la mirada, no quería quebrarme más.

Luego fue mamá. Presencie quizás uno de los abrazos más honestos que había visto. Intercambiaron palabras en susurros haciendo que Mamá llorara inmediatamente.

Luego fue Stephan. La despedida entre ellos dos fue corta pero sin embargo hubo abrazo de por medio. Stephan se mantuvo con su semblante frío mientras Carter dejaba de llorar al ver su reacción.

Luego fue Gadiel. Gadiel envolvió a Carter también, lo abrazó con fuerzas mientras Carter empezaba a llorar de nuevo.

Y por último. Yo. Carter al verme del otro lado de la puerta corrió hacia mí con su maleta y me abrazó fuertemente. La sensación de tristeza que emanaba su cuerpo era increíble y no pude evitar sentir escalofríos.

— Jamás dejaré de amarte a ti tampoco. Fueron lo mejor que tuve en mi vida y nunca dejaran de serlo. —hubo una pausa cuando su voz se quebrantó. — Gracias, de nuevo. Por todo. — terminó su susurro.

— Gracias a ti por siempre estar ahí. Eres increíble. —le respondí con un abrazo más fuerte. — Cuidate por favor. — solté y Carter me respondió asintiendo con la cabeza.

Lo siguiente que vi después de eso fue a Carter abandonarnos en nuestra tristeza para ir a sumergirse solo en su oscuridad.

Entre a la casa y pude ver cómo todos tenían ese semblante triste que estaba acabando conmigo. No podía permitirme seguir viendo todo ese dolor junto así que me dirigí a mi habitación.

Una vez dentro me desplome en la cama. Permití llorar y sacar una gran parte de todas las cosas que tenía reprimidas dentro de mi. Me demostré débil a mi misma. Me sentí rota.

Llore y llore, hasta que me quede perdida en un profundo sueño.

- PSYCHO. [✔] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora