-Tendrás que conseguir su corazón –la voz ruda y el volumen alto resonaban en las paredes de este maldito lugar, y en mis oídos –él tiene que amarte, antes de que el ultimo pétalo de flor caiga, si el ultimo pétalo cae y él no te ha dicho que te ama... tendrás el mismo final que nuestra hermana Ligeia
Mi corazón latía aceleradamente, pero no estaba segura de si era por furia de lo injusto que estaba siendo esto, o por los nervios de que ese haya sido mi veredicto final.
-Pero... -no me atrevía a intervenir en lo que decía, pero tenía que hacerlo -¿Arion sabe de esto? Él jamás estaría de acuerdo en que algún no humano muera por muy malo que haya sido su error
-Aron no está presente –dijo en tono algo burlón –y yo, como su mano derecha, tengo el mismo poder de dar fin al juicio
-¡Yo no la mate! –di un paso adelante a la silla arriba de esos tres escalones cubiertos de alfombra roja de terciopelo, donde ese idiota estaba dándome mi veredicto –no sabía que ella estaba enamorada de un humano –me defendí
-¡Pero al final ella murió por tus consejos! –él gritó, se quedó en eco siendo como un recordatorio del problema en el que me había metido sin que yo me hubiera dado cuenta de que día fue exactamente –las sirenas estamos desapareciendo y matar a una de nosotros merece la muerte
-Pero...
-Es mi veredicto final –hizo un movimiento con su mano y de inmediato un suave ardor debajo de mi clavícula derecha me hizo impedir seguir peleando y mirar que había sido eso
Una flor rosada estilo cerezo, de 10 pétalos apareció en mi piel como si me hubiera hecho un tatuaje.
-Te aconsejo –sonrió burlón –que en vez de estar aquí discutiendo, vayas con los humanos y consigas al chico que amó Ligeia
-¿Cómo voy a saber eso? Ella nunca me dijo quién era
Diácon miró a uno de sus guardaespaldas a un lado de la silla donde él estaba y ese hombre me entregó una foto.
-Es todo lo que te ayudaré, tu consigue el nombre y lo demás
Era una foto de un chico alto, cabello oscuro y corto, piel clara, ojos cafés, dientes perfectos, labios gruesos y rosados. Era un chico apuesto.
-¡Sáquenla de mi vista! –gritó asiendo que dos hombres de traje me tomaran de los brazos y me sacaran del salón
Llegué a casa con la peor cara que podía lograr ahora.
Dejé mis cosas en el sofá de la sala y me tumbe a un lado de ellas pesadamente, tirando mi cabeza hacia atrás soltando un gran suspiro.
Yo jamás, en todas las veces que ella me hablaba del chico que le gustaba, jamás me imaginé que se estaba refiriendo a un humano, todo el tiempo me dio a entender que se trataba de uno de su especie. Supongo que ella sabía que de haberme dicho que era un humano yo jamás la hubiera dejado, y estaba en lo correcto, jamás lo hubiera hecho, le hubiera dicho que regresara al agua y se olvidara de él.
Sentí como unas patitas subían por mis muslos, por mi estómago y después unas largas orejitas aparecieron ante mis ojos.
-¿Qué paso omi? –era Nana, mi zorro fennec
No podía mentirle ni ocultarle nada a Nana, si yo desaparezco, ella tiene que irse también de este mundo.
-Me dieron mi veredicto final –levanté la cabeza y ella se sentó en mis piernas con la cabeza levantada viéndome a la cara
-¿En serio? ¿Qué tienes que hacer?
-Tengo que enamorar a ese chico, si no...
-Si no ¿qué?
Tomé la orilla de mi blusa en el cuello y bajé la tela mostrándole la flor que era mi nuevo tatuaje mágico.
-Tengo tiempo hasta que el ultimo pétalo de la flor caiga, o tendré el mismo final que ella
-¡¿Qué?! Pero... Arion no ha matado a nadie en su vida
-Lo sé, pero el maldito de Diácon fue el que decidió
-Diácon no puede hacer eso
-Tiene el mismos poder en los juicios, no puedo hacer nada más que darme prisa y ganarle... esto es un juego y pienso jugar mejor que nunca
-Esa es la omi que conozco –movió su colita -¿Y quién es ese chico? –saqué la foto de mi pantalón y se la mostré –me agrada
-No puedes decir que te agrada por solo verlo en una foto
-Si puedo, ya lo hice
-Nana
-Él te amara, ya lo veras
-Claro que tiene que, aunque es muy poco tiempo para que lo haga
-Yo te amo sinceramente –movió de nuevo su colita haciéndome cosquillas en las piernas –y solo me tomó 30 segundos hacerlo –sonreí
-Sé que me amas, yo también te amo mucho –le di un abrazo y por un momento me olvidé de mi maldito problema yendo a la cocina por algo de comer
No había más que hacer ahora, simplemente cené un tazón de cereal y me fui a mi habitación para tratar de encontrar lo que fuera de este chico.
No sabía dónde vivía, no sabía dónde trabajaba y mucho menos sabía cuál era su nombre. Era frustrante, pero, se me ocurrió la magnífica idea de llamar a mi hermano Kinkaid.
Las brujas y brujos nacemos cada uno con un don especial, se puede repetir entre nosotros, pero jamás entre familias. Además de todos los poderes que tenemos, hay uno que no podemos dominar, y quien sí pueda, eso lo convierte en su don especial.
Mi padre podía transformarse en cualquier persona por una hora y media. Mi madre podía curar cualquier enfermedad. Mi hermano podía saber el nombre y edad de cualquier persona con solo verlo en persona, foto o vídeo. Y yo podía hipnotizar a las personas por el tiempo que quisiera.
Mi hermano serviría de algo en este momento.
-Alice
-Kinkaid
-¿En qué puedo servirte a estas horas?
-Deja de hablar así, me siento como si fuera uno de tus clientes
-Costumbre
Mi hermano era dos años mayor que yo, él trabajaba como diseñador de interiores, le gustaba hacer eso ya que los brujos como nosotros no necesitamos de trabajo ¿Para qué trabajar si puedes aparecer lo que necesitas con un chasquido de dedos? Solo que algunos trabajan por gusto.
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Pétalos (JungHoSeok)
Teen FictionTendrás que conseguir su corazón. Esa fue mi sentencia, tengo que conseguir el corazón de la persona que Ligeia amo en vida, debo hacerlo o de lo contrario yo también moriré. 1° Temporada