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Shi Huan frunció la boca, con la vista fija en la fachada de la tienda.

Había dejado de llover desde hacía una hora, así que el joven había ido a comprar ese dichoso qipao que Nicholas insistiera en que usara para la cena. ¡Qué tontería! Solo usaba qipao para trabajar en el restaurante. Casi nadie se vestía con ropas tradicionales en Hong Kong y aunque Shi Huan tenía que admitir que el qipao y el hanfu tenían su encanto, prefería la comodidad de las ropas occidentales.

Suspiró, retorciendo el asa de su bolsa deportiva entre los dedos. Se daba cuenta de que Nicholas lo había manipulado emocionalmente – obligándolo a aceptar un obsequio usando a su hermano como excusa. Por un lado, debía admitir que le gustaba recibir regalos: era así de tonto a pesar de todo. Sin embargo, por otro lado, era incómodo que un hombre que apenas conocía se estuviera metiendo tanto en su vida. Cada día, Nicholas Long estaba más cerca, más adentro... y Shi Huan no estaba seguro de que eso acabara bien. Era evidente que se sentía atraído; pero la atracción era solo de su parte y eso... Bueno, eso tenía que ser malo para él, ¿no?

Frunció la nariz, resoplando entre dientes.

No iba a enamorarse de Nicholas Long. No era un adolescente para caer por el primer tipo rico y guapo que se le ponía delante. Además, estaba Ming Yi. Bueno, generalmente Ming Yi estaba ahí para volverle a la realidad.

Por un momento, Shi Huan rememoró los inicios de su amistad con Ming Yi. Al principio, el agente inmobiliario de había mantenido distante, evadiendo los distintos intentos del más joven por convertirse en su amigo. No era que las cosas hubiesen cambiado mucho en esos dos años – sus conversaciones seguían siendo noventa por ciento de Shi Huan, nueve por ciento silencio y solo un uno por ciento de Ming Yi y sus monosílabos – sin embargo, debía admitir que se sentía a gusto con el hombre. En especial después de que consiguiera que lo llevara a la cama. ¡Si tan solo Ming Yi se dejara llevar por la pasión por una vez! Vamos, le gustaba que su... 'novio' fuera atento y cuidadoso, le gustaba sacar ese lado del carácter de Ming-xiong a relucir; pero incluso después del orgasmo, el joven Shi quedaba con la sensación de que algo faltaba, de que podría haber llegado un poco más allá. ¿Sería Nicholas igual de delicado en la cama? ¿O esa apariencia distante y reservada escondería un infierno de pasión?

La duda atravesó a Shi Huan con la prisa de un relámpago, de inmediato seguida por una imagen de Nicholas Long desnudo, inclinado sobre él, sudoroso, los ojos oscuros ardiendo de deseo. El pensamiento envió una descarga de calor desde el vientre hasta la entrepierna del joven, quien apretó los dientes, maldiciendo en su interior.

—Me ve como a su maldito hermano pequeño — se recordó en un siseo furioso.

—Joven maestro Shi.

Shi Huan giró a medias para quedar frente a Yin Yu.

—Oh! Yin-xiong — dijo con alegría, deshaciéndose de los incómodos pensamientos —. Supongo que el señor Chu decidió abrir, después de todo.

—Tengo entendido que sí; pero realmente estoy ahora mismo en función de asuntos personales. ¿Y usted? ¿No es su día de descanso?

—Eh... vine a comprar...

Yin Yu echó un vistazo al escaparate en que se exhibían atuendos tradicionales e hizo un gesto de asentimiento.

—Ya veo. El señor Li es muy bueno en su trabajo. Estoy seguro de que puede complacer sus gustos, joven maestro. No sabía que usted favorecía el estilo tradicional.

—Ah... yo... —Shi Huan quedó sin palabras durante unos segundos —. No, no lo hago en realidad; pero alguien me ha pedido que vista de este modo y... bueno, me gusta complacer a mis amigos.

Mi destino... nuestro destinoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora