—No es por asustarlos muchachos, pero estamos a mitad del ciclo—dijo el profesor apoyando el peso sobre una mano, con toda la intención de asustarlos—. Así que los que aún no preparan el proyecto de fin de ciclo, ya vayan haciéndolo porque cuando quieran darse cuenta, ya no tendrán tiempo para hacerlo.
Antonio intercambió una mirada cargada de nervios con Alfred.
—Eso es todo, ah y por cierto —Regresó a ver a los estudiantes con el maletín en mano y la cara de póker.—,¿alguien sabe qué pasó con Francis? ¿Se murió, se retiró o qué ha pasado?
Las risas se propagaron entre los jóvenes, y Antonio se sintió con la obligación de justificarlo.—Está enfermo, señor.
—Pues dile que se vaya curando, sino va a perder la materia conmigo.
Se retiró del salón y los estudiantes empezaron a guardar todo para marcharse a casa también. Alfred notó que su amigo mantenía el ceño preocupado mientras guardaba el libro de neuro-psicología en la mochila.
—Toño, no te estreses por Francis —Palmeó su espalda con un intento de sonrisa—. Ya sabes como es él. Cuando está enamorado, no hay quien lo baje de la nube.
—Yo no estoy estresado por eso —murmuró riendo, y empezó a caminar junto con Alfred—. De lo que estoy preocupado es del proyecto de fin de ciclo. ¿Ya lo comenzaste a hacer tú?
—Pues...—paseó la mirada por el pasillo—. Sé de que quiero hacer, pero aún no sé como comenzar...¿tú tampoco empiezas?
Meneó la cabeza con mirada angustiada.—Siempre lo pospongo, ¡y termino haciendo nada!
Afuera de la universidad, el aire era más helado y cortante. Las luces de Navidad comenzaba a asomarse en los locales junto con las ofertas de todo tipo por la cercana celebridad. Alfred fregó sus manos enguantadas con dientes castañantes. El semáforo de peatones se puso en rojo. Sin Francis, se dio cuenta que el silencio era una sopa más espesa.
—¡Alfred!—Una voz femenina llena de energía los llamó y se encontraron de brunces con la sonrisa perfecta de Annie—. Al fin te encuentro.
—¡Hola Annie!—saludó Toño sintiéndose desplazado de la conversación.
—¿Qué ha pasado?—Alfred fue directo a la pregunta notado los ojos preocupados de la chica.
Fue eliminando de a poco la sonrisa de su rostro para convertirlo en una expresión suplicante.—Mañana empieza esa actividad de club que te mencioné, y bueno, quería saber si podrías ayudarme mañana con los folletos.
Alfred, por supuesto, no dudó ni dos segundos antes de contestar.—¡Claro!
—¡Muchas gracias!—musitó con la sonrisa renovada.—Por cierto, te escribo más tarde para ver lo de la salida.—guiñó un ojo y moviendo la mano, se despidió de ambos.
Antonio tuvo que voltear a ver a su compañero con un silbido.
—¿Ha dicho una salida? Alfred, no me has contando.
El aludido blanqueó los ojos sin dejar de sonreír.—Solo es Annie.
— Ten cuidado, mi amigo, no vaya a ser que termines enamorado como Francis. ¿Te ha contando lo que pasó el fin de semana?
—No, ¿qué ha pasado?
—¿Te acuerdas de la profesora? Bueno, el sábado se enfermó y Francis pasó toodoo el fin de semana cuidándola.
Alfred tuvo que replantear sobre la profundidad de ese flechazo que tenía su amigo con la docente.—Wow, ¿en serio?
—Sí. ¿Puedes creerlo? Si se gasta el viernes por la noche cuidando a una persona, tío, yo creo que está enamorado.
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Después del Invierno (UsUk)
FanficArthur Kirkland no tenía inconvenientes con compartir apartamento para dividir gastos. El costo de un apartamento en New York era una inmensidad que ensombrecía su triste presupuesto de estudiante universitario. Por lo que, firmó el contrato sin da...