CAPÍTULO 21
—¿Annie? —preguntó Charlie cuando estaba a punto de darme la vuelta y alejarme de ese lugar.
—Si —dije girándome— ¿Se encuentra Jareb?—pregunté indecisa.
El asintió y dejó la puerta abierta para mí. ¿Para qué había ido?
—Esta algo fuera de control, espero que logres controlarlo. Eres su antídoto Annie— murmuró mirando el suelo como si fuera algo interesante.
Entré a la casa sin mirar atrás, teníamos mucho que hablar. Él estaba recostado cerca del ventanal sin camisa, dejando a la vista sus significativos tatuajes, sin evitarlo llevé la vista a su pecho, un hermoso ancla amarrado con cuerda adornaba esa parte de su cuerpo, así como el mío en la pierna. Recordaba el instante en el que habíamos decidido marcarnos por siempre, haciéndole honor a nuestra amistad.
—¿Estas segura? —le preguntó sin darse la vuelta —, de estar acá.
—Jareb, nuestra relación está muerta —dije— ¿Realmente dejaremos que todo termine así? —No me explicaba cómo es que había llegado a esta situación.
—¿Qué haces tú aquí? —preguntó dándose la vuelta.
—Enfrentar mis miedos y afrontar las consecuencias de mis acto, quiero que hablemos —respondí adentrándome en la habitación.
—Tu no quisiste perdonarme cuando te lo propuse Ann —murmuró dolido acercándose a mí. —, y lo entiendo, lo entiendo como los mil demonios, comprendo que te lastime como prometí no hacerlo jamás. No quiero perderte —confesó.
—Yo tampoco.
—¿Y si dejamos todo atrás? —Se atrevió a preguntar mirándome a los ojos—, no quiero que sigamos de esta manera, me lastimas, te lastimo—Rose se irá en un mes, ¿crees que tenemos tiempo de hacerla disfrutar y pasar el mal gusto que le hemos dado? —preguntó curioso moviendo sus manos sin parar. Estaba nervioso— ¿Me perdonas Annie?
—No te puedo odiar, Jareb —susurré viendo que el Jareb que yo conocía estaba de regreso, aquel chico que siempre se preocupaba por ella está allí, oculto en alguna parte de su interior, pero permanecía con él, pensé, antes de lanzarme a abrazarlo. Deje mi cara entre su pecho, dejando salir las lágrimas, Jareb era lo único que tenía además de Nicolás, era su familia. No podía simplemente dejar que todo se fuera a la mierda por sus errores.
De pronto sentí como me alejaba y acariciaba la mejilla, quitando con su pulgar las lágrimas que seguían deslizando por mi cara. Su rostro de ensombreció de la nada, su mirada oscureció y dejó de observarme dándose la vuelta y acercándose al ventanal donde estaba recostado antes.
—¿Por qué aceptaste salir con Fede? —soltó en un tono bajo con dolor y sin mirarme.
—Yo... —tartamudeé— quería olvidarte Jareb, hacerte sentir un poco de lo que yo experimenté al verte con otra.
El asintió entendiendo mi forma de actuar.
—Un poco de mi propia medicina —susurró para sí mismo—. ¿Acaso tengo derecho a reprocharte algo? —preguntó con ironía. Negué con una sonrisa, sabiendo que ese era mi amigo, ese era el Jareb que conocía.
—¿Últimas semanas olvidadas? —cuestionó entonces estirando sus brazos, jalándome por la cintura y sin dejar de observarme.
—Con una condición —mencioné levantando los brazos para separarme de su cuerpo. Él me observó atento a cada movimiento—, ser sinceros y evitar llevarme a fiestas —dije con seguridad, era algo que llevaba meditando un par de días.
—Y tú debes dejar de asistir a ellas cuando Rose te arrastra a acompañarla—dijo divertido.
—Y tú de dejar de meterte cocaína —grité furiosa recordando sus ojos rojos y viendo su rostro ahora hacer una mueca.
—Nunca quise hacerlo —se intentó explicar.
—Has tratado de que yo no caiga en eso toda mi vida y eres tú quien la consume —resoplé.
—Lo dejaré de hacer, te lo prometo Ann.
—No quiero que me lo prometas Pryde, quiero que lo cumplas.
El resto de ese día lo pasamos acostados, uno abrazado al otro mientras veíamos una película en Netflix, todo iba mejorando, regresaba a su lugar.
De esa forma el tiempo voló y sin percatarse pasaron los días entre risas, ambos juntos compartiendo con Rose, entre uno y algunos besos inevitables por lo cual se la pasaban disculpándose el uno del otro, así transcurrió el mes llegando con él la última semana de Rose en la ciudad. Tenerla de compañía no fue tan loco como pensó, fue divertido y feliz tener a alguien que no fuera Jareb a su lado y contando chistes a diario, revivieron y recordaron el porqué de su amistad, lo importante de tenerse la una a la otra e incluso de tener a Jareb como amigo de ambas.
Ambas chicas preparaban comida y hablaban, disfrutando de esa última semana.
—Te extrañare sabes —murmuró Annie con nostalgia. Rose la miró con los ojos acuosos dejando su tarea a un lado, agarró un poco de la mezcla de los wafles y se la lanzó haciéndola reír.
—Yo también perra, por favor no me hagas llorar —dijo ahora fingiendo llorar—sabes que puedes llamarme cuando quieras y las puertas de mi hogar están abiertas cuando desees visitar la ciudad. También, si quieres que venga con un bate a darle una paliza a Jareb por hacerte daño —mencionó lo último guiñándole un ojo. Sin duda, la iba a echar de menos.
BIEN, HOLA SOLECITOS ¿COMO ESTÁN? ESTOY TRATANDO DE NO HACER TANTAS N/A PERO QUIERO SABER QUE OPINAN DE LA HISTORIA, QUE LES GUSTA Y QUE NO.
A PARTIR DE AQUÍ LOS CAPÍTULOS SERÁN UN POCO MÁS LARGO. ( MUY LARGOS) que quede claro. 😅😅HEMOS LLEGADO A LA PARTE CENTRAL DE LA HISTORIA. Por favor no le tomen rencor a los personajes, recuerden que todo es ficción y mi querido Jareb no es tan malo y mi adorable Annie tampoco es tan idiota, simplemente es parte de la historia que aún se está desarrollando.
Ahora se va Rose y queda esta parejita bululando por la ciudad
¿Qué pasará?
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Perdona pero me enamoré © COMPLETA ✔( EN AMAZON)
RomancePUBLICADO EN FÍSICO Y EN DIGITAL 《Si los besos de fresas son ricos,imagínate con chocolate》 Sentimientos entrelazados guardaban en un cajón de cristal, química imparable, descontrolada en una partida sin planear, pasados cruzados, motivos desconocid...