ᴀʟ ᴘɪᴇ ᴅᴇ ʟᴀ ᴍᴏɴᴛᴀÑᴀ (ᴡᴀɴɢxɪᴀɴ)

Capítulo 6

"Rompimiento"

Lan XiChen

Cuando tenía 16 años, me presentaron al que creía yo sería el amor de mi vida, un omega fuerte y decidido a romper los estereotipos de las razas y castas.

Siempre tuvo una sonrisa amable, que solo lo caracterizaba a él.

—Mi nombre es Jin GuangYao —hizo una reverencia — hijo del actual líder de la secta Jin.

—Un gusto joven maestro Jin. Soy Lan XiChen, primer jade de la secta Lan.

Entonces una risa me sorprendió.

—El joven maestro Jin es mi hermano, puedes decirme A-Yao.

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—Te gusta ese omega — le dijo su tío de la nada — no me opondría si quisieras formalizar algo.

Mis mejillas se enrojecieron, pero negué levemente.

—Todavía somos jóvenes, y WangJi me sigue necesitando.

—No dejes pasar la oportunidad hijo.

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—Hermano, ¿Qué es estar enamorado? — mi hermano estaba cumpliendo 18 años,

Y mi primer pensamiento fue en A-Yao.

—Es no dejar de ver la sonrisa de la persona que te hace feliz, tanto que harías cualquier cosa para no perderla.

—Ya veo.

—La llegada de nuevos estudiantes en Gusu te mantiene inquieto.

—Siento que algo sucederá hermano.

Si, yo también lo sentía.

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—Lo siento XiChen — lloraba A-Yao recargado en la pared de la biblioteca — yo no quise hacerlo, pero ya no quiero ocultar mis sentimientos hacia ti.

Hace unos momentos, aquel chico más bajo que yo, había juntado sus labios con los míos, fue raro y a la vez maravilloso, era la primera experiencia que vivía de esa índole.

—No me molesta A-Yao —me acerque a él — yo también lo quería.

Mi instinto me decía que debía proteger a mi omega.

—Iba a pedirte matrimonio, ya estoy en edad de heredar mi clan, y que mejor que contigo.

—¿Qué? — se separó con rapidez — es demasiado pronto.

—¿Tal vez prometidos? — sugerí.

—Hasta que nos conozcamos completamente XiChen.

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—No llores cariño — me abrazo A-Yao — tu hermano ya sabe lo que hace.

Limpió mis lágrimas, y se sentó a mi lado.

—Estará bien, ya lo verás. Tomó una decisión y fue luchar por el amor de su vida. Yo sigo aquí contigo.

—Tú no me abandones A-Yao, solo te necesito a ti.

Pero no escuche una respuesta.

—Sabes, no puedo prometer nada, no se lo que nos depara el futuro, pero prometo que jamás te haré daño, que te protegeré de todo dolor.