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“Aún cuando el mundo te de la espalda yo no lo haré…”

..
.


La observó dormir, acurrucada junto a él. Si hace unos años atrás le hubieran dicho que él estaría así junto a ella, probablemente se hubiera reído en la cara de quién lo haya dicho, porque ese era el tipo de niño inmaduro que era.

Hinata se había vuelto su vida, su todo, ella lograba mantenerlo a flote. Aún cuando sabía que ella estaba tan rota como él, ella le regalaba esas miradas cálidas, le regalaba de esas escasas sonrisas que en su infancia no supo valorar.

No sabía cuál iba ser el final de ese camino oscuro y lleno de espinas que ambos habían elegido, no sabía siquiera si iba a sobrevivir al final, pero debía intentarlo, con todas sus fuerzas se aferraría a la vida, solo por ella.

Acercando su rostro al de ella unió sus labios en un pequeño roce, sintiendo de inmediato la suavidad y la calidez que abrazaba sus labios.

....

Cuando abrió los ojos esa mañana lo primero que hizo fue rodar sobre su cama y mirar el suelo, pero tal y como ya sabía que sucedería ella no estaba ahí, en su lugar encontró la fina sábana pulcramente doblada sobre la almohada. Suspirando bajo de su cama de un salto reprimiendo un escalofrío cuando sintió lo condenadamente frío que estaba el suelo, y una pequeña, muy pequeña maldición cuando recordó que Hinata había dormido más de dos noches en ese frío suelo.

Saliendo rápidamente de su habitación corrió por los pasillos de su hogar en busca de su corta cabellera oscura, pero por más que buscó y buscó, no la encontró en ningún lado, y por algún motivo su pecho se sintió raro.

—¿Sucede algo, Sasuke?.—la voz de su hermano tras él, casi lo mata del susto, por lo que volteando ligeramente su rostro murmuró una negativa, aún no podía mirarlo a la cara, aún se sentía resentido por la forma en la que le hablo la última vez.

—Si buscas a Hinata-san, que imagino no es el caso, ella salió junto a Okaa-san.—comento su hermano pasando junto a él, no sin antes desordenar sus oscuros cabellos en lo que supuso fue una caricia.—Discúlpame por lo de la última vez.

—…hermano.—susurro observando su espalda desaparecer tras un pasillo.



Ella observó a la mamá de Sasuke, era realmente una mujer bastante hermosa y amable, no parecía faltarle nada y siempre se veía bastante feliz, pero por alguna razón ella había empezado a notar un extraño brillo en sus oscuros ojos cada vez que ambas estaban solas, un brillo parecido a la tristeza y melancolía, parecido a la culpa y el dolor.

Era extraño…

Suspirando siguió caminando junto a ella, mientras en una de sus manos cargaba una de las compras.

—¿Le ha tratado bien Sasuke, Hinata-san?.—pregunto de pronto ella, asustando la levemente. Tímidamente levantó la mirada, encontrándose con genuina preocupación brillando en sus oscuros ojos.

¿La había tratado Sasuke bien?

Para ser sincera, no es que él la hubiera tratado tan mal, consideraba que su forma de actuar era bastante comprensible teniendo en cuenta la situación tan loca en la que ambos se encontraron de la noche a la mañana. Además sabía que tratar con ella a veces podían llegar a ser molesto y fastidioso, ella no tenía derecho a quejarse, no cuando en esa casa a pesar de las miradas frías y el ambiente tenso habían sido educados y un poco amables.

—S-Sasuke-san a sido bastante amable.—susurro sin mirar a la amable mujer.

—Es bastante amable, Hinata-san, pero no hay necesidad de que mienta.—dijo ella haciendo que levantará la mirada con sorpresa, solo para encontrarse con una amable y divertida sonrisa.—Conozco a Sasuke. Solo dígame si la está haciendo pasar un mal momento y me encargaré de hablar con él, ¿Si?.

—B-bien…—susurro nerviosa e incómoda.

Mikoto asintió sonriendo.


—¡Oye!.—escucho que Sasuke la llamaba justo cuando hacía su cama en el piso, volteando ligeramente el rostro lo observó curiosa.

—¿Si…?

El suspiró, mientras se sentaba en la cama y la miraba con el ceño fruncido.

—Tu… no le has dicho nada innecesario a Okaa-san, ¿Cierto?.—pregunto.

—Nunca haría algo así…—contesto con sinceridad sonriendo un poco divertida cuando observó cómo Sasuke suspiraba con alivio.

—¿Enserio?.—pregunto un poco más relajado y ella asintió mientras acomodaba su almohada.—Sabes que pudiste haber dejado de dormir en el suelo con solo decirle a Okaa-san, ¿Cierto?.—volvió a preguntar mirándola confundido y un poquito desconfiado.

—…Lo sé.—murmuro acostándose en el frío suelo.

—Eres rara.—gruño Sasuke y ella solo río.





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