CAPÍTULO 3

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172 Madison Ave, New York, 10:18 A. M.

La noche anterior habían sucedido muchas cosas, Ailén se había acercado un poco a sus amigas y recibieron la buena noticia de que Violet y Dean estaban esperando un bebé. Lucy lo había calificado como su mejor cumpleaños y parecía que las cosas estaban por cambiar.

Despertó después de un largo sueño, había dormido mejor que nunca y su cuerpo pesaba de una manera extraña pero placentera. Abrió los ojos con mucho pesar, estiró los brazos y a pesar del dolor en su cuerpo se sentó en la cama. Observó el lugar donde se encontraba, era un departamento lujoso y muy amplio.

-¿Dónde estoy? - pregunto, tratando de recordar lo que había pasado la noche anterior. El pánico empezaba a apoderarse de ella e imágenes borrosas aparecían en su mente. Minutos después, el sonido de una puerta cerrándose la hizo ponerse en guardia.

-Despertaste - dijo un hombre envuelto en una toalla blanca, dejando al descubierto su marcado torso.

Lucy miró con sorpresa, aquel hombre parecía tener alrededor de 21 años. Su cuerpo era de ensueño y todo en él lucia perfecto, desde su cabello hasta los pies. Sus ojos verdes se posaba sobre ella, dejándola helada ¿Pasé la noche con él? Se preguntó mentalmente, mirando bajo la sabana y comprobando que no llevaba ropa interior.

-Si, pasamos la noche juntos - una sonrisa sensual la atrapó, sus musculosos brazos se posicionaron al costado de su cadera, el cabello húmedo aún goteaba al igual que el torso - Es mi departamento, puedes quedarte todo lo que quieras - dijo, colocándose un par de pantalones color azul marino y una camisa blanca.

Lucy miró atenta aquella camisa que en su lado izquierdo tenía un escudo bordado - ¿Dalton School? - preguntó, tragando saliva.

Él miró su camisa y después le sonrió - Si, último año - sonrió, guiñando un ojo - Bueno, en realidad me graduó en cuatro meses.

-¿Cuántos años tienes?

-17, cumplo 18 en tres semanas - volvió a sonreír.

-¡¿Qué!? - grito con fuerza - ¡Es una locura! Tengo 23 años, los cumplí ayer.

-Feliz cumpleaños - dijo casi como si lo que Lucy había dicho no significará nada.

-¡No, nada de eso! - se levantó de la cama y comenzó a buscar su ropa - Es imposible que haya tenido sexo con un niño.

Aquella palabra parecía haber molestado a su compañero de la noche anterior, quien miró con enojo y caminó hasta donde ella estaba - ¿Niño? - preguntó, mientras la arrojaba bruscamente a la cama - ¿Será posible que un niño te haga sentir tan bien? - se quito la camisa y bajó sus pantalones. Se colocó encima de ella, abrió las piernas de la chica de golpe, dejándola al descubierto en todo su esplendor.

-¿Qué haces? ¡Suéltame! - intento sacarlo de su entrepierna, aquel chico era un experto en hacer sentir bien a una mujer. Su lengua viajaba velozmente alrededor de su intimidad, provocándole un placer inexplicable. Era imposible pensar que tenía 17 años. Lucy arqueo su cuerpo al sentir el placer llegar a su punto máximo y acompañado de un grito, expulsó todo lo que había estado guardando.

-¿Sigues creyendo que soy un niño? - hablo arrogante al ver la cara de satisfacción que tenía la mujer bajo él - Lamento decir que no soportaría dejarlo hasta aquí - se acomodó y de un solo golpe entró en ella, llenándola hasta lo más profundo.

-No... - intentó replicar, pero el placer de ser tomada por aquel chico era mayor. Su cuerpo se tensaba con cada embestida, parecía que se volvería loca de tanto placer y era casi imposible no gritar.

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