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-Es tan linda -dijo admirando el paisaje que solo cambiaba un poco

-Me gustaba esconderme aquí cuando mamá me regañaba

-¿Por qué te regañaba?

-Ya sabes, no hacerle caso, sacar malas calificaciones en alguna materia, cosas que hacen los niños

-Yo también sacaba malas calificaciones

-¿Tu? ¿No usabas magia?

-Nosotros vamos a escuelas diferentes que ustedes, esas escuelas tienen seguros. Nada de magia en las instalaciones, tenía que estudiar y hacer mi tarea como una persona normal

-Que aburrido

-Sí, pero de todos modos algunos alumnos encontraban el modo de hacer magia dentro, pero solo era momentáneo antes de que sonara la alarma -sonrió pareciendo recordar algo -mi hermano y yo le conseguimos quitar ese seguro en uno de los partidos de futbol que tuvieron en la escuela. Cuando el equipo de la escuela hacia su entrada triunfal ¡BOM! Del cielo cayeron sardinas y después una parvada de gaviotas apareció -comenzó a reírse -fue tan memorable ver como el líder del equipo corría por su vida siendo perseguido por las gaviotas

-¿Por qué hiciste eso?

-Ese tipo se burlaba de Kinkaid porque en la prueba para entrar al equipo se anotó aun auto gol y no quedo. Era fastidioso y odios con todos en la escuela

-¿Los descubrieron?

-No, usamos filtro

-¿Filtro?

-Toda la magia tiene una huella, yo soy azul, Kinkaid rojo, mamá verde y papá morado, esa es la huella, que, aunque se repitan los colores, siempre hay algo que nos distingue. Un filtro nos evita ser descubiertos. Por eso nadie supo que fuimos nosotros

-¿Y de donde consiguieron ese filtro?

-Así como en la escuela de humanos venden drogas y alcohol, en la de nosotros vendían filtros

-Eras muy revoltosa -sonreí

-Un poco, sí -sonrió

Nos quedamos un momento en silencio mirando el cielo.

-¿Podemos entrar? -preguntó

-Alaro

Abrí la pequeña puerta y entramos. Tuvimos que agacharnos por el techo tan bajo que había.

En el piso había una manta negra acolchonada, con muchas almohadas, una tela blanca en la pared contraria, series de luces apagadas, un pequeño refrigerador conectado por una extensión que salía de la ventana y un pequeño baúl donde había papas fritas, dulces y esas cosas que no necesitan refrigeración.

-Me gusta -dijo

-Mamá lo limpia cada tres días, de vez en cuando ellos vienen aquí a ver películas o a leer un rato. Dejó de ser del todo mi casa cuando me mude

Nos sentamos en la manta y nos recargamos en las almohadas que al mismo tiempo nos daban firmeza por la pared.

-Es tan linda

-Gracias

Me di la vuelta para conectar las luces y no estar tan a oscuras.

-¡No! Espera

-¿Qué pasa?

-Quiero mostrarte algo

-¿Qué cosas?

-Espera

Estiró su mano con la palma hacia arriba y pude ver como aparecía una pequeña cajita que cualquiera diría que es una caja de música.

Estiró su mano con la palma hacia arriba y pude ver como aparecía una pequeña cajita que cualquiera diría que es una caja de música

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-Tómalo -dijo

La caja era tan pequeña que cambia perfectamente en la palma de sus manos, pero era del tamaño perfecto para manipularla fácil.

La tomé y la admire, no pude verla muy bien porque estábamos a oscuras, pero parecía linda.

-Ábrela

No dije nada y solo hice lo que me pidió. Abrí la caja y de inmediato todo el lugar se lleno de estrellas. Había estrellas por todos lados, incluso la luna llena que había afuera estaba en una versión miniatura aquí dentro. Las estrellas incluso me rosaban la ropa y cuando quise tocar una, sentí como si tocara una tela de seda.

-Feliz cumpleaños -dijo Alice

-¿Qué?

-Es tu regalo de cumpleaños

-¿En serio?

Aceptó con una sonrisa.

-No te lo dije antes porque quería hacerlo cuando te diera el regalo

-Gracias -miré a la luna miniatura -es increíble

-Lo mejor es que, si se pierde o llegan a robártela, ella automáticamente regresara a ti y nadie más que tu puede abrirla

Miré la caja que por el brillo de las estrellas y de la luna, ahora sí podía ver su diseño.

-Es lo más increíble que me han dado

-Es... un regalo para que me recuerdes

Dejé de sonreír y la miré.

-¿Recordarte?

-Si pierdo...

-No digas eso

-Hoseok, no voy a perder, pero tampoco puedo controlar las cosas

-Alice...

-Hoseok, en caso de que pierda, quiero que me recuerdes siempre que abras esta caja ¿Me lo prometes?

-Pero, Alice...

-Prométemelo... por favor

Miré la luna miniatura y volví a mirarla a ella.

-Te lo prometo

-Gracias -sonrió

-Con una condición

-La que quieras

-Quédate conmigo esta noche

Me miró con una sonrisa dulce y suspiró. Se inclinó a mí y me besó.

Cerré la caja y la dejé a un lado. Empuje mi cuerpo contra el de ella haciéndola ir hacia atrás hasta que se recostó.

No pude evitar deslizar mi mano por debajo de su blusa. Sentí como sus caderas subían un poco cuando lo hice y por eso me alejé de ella pensando que era una señal de que me detuviera.

-Estás frió -sonrió

No pude evitar soltar una carcajada. Por un momento pensé que me estaba diciendo que parara, jamás me espere que me dijera esto.

-No lo puedo evitar, hace frío

Miró al techo de la casita y levantó la mano, su aura azul apareció por segundos y de inmediato el aire fue más cálido.

Tomó mi rostro y tiró de él para volver a besarme.

Quise ser lo más relajado posible, demonios que quise, pero es la chica que me trae loco. No pude, al final no pude y comencé a desesperarme. No quería en mi desesperación pasar a ser agresivo, así que en ese punto sí me controle.

Deslicé mis ambas manos por debajo de su blusa y se la quite. Tuve que alejarme un poco de ella para poder admirar, jamás la había visto sin blusa y tenía que admirar eso.

Pétalos (JungHoSeok)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora