Condenados

6

“Días cálidos como aquellos, nunca van a regresar”.
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Haberla visto no estaba en sus planes, ver sus ojos perla llenos de miedo y horror lo hizo regresar en el tiempo a aquella noche maldita que destruyó sus vidas, ella no encajaba en sus planes. Aquel matrimonio forzado de su hermano solo causó otra víctima más, otro cargo de conciencia en él.

No sé suponía que las cosas ese día fueran así, se suponía que solo emboscarían a Naruto y su grupo, se suponía que cuando todo ya estuviese decidido él crearía un abertura en el plan y le daría la oportunidad perfecta de escapar a Naruto. Se suponía que así serían las cosas, pero en cambio todo resultó aún más complicado cuando se encontró con los ojos perla de ella llenos de horror y los de su hermano llenos de sed de venganza.

Un suspiro cansado brotó de sus labios cuando observó las lágrimas de ella y el momentáneo congelamiento de Sasuke.

Casi parecían la réplica exacta de hace ocho años.

—¡Pero miren que sorpresa tenemos aquí!.—escucho a su molesto compañero decir con oscura diversión.—¿Qué no es ese tu pequeño hermano menor y su esposa Hyūga, Itachi-san?.—le pregunto desenfundando a Samehada.

Él solo suspiro y cerro sus ojos unos segundos, y en ese momento él fue capaz de regresar al pasado donde la sonrisa de ella era brillante y cálida, donde los ojos de su pequeño hermano lo veían con admiración y respeto. Pero entonces los abrió, regresando a la realidad encontrándose con el miedo de ella y el odio de él.

En sus oscuros ojos se pintó el Sharingan y la tristeza corrió por su cuerpo cuando notó como su hermano y ella se tensaron.

—¡S-Sasuke-kun!.—la escucho gritar y solo eso bastó para que su hermano saliera del shock que su visita inesperada le ocasionó.

—¡¡Te voy a matar!! ¡¡Juro que te voy a matar!!.—prometió con furia antes de voltear hacia Hinata y cogerla de una de sus manos, para simplemente desaparecer en zumbido.

—¡¡Eh!! ¿¡Escaparon!?.—grito Kisame y un escalofrío le recorrió la espalda cuando vio su sonrisa asesina.—¡¡Cómo si lo fuera a permitir!! ¡¡Esa era una mocosa de la rama principal de los Hyūga, no está sellada!!.—grito con locura más antes de salir a la caza de los ojos de Hinata se encargó de impedirlo.

—Nuestra misión es el Kyūbi, no Hinata.—le recordó con frialdad, deteniéndolo y haciéndolo chasquear los dientes.—Si después de nuestra lucha aquí aún tienes energía para perseguirlos eres libre de hacerlo.—le propuso en un intento por mantener las apariencias.

Kisame sonrió y asintió regresando su mirada a Naruto y su grupo quiénes permanecían alerta y a la espera de su ataque.

…

(De vuelta al pasado.)

Él la observó, ella desentonaba de manera sorprendente en el clan, todo en ella era diferente, desde sus claros ojos hasta la aura cálida y amable que desprendía en su andar. No sé suponía que un Uchiha fuera así, se suponía que fueran fríos e intimidantes, crueles y antisociales.
Ella era como un cálido rayo de luz que de colaba por entre las nubes oscuras de su clan.

Suspirando se acercó hasta donde ella jugaba con las flores del jardín de su madre.

—Hinata-sama.—la llamó, anunciando su presencia. Le causó un poco de gracia ver como se sobresalto de manera abrupta ante la sola mención de su nombre salida de sus labios.

La observó voltear su rostro a él con algo parecido al miedo y nerviosismo y sonrió, ella era completamente transparente en sus expresiones, no se suponía que un Uchiha fuera así, los Uchiha no demuestran sentimientos.

—I-I-Itachi-san.—susurro ella haciendo una reverencia totalmente pálida.

Él se acercó y la observó encogerse de miedo cuando se posó a su lado.

—¿Jugaba?.—pregunto, intentando hacer conversación.

Ella lo observó con sus claros ojos temerosa pero aún así asintió tímidamente. Él solo le sonrió, había planeado mantenerse alejado de ella, no involucrarse en su entorno, pero simplemente no podía al igual que su hermano y muchos otros ella solo era una víctima en esa situación, otro más arrastrado por la avaricia y sed de venganza de adultos ignorantes.

La había visto más de una vez deambular por los pasillos de su hogar, había visto su intento de escape el primer día y la había escuchado sollozar en la habitación que compartía con Sasuke. También la había escuchado murmurar incontables veces el nombre de su pequeña hermana con infinita tristeza, y supo sin lugar a dudas que realmente la estaba pasando mal.
Quería aligerar un poco su tristeza, más no involucrarse mucho con ella. Ese era el trabajo de Sasuke no el de él.

—¿Le gustan mucho las flores?.—le pregunto acariciando un pétalo de las rosas ahí sembradas por su madre.

Ella lo observó unos segundos antes de nuevamente asentir.—S-Solía h-hacerle coronas a H-Hanabi-chan.—murmuró casi inaudiblemente, y el asintió.

—Hanabi…—susurro, y entonces sonrió cuando una idea cruzó su mente.—¿Le gustaría ir a verla?.—pregunto y él ahogó una pequeña risita cuando aquellos claros ojos lo miraron con sorpresa e ilusión.

—¿P-p-p-puedo?.—pregunto con genuina ilusión y felicidad.

—Llame a Sasuke, iremos juntos.—le ordenó con una suave y amable sonrisa ella lo observó con gratitud antes de salir corriendo con torpeza en busca de su hermano.