Hong Kong, 2018
Shi Huan descendió del metro y consultó su reloj. Faltando diez para la una, apenas tenía tiempo de tomar una ducha rápida antes de empezar su turno. Apresuró el paso para atravesar la puerta antes de que se cerrara detrás de las dos chicas que acababan de entrar.
—Shi Huan — saludó la mayor de las dos, alzando una ceja mientras echaba una mirada a la pantalla del móvil para comprobar la hora —. Vas atrasado.
—Lo sé, Song Xia — asintió el joven, inclinando la cabeza, avergonzado —. Pero tuvimos esta clase práctica que no parecía terminar y el profesor Lee no paraba de dar indicaciones y hablar, y hablar y...
—Lo que sea, Shi Huan — lo interrumpió Song Xia, impaciente —. Solo cámbiate antes de que el señor Chu note que estás retrasado. Una vez más.
Shi Huan asintió con fuerza varias veces y corrió para adelantarlas al segundo piso, donde se encontraba el restaurante en que los tres trabajaban.
Después de su rápida ducha y con el largo cabello recogido en un apretado moño en la parte de atrás de la cabeza, Shi Huan realmente proporcionaba una bella imagen vestido con el qipao verde y dorado que constituía el uniforme de 'El Loto Sagrado'. Los clientes habituales le conocían bien y le dejaban generosas propinas: Shi Huan era de esas personas que siempre estaban sonriendo, encontrando el lado divertido de la situación por mala que se presentara. Su carácter y su habilidad para 'conquistar' a los clientes más exigentes era la principal causa de que el dueño del restaurante, el señor Chu, perdonara sus llegadas tardes sin más que una breve llamada de atención: después de todo, Shi Huan era su arma secreta para evitar quejas e insatisfacciones. Fue por esa misma razón que una vez que el restaurante cerró sus puertas – pasadas las diez de la noche – el dueño incluyó al chico entre las personas que reunió en su oficina.
Media hora después, cuando Shi Huan llegó a su departamento... bueno, el departamento que compartía con Ming Yi, encontró que su compañero no había llegado aún. Sin perder tiempo, se dirigió a la pequeña cocina y dejó la bolsa con la comida que le dieran en el restaurante. Rebuscó en la nevera y se dispuso a preparar una cena. Él había comido en 'El Loto Sagrado' y era probable que Ming Yi ya hubiese comido algo en la calle; pero si algo tenía Ming Yi siempre era hambre. Pareciera que no era capaz de llenarse, consideró Shi Huan con una media sonrisa mientras trajinaba en la cocina.
El mismo Shi Huan era de buen comer y en ocasiones se preocupaba de si haberse pasado afectaría su peso y su imagen de 'elfo chino', como sus compañeras de clase lo llamaban. Sin embargo, Ming-xiong era algo serio a la hora de comer: Shi Huan lo había visto devorar diez raciones bien servidas como si nada. Era sorprendente que mantuviera esa figura espigada – aunque era posible que el ir siempre vestido de negro ayudara a dar esa imagen.
Cuando terminaba de llenar el primer bol, la puerta del apartamento se abrió y Shi Huan escuchó cuando las llaves fueron dejadas encima de la mesa de la sala. Se volteó para sacar del microondas la carne que pusiera a calentar y cuando volvió a dirigirse a la barra revestida de madera, apenas dedicó una ojeada al hombre de pie en el umbral de la cocina.
—¿Mucho trabajo hoy? — inquirió Shi Huan sin dejar de acomodar los platos —. Llegaste más tarde. Pensé que tendrías que comer solo lo que traje si ya te habías terminado lo que dejé en la nevera. Por cierto, voy a dejar esto para el desayuno: trata de no comértelo en la madrugada o tendrás que ir a comprar pan temprano si quieres que te haga algo antes de irme.
Ming Yi no respondió. En silencio, se acercó a la mesa y se sentó en una de las banquetas sin respaldo. Tomó uno de los boles y empezó a comer.
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Mi destino... nuestro destino
FanfictionShi Huan es un universitario como cualquier otro con un empleo de media jornada. Aunque su vida no ha sido un lecho de rosas, él siempre ve la parte buena de todo - incluso de su silencioso y tragón compañero de cuarto y 'casi' novio. Pero la vida...