TRATADO DE PAZ | [En edición]

Capítulo 1: Condena de Muerte [Editado]

A mediados del siglo XIX, Francia comenzaba a convertirse en uno de los primeros países en dejar de ver la ciencia como un tabú. El castigo por "el sacrilegio" de intentar averiguar las razones del por qué Dios trabajaba como lo hacía, ya no se practicaba. El conflicto entre Iglesia y ciencia existía, pero la convivencia era posible. Se creía que esto llevaría a la humanidad a un nuevo inicio en la historia. Y lo haría. 

Pero los ciudadanos no eran conscientes de una cosa muy importante. No sabían nada sobre el oscuro pasado de su país y que hasta el día actual les seguía atormentando bajo las sombras. Los mitos y leyendas urbanas pasaron a ser algo de segundo plano en la vida cotidiana de la población. La total preocupación de la clase media y baja por conseguir una hogaza de pan que llevar a su hogar al final del día, era lo que les hacía olvidar "los cuentos de niños". La inmersión de los aristócratas dentro de sus mundos era el otro lado de la moneda. Su angustia se basaba en quién tenía más territorios, las mejores casas de estudios, los vestidos más bonitos. Jamás existió alguna pizca de preocupación sobre pasar hambre o siquiera, derramar una gota de sudor para evitar esa situación.

Sin embargo, las ciudades habían sido elevadas y forjadas entre ladrillos, piedras... y mucha sangre.

Enormes garras desollando carne muerta. Colmillos succionando sangre. No solo para obtener fuerza, simplemente, la ansia de esta era suficiente razón para cometer genocidios innumerables. El sonido de huesos rompiéndose al ser presionados con fuerza sobrehumana. Escuchar gruñidos profundos era lo que indicaba el inicio de un conflicto.

Y así fue por siglos. Vampiros y hombres lobos simplemente no congeniaban. Sin embargo, en base a la necesidad de mantener vivas a las razas respectivas, debían dejar de matarse entre sí para evitar, de igual manera, ser descubiertos por la gente común a causa de sus faltas de discreción y prudencia.

Y así lo hicieron. Se establecieron límites territoriales. Cada clan se quedaría con un sector del país; los vampiros ocuparían el sector Norte que se caracterizaba por poseer edificaciones y civilización moderna como tal, y los licántropos con el sector Sur, más conocido por sus extensos y kilométricos bosques. Pero cruzar al territorio contrario sin un permiso especial significaba ser encarcelado o incluso peor, dependiendo de las razones del allanamiento al territorio.

Por la misma razón, se acordó definir un sector libre de conflictos políticos y territoriales. Una zona de paz ubicada justo en el medio de ambos sectores con una circunferencia de unos 10 kilómetros a la redonda. Cualquier intento de homicidio estaba estrictamente prohibido y sería castigado. Cualquiera que rompiese las reglas sería ejecutado, sin excusas.
Así era el pasado. Y así era el presente. La raza humana era completamente ignorante sobre la naturaleza de las personas que caminaban entre ellos, pasando inadvertidos, camuflándose en la multitud. Teniendo vidas "normales" para no llamar la atención. 

Todo se mantenía dentro de un orden. Los licántropos solían cazar animales y autosustentarse cultivando sus propias huertas de vegetales. Los vampiros lograron sobrevivir bastante tiempo sin ingerir sangre humana. Habían incorporado la regla de únicamente vaciar a una persona si esta estaba podrida por dentro; criminales. Y si, digo vaciar porque se les hacía casi imposible detenerse a mitad del proceso de succionar la vida de alguien. Si no contaban con siglos de vida, lograr dejar a la víctima con su corazón bombeando era muy complicado. 

...

Un par de ojos amarillos brillantes se distinguían moviéndose rápidamente entre los árboles. Una oscura silueta humanoide se desplazaba con agilidad y fuerza entre los arbustos y ramas del bosque, rompiendo algunas en el camino. Los animales huían para escabullirse, probablemente sabían lo que se avecinaba.

La figura se detuvo frente a una valla de hierro que parecía infinita hacia ambos lados y, a pesar de que no era tan alta como un muro de fortaleza, esa era la representación física de la separación entre la Zona Norte y Sur.