"En un bar no es tan extraño escuchar llorar a alguien", pensó Olivia al momento de entrar en el baño de mujeres, "en todas partes hay corazones rotos".
Caminó sin quererlo realmente hasta el cubículo donde se escuchaba el llanto, pero su curiosidad y corazón noble eran mayor que su idea de sólo ignorarlo.
-¿Te puedo ayudar en algo?- preguntó y rápidamente recibió respuestas poco claras al estar combinadas con sollozos.
-No... déjame sola- Chae Won pasó sus brazos alrededor de sus piernas y descansó su mejilla sobre sus rodillas.
"¿Por qué debía tener tan mala suerte?"
-Si quieres puedo pedirte un uber o...-comenzó diciendo la menor, pero le molestaba que aquella chica no la mirara a los ojos, por lo que suavizó su tono de voz- estoy aquí si quieres despotricar contra tu ex...
La mayor soltó una risa y abrió la puerta para ver a aquella chica que no se había ido, quedando asombrada por su belleza.
-Me ha llegado la regla... y como veras, estoy de blanco- explicó y la menor asintió lentamente- aparte, creo que me he manchado y justo la estaba pasando tan bien.
La cara de la mayor lo decía todo, por lo que Olivia no se resistió ante el impulso de abrazarla y luego tenderle un tampón- para que al menos no te sigas manchando.
La mayor le agradeció y aunque era algo inusual en ambas chicas, comenzaron a tratarse como si fuesen amigas de toda la vida.
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