Crisantemos

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La cabeza pesaba a ratos pero el corazón le estaba doliendo desde que se levantó. Mientras vertía un té caliente en su taza, mientras prendía su computadora e intentaba olvidar la noche anterior, seguía volviendo a la discusión y su ánimo volvía a desmoronarse.

Después de que Alfred se fuera, los chicos lo alcanzaron y lo invitaron a regresar y seguir con el juego, pero Arthur se sentía demasiado destrozado para divertirse. Francis le dijo que hablaran pero no estaba seguro de que Alfred quisiera hablar con él. 

Bebió de mala gana y dejó caer su mejilla en la mano con el sueño devorándolo a pesar de ser una clara mañana de sábado. Miraba con ojos perdidos el diario emocional que le había mandado su psicólogo y aún no completaba. Aunque no le revisara, él quería llegar a llenarlo por completo, le ayudaba a entender las situaciones y racionalizar sus sentimientos. Aún así, llevaba unos instantes con la pantalla de la computadora tirando luz artificial sobre él y el puntero parpadeando en la hoja de Word sin atreverse a desvelar la noche anterior.

Si lo ponía en palabras sería algo tangible. Se convertiría en una verdad de la que no podría escapar. Cada vez que pensaba en el rostro cansado de Alfred al reclamarle, con los dedos en el puente de su nariz, el ceño arrugado sin rastro de su sonrisa, su fuerza de voluntad para escribir caía un poco más. No quería imaginar cuanto tiempo debió pasar él soportándolo en silencio. 

Tampoco se veía capaz de culparlo. De hecho era algo natural que las cosas terminaran. Ninguna persona lo soportaba por mucho tiempo y Alfred no era la excepción. Era obvio que se terminaría cansando de él y de su mala actitud.

Se dejó caer sobre su escritorio mientras el té se enfriaba y dejaba que los recuerdos lo sobrecogieran una vez más. Alfred saludándolo entre el público de un festival. Alfred insistiendo en tomarle una foto. Alfred sosteniendo un pastel con una sonrisa. Cubrió su rostro con la mente atiborrada de recuerdos que ahora estaban tintados de tristeza. Él había sido su bonita excepción.

Situación

Miró el título y se preguntó cuál era la situación, ¿Alfred decepcionado de él? ¿Él decidiendo que sería buena idea participar en el juego de Paul para no quedar a un lado? Pasó los dedos por el cabello demasiado frustrado por lo ambigua que era la petición del diario. Tenía que describir la situación arrancando cualquier emoción inmiscuida.

Escribió sobre una discusión. 

Sentimiento

No entendía cómo su psicólogo esperaba que con un sentimiento pudiera explicar todo. Ayer había sido un manojo de sentimientos. Al principio se había asustado cuando Alfred lo encontró y se precipitó a explicarle, pero después se dio cuenta, mientras utilizaba sarcasmo y fruncía el ceño, que no lo creía, que no confiaba en él. 

Escribió tristeza.

¿Cómo reaccioné?

Se echó hacia atrás e intentó evocarlo, pero lo que más grabado tenía no era su reacción, era la respuesta cansada de Alfred. Su corazón volvió a torcerse al recordar sus ojos de un azul tan decepcionados y la facilidad que tuvo para terminar todo en una frase. 

Su expresión se fue derrumbando y cuando se quiso dar cuenta sus ojos estaban húmedos. Los cerró tomando un suave respiro que terminó por quebrarse. Se dijo que era demasiado temprano para llorar. Él lo había echado a perder reclamándole de que no se metiera en sus asuntos.

Escribió que reaccionó de la peor manera.

¿Cómo podría reaccionar mejor?

La pregunta lo dejó pensando. Si hubiera reaccionado mejor, quizás Alfred no lo hubiera terminado. O quizás lo hubiera hecho más adelante porque se cansaría de él, de todos modos.

Después del Invierno (UsUk)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora