Capítulo 31

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CAPÍTULO 31

Todo sucedió demasiado rápido.  Estaba echa un lío y, cuando miré el lugar, vi que estaba rodeada de gente falsa que no hizo nada más que mentirme, ahora era consciente que no podía confiar en ninguno de ellos.
«¿Qué estaba pasando? ¿Qué hacía Jareb como estatua? ¿Qué me estaban ocultando? Mitad es verdad,  mitad es mentira».
—Un brindis por los actores —dijo Matt levantando la jarra de cerveza que recién habían colocado en la mesa—. Adelante, Jareb cuéntale toda la verdad, quienes somos en realidad.
—Se... Se lo diré en casa—replicó él en un susurró apenas audible.
Sus ojos estaban locos de desesperación. No sabía que estaba pensando, pero sabía que no quería ir a ningún lugar con él.
—¡No! me lo vas a contar aquí. Así no podrás mentirme más.
Me dolía el pecho, mi interior se rompía poco a poco y sabía que no estaba  lista para escuchar lo que iban a decirme. Entrelazó sus dedos, nervioso antes de hablar.
—Perdóname —dijo dejando de pasarse las manos por el pelo—. Annie, tienes que saber que esto fue mucho tiempo antes de que te conociera—Sus ojos me suplicaban compresión.
Joder, antes de que me conociera.
Cuanto teníamos ¿Ocho? ¿Nueve? ¿Diez?
No sabía si me iba a fallar la voz, y apenas me salió un susurró para decirle:
—Cuéntame...
—Aquel día... Todo fue planeado, hasta conocerte. Una compañía de investigación  contrató a mi padre para una misión. Investigar a un empresario: tu padre. Creyeron que la niña podía tener información y mi padre pensó que era buena idea usarme como una pieza a la que podía manipular en su jugada para quedar bien con el gobierno. Investigaban a tus padres y a la empresa. De esa manera pasaron los años, yo no lo lograba sacarte información, al principió pensábamos que estabas entrenada para mentir hasta que te conocí y me di cuenta que eras inocente de todo lo que ocurría con tus padres. Un día simplemente nos enteramos del accidente que tuvieron y comenzó la investigación de los sucesos que hicieron creer que fue un simple accidente. Desde ese momento me he mantenido a tu lado para protegerte, y todos ellos han estado cerca para cuidarte. Todos somos agentes, espías Annie, trabajamos en eso, es información relevante que no puede salir de aquí. La agencia cree que no estaban detrás de tus padres si no de ti.
—Eso es verdad jovencita —escuché de pronto una voz que conocía a la perfección. Nicolás—, cierren todo el lugar y dejen solo a estos chicos —ordenó a los trabajadores del local.
—Tu vida está en peligro Esmeralda. No te conviene alejarte de estos chicos. Siempre han estado vigilándote.
Reí irónicamente ante todo lo que estaba escuchando. Igual tenía que alejarme.
¿Por qué me buscarían a mí?
—¿Tienes conocimiento alguno de que anda buscando? —preguntó de pronto Rose con preocupación. Busqué en mi mente un vago recuerdo donde mi padre me entregaba la cadena de oro en forma de rosa. ¿Podría contener ella información?
***

—Princesa, ven aquí. —dice mi padre arrodillándose.
—Ya voy pa, pa—corro a su encuentro y cuelgo de sus brazos.
—Ten. En sus tiempos la utilizó tu tatarabuelo para declararle a tu abuela su amor. En el guardo su más grande secreto. Un chip poseedor de mucha información para el gobierno. Nunca reveles su existencia y todo estará bien.
—Está bien pa, la cuidaré con mi vida, el señor Robinson me ayudara ¿verdad? —digo jugando con el dragón que me obsequió después de salir de clase.
Abrí los ojos terminando de recordar, me senté en el suelo con las rodillas al pecho. Mi corazón latía a una gran velocidad y mi cabeza estaba a punto de estallar.
«Esto era una locura », pensé.
«¿Qué hago?
—Esta no es toda la historia ¿verdad? —dije mirando a Matt y a Jareb.—¿Qué hay contigo tratando de prometerme un amor inexistente?
Observé el rostro de Jareb desencajarse y su respiración acelerarse, como si estuviera teniendo un ataque de ansiedad. Giré la cabeza y vi a Nicolás con el rostros sobrio ante la escena.
Jareb intentó acercarse pero lo detuve.
—Quiero la verdad—exigí.
—Cuando jugamos a verdad o reto en una de las fiestas antes de la graduación... y Matt te preguntó si habías estado con alguien... —Cerró los ojos como si estuviera pensando sus próximas palabras.
«No, no, no, que no sea lo que estoy pensando...»
Si fuera posible que el corazón se extrajera y pasará por una rebanadora el mío ya estuviera hecho cenizas. «Esto no puede estar pasando. Ahora no ».
—Continúa... —dijo Naty, y se apoyó aún más en la mesa, sobre los codos como si estuviera viendo la mejor de las películas.
Jareb le lanzó flechas asesinas con los ojos y supe que, si no estuviera a punto de destruir él solito todos nuestros años de amistad habría acabado con la zorra dentro de su persona.
¿Amigos? Ja, ja, ja si el solo era mi espía. ¡Qué idiota que fui!
¿Protegerme? Si él mismo me partió en pedazos. Debía protegerme de él mejor dicho.
—Dijiste que no... Después que te fuiste tuvimos la idea de... —tartamudeó.
—¿Quién? —lo interrumpió Naty con una sonrisa orgullosa.
—Yo... tuve la idea —confesó Jareb. No dejaba de mirarme
a los ojos, eso no hacía sencillo asimilar sus palabras—. Se me ocurrió que... podíamos hacer una apuesta. Quien conquistara y lograra llevarte primero a la cama ganaba. Entre tanto trabajo pensé que sería divertido, en ese entonces no te conocía tanto como ahora Annie, después fue que empezamos a considerarnos mejores amigos... empecé a sentir —entonces levanté la mano, le di una cachetada y se calló.
Agachó la cabeza y los ojos se le llenaron de lágrimas.
—No —intenté sostener las lágrimas que amenazaban con seguir cayendo.
La confusión se hizo espacio entre el caos de mis pensamientos y me impidió encontrarle sentido, comprender las palabras que emergieron de sus labios. Pero pronto le cedió lugar al dolor y a la rabia. Todos los recuerdos encajaban como la pieza que faltaba en el rompecabezas. Las acciones de Rose, el misterio entre ellos. Jareb y sus mentiras, sus salidas, las fiestas, las reuniones.
¡Cómo no me di cuenta!
«Jareb no es lo que tú piensas » «Aléjate de él », «Ten cuidado », «A veces uno cree que conoce a las personas, pero no es así», «Jareb, aún no le digas », recordé cada una de las indirectas. Todos los comentarios de Rose, Fede, e incluso los del propio Jareb, se
repitieron en mi cabeza como un programa con mala señal. Había algo, la sensación de que algo faltaba me evadió el cuerpo. No podía respirar teniéndolo cerca. Hubieron señales, pistas frente a mis narices y nunca  las vi. Estaba tan ciega por Jareb que no me di cuenta de lo que sucedía a mi alrededor.
«¿Por qué lo llevaron hasta ese punto? » «Querían divertirse mientras trabajaban idiota, emitió una voz interna ». «¿Por qué nunca me lo dijeron hasta la fecha? ¿Para qué todo este drama por creer que tenía información? ».
Lo cierto era que nunca lo revelaría. Ni yo misma era consciente del contenido de dicho chip que andaban buscando. Pero confiaba lo suficientemente en mi padre para saber que eso no debía salir a la luz, era un secreto que pensaba guardar, aquel que me llevaría a la tumba.
—Podemos solucionarlo —dijo Jareb intentado acercarse—. Perdóname Annie. Eso no era parte del plan era una simple idea.
Y me eche a reír. Una carcajada de verdad. A pesar de las lágrimas, me reí. Seguro debía estar loca. En las películas las cosas no eran así. Pero esta no era una. No estaba aceptando la noticia con debía ser, con una pelea o una sola lágrima que desliza por la mejilla. Estaba llorando, jalándome de los cabellos y apenas pude sostenerme en pie.
—¿Qué te perdone? —reí  histérica—. Me has destrozado, eres consciente, ¿verdad? claro que lo sabes, me partiste el corazón, destruiste lo único que pensé que tenía, te consideraba mi familia Jareb. ¿Qué no era parte del plan? ¿Y que lo era? Dijiste que no eras lo que yo pensaba, que yo si fui tu mejor amiga, pero tú no mi mejor amigo, Pues enhorabuena, Jareb, lo has demostrado. Al fin muestras al verdadero Jareb ¿Cuál quieres que sea tu recompensa? Seguro te llevó mucho trabajo revelarte en mi cara... ¿Dinero, dudo que te haga falta o prefieres que te busque otra chica ingenua?
Mi estómago se revolvió, mi cabeza comenzó a dar vueltas como si intentara bloquear mi campo de visión para que no siguiera viendo los rostros de los demás.
—Annie, por favor. Te quiero. Lo sabes. Vayámonos a casa por favor. Vayamos y te lo explicaré todo.
—¿A casa? Ésa no es mi casa. Nunca lo fue.
Volví a intentar llegar a la entrada del lugar.
—¿Qué puedo hacer? Haré lo que sea, te amo Annie, no sabía que iba a enamorarme de ti —suplicó.
Siguió mirándome a los ojos y se agachó. Durante un segundo no entendí que hacía. Luego me di cuenta que se estaba arrodillando ante mí.
—¿Tú? Nada. No puedes hacer nada Jareb. No te quiero volver a ver. Y... —dije volteando a ver a los demás—no se preocupen por mí, solucionare lo de la agencia y revelaré lo que sé: No tengo información, no sé nada. Lo que sea que andaban buscando se lo llevó mi padre en su consciencia cuando murió.
Si supiera qué decir para hacerles tanto daño como me lo han hecho a mí, se los repetiría mil veces para que sepan lo que se siente ser una marioneta durante todo el juego.
Aproveché que estaba en el piso para correr hacia la puerta. En cuanto la abrí choque contra alguien. Subí la vista y me encontré el rostro de Lucas, que estaba  sorprendido viendo la escena.
¿Él también lo sabía?
—¿Qué paso? —preguntó cogiéndome del brazo. Sus ojos viajaron detrás de mí, vio a Jareb y comprendió.
—Discúlpame... —repitió Jareb, pero lo ignore. Él me seguía, venía detrás de mí y tuveque salir del lugar, tenía que alejarme de la persona que fingió ser mi mejor amigo, fingió todo el tiempo.
¡No hay excusas! Él pudo habérmelo contado.
El aire frio azotó mi cabello, me cubrió la cara y obstaculizó la vista. Era una sensación reconfortante, y esperaba que también me ayudara a controlar las emociones que me estaban haciendo cenizas por dentro. La lluvia había empeorado y salpicaba con velocidad la ropa.
Entonces escuché que Lucas me llamaba:
—No estás en condiciones de subir al auto, Annie.
Seguí intentando avanzar por el estacionamiento e ignore su llamado.
—¡Déjame sola! ¡Sé que tú también lo sabias! —grité y busqué las llaves del auto.
—Deja que te lleve a donde tú quieras, pero de verdad que así no puedes conducir —insistió con preocupación.
Abrí la boca para gritarle pero vi que Jareb se acercaba.
Miré al que creía que era mi mejor amigo y pudo ser más que eso, al hombre que me ilusionó, aquel del que me enamoré, aquel que hizo que todos los días fueran especiales, bonitos, divertidos y luego miré a Lucas.
Cada segundo que pasaba me sentía más estúpida.
Y aunque me espiaran e intentaran protegerme ¿Quién protegía a mi corazón?
—Okey, llévame a casa —dije.
El sonido del auto me advirtió que ya podía subir. En cuanto Jareb se dio cuenta de que me iba con él, echó a correr hacía el vehículo. Su rostro estaba rojo de la rabia y, por el bien de Lucas, esperaba que subiera al auto antes de que Jareb llegara. Lucas se sentó tras el volante y arrancó.
Jareb se tiró en el suelo por segunda vez.
—Discúlpame, Annie. No tenía ni idea de que todo esto se saldría de control... —dijo.
—No digas nada Lucas.
No podía más. No quería saber nada más. Se me revolvió el mundo y el dolor de todo lo que hizo Jareb me desgarra por dentro. Estaba segura de que si Lucas mencionaba algo me terminaría de caer al precipicio. Pero necesitaba saber por qué Jareb lo hizo. Entendía que fuera un espía, pero ¿y la apuesta? No había sentido nunca un dolor como éste y no sabía qué hacer con todo lo que guardaba en mi interior, no sabía cómo manejarlo, si es que podía hacer algo. Lucas asintió y continuó en silencio.  Pensé en Jareb, en Rose, en Fede y en todo los demás, entonces algo cambió. Algo me dio valor.
—¿Sabes qué? —dije tocándole el hombro—. Cuéntamelo todo.
Había estado en una partida sin planear, estaba involucrada en todo sin consciencia alguna, me sentía como un peón. Tanto guardar mis sentimientos, proteger a mi corazón en un cajita de cristal para que la única persona que podía sacarme de mi zona de confort hiciera puré con el. En definitiva nuestros pasados estaban cruzados, pero no era capaz de perdonarlo, no lo era.
¿Errores? Pues los nuestros se salieron con la suya, las personas a mi alrededor supieron jugar sus cartas. Me había lanzado a un precipicio sin saberlo pero saldría adelante. Lo haría.
Lucas detuvo el auto y estudió mis ojos con preocupación. Luego se dio cuenta de que no tenía otra opción, se quedó en silencio mientras ponía en marcha de nuevo y dijo en voz baja.
—Lo haré.

Perdona pero me enamoré ©   COMPLETA ✔( EN AMAZON)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora