Adelante

116 8 4
                                    

Robin

Kuzan no tardo mucho en volver. Creo que en el fondo no quería dejarme sola mucho tiempo. Me encontró en la misma posición en la que me había dejado.

-He de suponer que no has comido nada.

- No tengo apetito. - contesto.

Deja algo a mi lado, creo que es un vaso Y una aspirina. No lo miro, no tengo ganas de hacerlo. Me quedo quieta en la oscuridad que me ofrece la manta.

-Roronoa.. No lo debe de pasar bien sabiendo que no puede hacer nada, que debe de fingir que son completos desconocidos.

-No tendría porque hacerlo si renunciará al matrimonio.

-Nico Robin... ¿No lo sabes? -susurra.

-Debería saber algo.

-Roronoa Zoro accedió al matrimonio bajo un chantaje.

No se muy bien el que...
Pero algo extraño se mueve dentro de mi... Y ya no sé si se trata de algo bueno o algo malo.

Mi móvil sono. Mire la pantalla. Todas las llamadas hasta ahora habían sido de Nami... No tenía ganas de que me preguntara como estaba o donde... No obstante... Sabo
Descuelgo de inmediato.

-Sabo..

-Robin... ¿Sabes? ¿Sabes donde está Luffy? Por favor Robin si le pasa algo... Si le pasa algo a él también.

Esta llorando, y eso provoca que mis ojos se llene de lágrimas.

-Esta con un pez gordo Sabo. Estará bien. Te lo prometo... Pasaré a recogerte en unas dos horas. Yo te llevo.

-Gracias... Robin... Se que desviarse el primer tiro.

-Ni siquiera sabía que era para Ace Sabo...

- Pero lo hiciste.

-No cambie él final. -susurro.

-A Ace no le hubiera gustado que hubiera muerto otra persona en medio.
Eso es cierto. Sabo es el primero en colgar y Kuzan me mira con expresión interrogativa. Soy yo la que debería de estarme haciendo preguntas... Sobre lo que me acaba de decir. Pero ya habrá tiempo para eso... Ahora... Tengo que solucionar algo.

- Hay pescado enlatado en la cocina. -suspira él.

-Comes siempre esa mierda-susurro.
No... No siempre. Eso lo sé. Aveces se pasa por mi casa y coge cosas denmi nevera. Pero dudo que algún día lo admita.

Aunque por primera vez en los tres días tenía la intención de levantarme él acaba llevándose la comida a la cama una bandeja. Al final no.me lleva el pescado enlatado si no arroz y pollo con salsa casera.

-Al final si que sabes cocinar.

- Seguro que alguien considera que preparar arroz se llame cocinar es un insulto para la cocina.

Eso me hace reír. Cuando me incorporo me entrega la bandeja.

- La gata ladrona debe de estar preocupada por ti. No le has cogido en ningún momento las llamadas.

-Nami... Esta acostumbrada -contesto.
-Eso no quiere decir que no se preocupe. Deberías de ser más considerada por aquellos que miran por ti.

Tiene razón, pero no se la doy. El timbre suena y el me mira un momento antes de salir de la habitación para abrir. Inmediatamente se que debo de salir de aquí... Porque la voz que le habla es la mismísima voz de Tashigi.

La de Smoker también suena pero eso no me interesa. Comienzo a recoger mi ropa y me pongo un abrigo con capucha de Aokiji, voy a ponerme los zapatos y a salir por el balcón cuando se nombra a alguien que me interesa.

- Si yo fuera Segoku Garb ya no estaría en la Marina...

Me muerdo la lengua para no gritar desde la habitación... ¿Cómo puede atreverse a decir Eso?

-Tashigi, controla tu lengua... Garb es el héroe de la Marina. Le debemos mucho. Entre otras la captura del rey.

Smoker... El sabe que no es así. Que Roger no fue capturado. Él y Garb lo saben. Saben muchas cosas. Cosas que no pueden contar y callan costantemente.

Justo en ese momento abren la puerta.

Me quedo mirando. No a Kuzan ni a Smoker. Miró a Tashigi...

-Ah... Aokiji... Sempai... -Parece que le está pidiendo explicaciones y eso me molesta. -Esta mujer estaba con Luffy el otro día en el centro comercial - Se lleva la mano a la espalda y se que va a sacar sus esposas. Sin embargo... Se detiene. -Ah... ¿De qué estoy hablando? Haber perdido sangre el otro día me sentí mal.

Smoker la mira... Creo que está sorprendido... Tanto como yo. Kuzan en cambio permanece con su expresión tranquila. Tashigi ha decido hacer como si yo no estuviera... Espera... ¿Piensa detenerme por lo del otro día con Luffy? No pueden hacer esto...

-No conozco a ese Luffy de nada. - contesto.

Tahití me observa como si estuviera sorprendida ante mi osadía.

-¿Niegas estar con un hombre en el centro comercial cuyo nombre era Monkye D Luffy?

-Niego conocerlo. Hace tres días en el centro comercial iba tranquilamente con mi ahijado Chopper caminando cuando me di cuenta de que un hombre desconocido apuntaba con el arma a Roronoa Zoro. Sujeto al que conozco gracias a mi trabajo como periodista. Aparte al hombre que estaba apunto de dispararle cambiando la trayectoria de la bala y recibiendo una apuñalada en el muslo. Un hombre completamente desconocido acudió a socorrerme tras eso.

- No hay nada que lo pruebe.

-Mucho menos podrá encontrar algo que lo ponga en duda.

Se que me estoy arriesgando. Se que debía de haberlo dejado pasar sabiendo que se estaba haciendo la loca, tal vez pagándoles una deuda, sin embargo no podía callarme.

-Espero que la herida del muslo mejore pronto. - Susurra. Después se aparta de la puerta. Se perfectamente que esa es mi invitación para que me valla. Y la tomó. Miro un momento a Kuzan de reojo y el asiente. "Bien hecho" he aprendido a defenderme sola este tiempo.

Cuando ya estoy en la calle miro el móvil, aún quedaba una hora y media antes de encontrar con Sabo... Me daba tiempo de pasarme por casa de Kureja...

Chopper.

Kureja acabo mirándome encima todo lo que encontró en el laboratorio. Se había enfadado porque no paraba de lloriquear por no haber podido salvar una vida. Creo que Robin conocía al chico porque comenzó a llorar. Hasta que la policía llegó a la escena del crimen y entonces Kuzan le puso una manta por encima. Robin parecía estar en otro mundo, en otro universo paralelo, incluso cuando Kuzan le puso la mano en la espalda parecía que él podía dirigirla con dos dedos.

Normalmente si otro hombre como el se la estuviera llevando me preocuparía. Pero es Kuzan y se que Robin confía en él. También sé que él la cudaria a ella contra todo pronóstico.

Kureja se acercó a mi habitación.
-Alguien a venido a verte pequeño- susurro. Pocas veces ella era cariñosa aunque se que me quiere, y se que siempre me protegerá no solía ser una vieja cariñosa precisamente.

Robin apareció detrás de ella. Cojeaba un poco, y parecía triste con su cara ojeras y juraría que algo más delgada ¿alguien puede perder peso en 3 días? Supongo que las grandes penas provocan eso. Aún y con todo eso sonrió. Y yo le sonreí de vuelta, porque era Robin, porque estaba entera. Porque seguía adelante.

Esa debe de ser una gran virtud. Siempre en cuenta la manera de seguir adelante.

Amor en La SombraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora