Stupid Love Story • 𝗖𝗼𝗹𝗲 𝗦𝗽𝗿𝗼𝘂𝘀𝗲 • Terminada

Capítulo 32.

Stupid Love Story. 32 (Maratón 9/10)

Me acomode en mi pieza, aun no lo podía creer
"- Yo...
- Esperaré, no te preocupes'
Aquellas palabras era lo único que estaba en mi mente, solo me tumbe en la cama matrimonial y con sabanas y almohadas blancas, suspiro y cerré los ojos, las palabras de Dylan, la bofetada de Cole, todo se repetía, iba a enloquecer, me levante de ahí y salí de mi cuarto, Dylan estaba en casa, así que baje al primer piso para ver que hacia y hacerle compañia, ví como bebia algo en aquel baso de vidrio y seguía en lo suyo en el portátil, estaba de espaldas y sentado en el comedor con su portátil en la mesa del comedor, así que solo pose mis manos en su hombro, lo cual hizo que él se volteara y sobara mi mano con la suya y me mirara con dulzura, su cabello levemente largo y su sonrisa, era lo que más me gustaba de él. Pose mi vista a la pantalla de su portátil y me di de cuenta que estaba jugando x juego, solo alce una ceja pero luego lo volví a mirar y le sonreí, quité mis manos de sus hombros y tome una silla del comedor y me senté a su lado, él sonrió y siguió jugando, nunca jugue algún vídeo juego, ni sabía mucho de estos, pero me interesó este, me burlaba de como se quejaba cuando moría, lo cual hizo que se arreglará mi día, no podía negarlo, Dylan era una persona muy especial, y algo atractivo, él término y apagó su portátil para poder irnos a almorzar algo, cerro su portátil y dio un suspiro, él tomó mi mano y las entre lazo
- ¿Donde quieres ir? - Preguntó
- Donde quieras - Reí, nuestras manos seguían unidas, con mi mano desocupada sobe su mejilla, para ver como una sonrisa adornaba su cara. Quité mi mano de inmediato, no sabía lo había hecho, sentí como mis mejillas ardieron, lo cual me avisaba que me había sonrojado, solo baje la mirada ante lo avergonzada que me sentia, él se levantó y yo hice lo mismo, al levantarme solo levante la mirada para encontrarme con una mirada de irradiaba alegría y tenía un leve brillo, solo reí. Salimos de ahí, tome su mano y caminamos por las calles, con los ruidos de los carros y uno que otro artista callejero. Él paro en seco, analice en la pizzería donde habiamos llegado, entramos y nos sentamos en una mesa, la cual tenía cuatro sillas y una mesa pequeña, me senté al lado de él. Solo les puedo decir que nunca había comido una pizza tan deliciosa, y con la persona perfecta a mi lado.