Un fuerte golpe y después el hombre estrellándose contra el suelo me tomaron por sorpresa.
-¡Corre!
Salí corriendo detrás de Kinkaid.
-¡Yayan por ellos! -gritó Diácon desde dentro de su oficina
Corrí tras Kinkaid, tomando el mismo camino por el que habíamos venido, estrellándonos de vez en cuando con las personas que se nos atravesaban, pero no podíamos detenernos a pedirles perdón o ayudarlos a recoger las cosas que se les habían caído por el choque.
Detrás de nosotros venían tres hombres con sus tridentes en las manos. Lanzándonos esas bolas de luz que cuando se estrellaban con las paredes, hacían un círculo negro. Si a mi me tocaba una de esas bolas de luz, me cocerían como pollo asado.
Llegamos a la entrada, donde las escaleras por las que bajamos nos estaban aun esperando.
Subimos corriendo, pero como no podíamos salir de aquí, al llegar arriba, entramos al agua. El sentir el agua fría empapándome, por un momento me paralizo, pero ver cómo los hombres esos no eran afectados por el frió del agua, me hicieron nadar rápido hacia la superficie, una superficie que estaba lejos, pero al final pudimos llegar sin morir ahogados.
Nadamos hasta la orilla, nos arrastramos por la arena un momento antes de ponernos de pie y mirar cómo esos tres nos estaban mirando con una sonrisa aterradora.
-¿Ahora qué? Les dio igual que fuera humano
-Llama a Alice
-¿Qué?
-Llámala
-Pero...
-Si no toca el mar, no pasara nada
No esperé más y acerqué el anillo a mis labios para susurrar su nombre. El anillo se lleno en luz azul y segundos después, Alice apareció a un lado de mí, con su pijama y algo confundida.
-Hoseok, Kinkaid -miró a los tres -idiotas... ¿Qué esta pasando?
-Quieren matarnos ¿Con eso te basta? -dijo Kinkaid
-Sí
Se cambio de ropa por algo más apto y se coloco a un lado de su hermano haciéndome hacia atrás.
-Vete de aquí -me dijo
-Pero esto fue mi culpa, no puedo irme
-Vete, Hoseok, no importa
Di unos pasos, indeciso hacia adelante, pero después me di la vuelta para irme.
-No, no
Sentí cómo mis pies no se movían y cómo me daban la vuelta.
Diácon estaba en medio de los hombres, con la mano levantada señalándome, él me estaba deteniendo.
-Déjalo ir -dijo Alice
-Claro que no
-Es un humano, no puedes lastimarlo, ya lo hiciste una vez
-Lo hice una vez ¿Qué tiene de malo hacerlo otra vez?
Alice
-Seria una lastima que un par de brujas hayan matado a un humano ¿Se imaginan el problema que causara eso?
Miré rápido a Kinkaid.
-Veamos. Kinkaid no estaba feliz de que su hermanita, estuviera saliendo con un humano, por eso, decidió arreglar las cosas desasiéndose de él, pero ella lo ama demasiado como para poder dejar que pase eso, pero cuando Alice llegó, ya era demasiado tarde, su amado había sido asesinado por su propio hermano... enojada por eso, atacó a Kinkaid quien no se quedaría con los brazos cruzados y comenzó a responderle, dando como resultado, que uno asesinará al otro
Tan solo imaginar que mi hermano y Hoseok salieran lastimados en esto, me estaba poniendo demasiado nerviosa y mi cabeza no podía pensar en otra cosa que no fuera cómo demonios poner a los dos a salvo.
El dolor en mi piel volví a sentirlo, tan fuerte que no puede evitar doblarme del dolor.
-Alice ¿Qué sucede? -preguntó mi hermano con tono preocupado
-Duele -jadee
-¿Duele? ¿El tatuaje? Pero... Víctor
-No lo sé
Me dejé caer de rodillas sobre la arena y sentí las manos de Kinkaid y Hoseok en mi espalda.
-O simplemente puedo dejar que todos los pétalos caigan y después me encargaré de ellos dos -dijo Diácon -sería más fácil
Ahora lo entiendo, la ultima vez, no se me cayó un pétalo porque Ligeia se hubiera enojado por acostarme con Hoseok, sino, porque yo pensé en el momento en que me alejara de él y eso fue doloroso para mí, no para Ligeia... y ahora, era doloroso pensar en que le hicieran daño.
Maldito Diácon hijo de perra.
-Ahora lo entiendo todo -susurré un poco adolorida aún, pero pude levantar la mirada -no es el corazón de Ligeia, tu entraste en mi cabeza para controlar todo esto, por eso cuando veía algo doloroso, los pétalos caían, no porque el corazón lo sintiera, sino, porque yo sabía que eso le dolería a Ligeia... yo misma hacia caer los pétalos por control tuyo ¡Eso es una segunda trampa!
-No entiendo lo que dices
Me levanté del suelo con la sangre hirviéndome.
Hice volar a uno de los hombres por los aires, tan lejos, que no vimos donde cayo, pero seguro que en el mar.
-Voy a acabar contigo, Diácon -gruñí
-No lo creo
-Hoseok, vete de aquí -dijo Kinkaid
Los dos nos preparamos para pelear, mientras que los otros tres hicieron lo mismo.
No podía ver lo que hacia Hoseok, pero por los pasos en la arena, sabia que se estaba alejando, lo que ponía tranquila.
-¡ah!
Me di la vuelta rápido, otro hombre apareció a nuestras espaldas y había lastimado a Hoseok. Quien ahora estaba en el suelo con una mano en su estómago, de la que salía sangre.
-¡Hoseok! -corrí a él y me tumbe a su lado mientras Kinkaid estaba de pie cuidándonos las espaldas -¿Estas bien?
Quite su mano de su estómago, era una herida pequeña, pero estaba sangrando considerablemente.
-Estoy bien, no te preocupes -dijo
El dolor en mi piel regresó. Se los dije, esto es mi cerebro, el que tira los pétalos es mi cerebro, no el corazón de Ligeia. Me levanté de un lado de Hoseok aun con el dolor en mi piel, pero ignorándolo por completo.
La pelea comenzó, Hoseok se escondió detrás de unas rocas simplemente mirándolo todo, mientras que Kinkaid y yo nos las arreglábamos. Dos contra cuatro, era injusto y estábamos en desventaja porque no teníamos el mismo entrenamiento que ellos, pero por lo menos teníamos ingenio y les estábamos dando batalla.
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Pétalos (JungHoSeok)
Teen FictionTendrás que conseguir su corazón. Esa fue mi sentencia, tengo que conseguir el corazón de la persona que Ligeia amo en vida, debo hacerlo o de lo contrario yo también moriré. 1° Temporada