PUBLICADO EN FÍSICO Y EN DIGITAL
《Si los besos de fresas son ricos,imagínate con chocolate》
Sentimientos entrelazados guardaban en un cajón de cristal, química imparable, descontrolada en una partida sin planear, pasados cruzados, motivos desconocid...
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CAPÍTULO 5
La suite del hotel era impresionante. Una vez más me había sorprendido como en esas pelis estadounidenses donde todo parece un sueño; pensé hasta que me di cuenta que solo era una habitación. Bueno, cosas peores nos habían pasado, no iba a ser la primera vez en dormir con él. Me había prometido que iríamos a la playa el día de mañana ya que era muy tarde. Decidimos salir para conocer el sitio, al menos, probar los casinos y además comer algo. Lo pintoresco y playero del lugar era increíble junto a los pocos edificios que se encontraban alrededor. Al salir del restaurante hacía bastante frío pese a que de día la temperatura era bastante elevada, me abracé a mí misma con la intención de resguardar el calor hasta que sentí como la chaqueta de Jareb cubría mis hombros.
-¡Gracias! -balbuceé al verlo tan cerca. Él había estado muy distraído durante la comida, sin embargo no quise preguntarle nada, Jareb me contaría cuando estuviera listo aunque moría por saber que rayos pasaba por su cabeza.
-¡Joder!, no lo aguanto más -Maldijo antes de acercarse a mis labios -, perdóname -susurró eliminando el poco espacio que nos separaba-, perdóname Annie -replicó en un perfecto español cogiéndome del brazo y atrayéndome hasta él de forma que sentí todos esos músculos que ocultaba bajo aquella camisa azul. Alcé el rostro, estábamos en el aparcamiento del restaurante donde la noche jugaba a nuestro favor para que pasáramos desapercibidos, no tenía ni la más remota idea de a qué se refería, pero me importaba un comino todo lo demás que no se tratara de él y yo..
Sentí su mano subir por mi espalda, deslizarse a lo largo de mi brazo hasta rozar levemente mi pecho y ascendiendo por mi cuello con besos pausados como si estuviera en cámara lenta, hasta que finalmente sus dedos acariciaron mis labios haciéndome soltar un pequeño gemido. -He pasado toda mi vida pensando que sabor tendrían tus labios -susurró acercándose peligrosamente-. Y me niego a pasar otro día sin saber qué hubiese pasado -admitió justo antes de arremeter sus labios con los míos. En el momento que sentí aquel calor extendiéndose por cada célula de mi cuerpo, esa sensación apoderándose de todo mi ser, simplemente morí para irme directamente al cielo, quizás al inframundo o a donde carajos vivieran los dioses mitológicos.
«Esto es definitivamente mejor que cualquier dulce con nutella»
