—Tarde otra vez, Shi Huan – señaló Song Xia cuando el joven entró en el restaurante casi a la carrera.
—Lo sé — respondió Shi Huan mientras le dedicaba una rápida sonrisa antes de correr hacia el vestidor.
—¡Huan-gege! —llamó Ban Yue.
—¡Espera!
Shi Huan entró en el baño y cerró la puerta. Una vez solo, se volteó frente al espejo y contempló su imagen. La sonrisa dejó sus labios y una expresión de desaliento descendió sobre sus agraciadas facciones.
Inclinándose hacia delante, recargó todo su peso en el lavamanos, dejando salir el aire con un profundo suspiro.
No era su naturaleza amilanarse. No era parte de su carácter darse por vencido ante ningún obstáculo. Había perdido a sus padres, se había visto yendo de un centro de asistencia social a otro hasta que Xian Le lo encontró sentado fuera del teatro municipal una noche, había venido a Hong Kong a estudiar sin conocer a nadie, sin tener un techo seguro... Él no era la clase de persona que sucumbía ante las dificultades, que se dejaba hundir. Había aprendido desde demasiado pronto a enfrentar la vida y sus golpes con una sonrisa, con esperanza, con la certeza de que todo mejoraría... Sin embargo, ahora mismo, no se sentía con fuerzas para encontrar el optimismo dentro de sí.
Mientras el consejero estudiantil conversó con él y sus dos compañeros, Shi Huan no dejó de mostrar su tranquila expresión positiva. Incluso cuando los otros palidecieron –Fu Liling estallando en sollozos como una niña – él se mantuvo calmado y atento. Zhong-QianBei se había mostrado más preocupado por Shi Huan que por los otros dos becarios. Ji Hui y Fu Liling tenían una familia a la que acudir; pero Shi Huan estaba solo, sin más respaldo que el de un asistente social en el continente.
Un recorte de presupuesto. En más de veinte años no se había hecho un recorte de presupuesto en la Academia, las becas habían existido casi por el mismo tiempo que la escuela ¡y ahora iban a hacer recorte de presupuesto!
Un toque en la puerta del baño sacó a Shi Huan de su hundimiento.
—¿Huan-gege? —llamó la voz queda de Ban Yue —. Ya están llegando los clientes.
—Voy. Ya voy — asintió mientras tomaba aire hasta llenar sus pulmones.
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—Mesa 17, gege.
Shi Huan elevó la mirada del plato que Tony acababa de ponerle delante y observó a la exultante Ban Yue.
La chica sonreía como un niño que ha hecho una travesura. Con las manos detrás del cuerpo, se balanceó en los talones, esperando la reacción de Shi Huan.
—¿Qué? —inquirió al fin el joven, desconcertado.
Ban Yue dejó de sonreír y curvó la boca en un mohín.
—Mesa 17. Tu señor Long está ahí.
Shi Huan pestañeó varias veces antes de que la información entrara en su cabeza.
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Mi destino... nuestro destino
FanfictionShi Huan es un universitario como cualquier otro con un empleo de media jornada. Aunque su vida no ha sido un lecho de rosas, él siempre ve la parte buena de todo - incluso de su silencioso y tragón compañero de cuarto y 'casi' novio. Pero la vida...