CAPÍTULO 10

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Sábado 2 de mayo, 7:55 P.M.

«Debo mantener mi promesa» pensó Grey después de haber enfrentado a su grupo de amigos que no dejaban de cuestionarlo sobre el drástico cambio de Ailén.

-¿Estás bien? – Lucy se acercó justo después de ver la expresión triste que tenía su amigo – Debes entendernos, nosotros no queremos nada más que apoyar a Ailén.

-Lo sé, pero también entiendan ustedes mis razones.

La chica sonrió para dejar en claro lo mucho que entendía a Grey, que con el paso del tiempo se había vuelto alguien cercano a ella.

-¡Quiero una crepa! – se puso de pie y tomó su mano, quien le sonreía amistosamente – Cómprame una – caminó junto a él, tomándolo del brazo.

Aquel inocente gesto había atraído la atención de dos personas, quienes miraban sin saber exactamente qué era  esa interacción. Sebastian seguía con la mirada al par de amigos que parecían más unidos de lo normal, aún no entendía lo que sentía realmente por aquella amable chica, pero si sabía que le molestaba verla tan feliz junto a su hermano.

-¡Patrick! – Kenian llamo a su distraído compañero de clases - ¡No sabía que vendrías! – al ver que su amigo no había reaccionado a su llamado, buscó a quien miraba con recelo y entonces fue cuando entendió aquella mirada - ¡Buu! – se acercó a su oído y sopló para llamar su atención.

-¡Keny, hola! – saludo algo desanimado.

-Hola, no sabía que tu amigo y esa chica eran novios – hizo una pausa para ver la reacción que provocaba aquello, Patrick colocó una mirada triste y un tanto molesta – Hacen buena pareja – sonrió algo malvado, al lograr su objetivo - ¿Quieres venir conmigo y mis amigos? – preguntó, tratando de llevárselo.

-Gracias – se zafó de su agarre y le sonrió – Prefiero quedarme, vine con mis amigos – aquella forma tan fría de tratarlo lo hizo molestar.

-Ok, te veré luego – se fue, pero decidió que las cosas no se quedarían así.

Jueves 7 de mayo, 4:32 P.M.

-¡Patrick! – Lucy llamo emocionada a su amigo, quién parecía concentrado en sus actividades – Hola.

-Hola – saludo, dejando de lado su libro – ¿Terminaron tus clases?

-Si, recién acabaron – tomó asiento en la silla frente a él - ¿Qué harás más tarde?

-Nada, Grey quería que lo acompañará a comprar algún regalo para su mamá, pero parece que al final se canceló.

-¡Oh! Debe ser porque estaba en una reunión y más tarde iría con Cedric a revisar algunos asuntos con un contrato – Lucy parecía bastante informada sobre lo que su amigo haría y eso no le pareció tan agradable a Patrick.

-¿Y como sabes todo eso? – preguntó con una sonrisa forzada.

-Hable con él hace un rato – la chica sonrió sin darse cuenta de lo que estaba provocando.

«Yo le llamé y me colgó, dijo que estaba ocupado» Patrick sentía un extraño ardor en el estómago, el solo hecho de pensar que Grey estaba teniendo una buena relación con Lucy le molestaba, se sentía desplazado y un sentimiento más allá del enojo lo poseía. ¿Desde cuándo se había vuelto posesivo? ¿Por qué le molestaba verlos juntos? Esas preguntas rondaban su mente, sin lugar a dudas, no estaba siendo él mismo y no comprendía porque.

-Vamos a casa de Ailén, Violet necesita nuestra ayuda con algo relacionado con la boda, ¿Vienes?

Patrick dudó un poco – Si, está bien – abrió de nuevo su libro – Solo espera un segundo – hacía algunas anotaciones y escuchó el sonido de un mensaje llegando al celular de su amiga quién se apresuro a leerlo con una sonrisa.

«¿Qué harás el fin de semana?» fue el mensaje recibido por Lucy.

«Visitare a mis padres» respondió.

«Quiero ir» esa respuesta la hizo sonreír instantáneamente.

«Tal vez» su sonrisa no paraba de aparecer siempre que veía el nombre de Sebastian en la pantalla de su celular, era un extraño sentimiento que la hacía sentir bien.

«¿Será Grey?» se preguntó Patrick al ver semejante sonrisa en el rostro de su amiga y pensar que se trataba de su amigo lo hizo enojar. Sacudió su cabeza para sacarse ese pensamiento absurdo «¿Qué me pasa?» se arrepintió de parecer una maniática novia celosa.

-Vamos Lucy, he terminado – sonrió tratando de olvidar el malestar que le provocaba pensar en cosas extrañas.

-Si – sonrió feliz, guardando su celular después de haber enviado un sticker de perrito a Sebastian.

533 Canal St #7E, 5:11 P.M.

La casa de Ailén parecía ser el lugar perfecto para una reunión con amigos y disfrutar de la maravillosa vista que ofrecía el Río Hudson.

-¡Llegaron! – Violet abrió la puerta con una sonrisa, dándoles un beso en la mejilla a cada uno – Por poco se me escapa Ailén – comenzó a reír causando la gracias del par recién llegado.

-Solo acepté porque no tenía muchas cosas que hacer – Ailén aún seguía siendo la misma de siempre, tan fría y poco amable.

-No seas así – Lucy se acercó para abrazarla mientras toma asiento junto a ella - ¿Falta alguien más?

-Una persona – dijo Violet visiblemente emocionada.

Los otros se miraron con intriga, sabían que su amiga tramaba algo. Varios minutos después, alguien tocó el timbre haciendo que todos mirarán hacia la entrada en la espera de saber quién llegaría.

Violet se acercó ya preparada para dar un fuerte abrazo a quien recién llegaba.

-¡Bienvenida! – su voz sonaba visiblemente alegre al abrazar con fuerza a su visita.

-Tanto tiempo – Verónica entró con esa belleza radiante que tanto la caracterizaba, su rostro no había cambiado durante los años, seguía pareciendo una hermosa muñeca de porcelana y sus brillantes ojos reflejaban alegría al reunirse con ellos.

-¡Ver! – Lucy se abalanzó a ella para abrazarla con fuerza, su relación era buena y de vez en cuando hablaban - ¿Por qué no me dijiste que vendrías?

-Lo siento Lu, era una sorpresa – miró con alegría.

-¡Hola! – saludo Patrick, con alegría.

-¡Pat! ¿Cómo has estado? No nos veíamos desde hace un par de años.

-Lo se, he estado bien – la abrazo - ¿Cómo has estado tú?

-Bien, con mucho trabajo – terminó su pequeña reunión con su amigo y dirigió su vista a la única persona que aún no se acercaba a ella para saludar.

No cabía duda que todo lo que había sido contado por su hermano era cierto; Ailén se había ido. Sonrió feliz de verla, pero también algo triste de ver el tipo de mujer en que se había convertido - ¿No me darás un sólo abrazo?

Ailén aún estaba sorprendida de la repentina llegada, pero dentro de ella había algo de felicidad al poder reunirse con ella después de tantos años – Claro – se acercó lentamente para envolverla en sus brazos, era ella, quien alguna vez se proclamó su hermana, estaba de vuelta igual de hermosa que siempre.

Verónica pudo sentir la falta de tamaño en la chica, era más delgada y escuálida de lo que recordaba, su piel se había vuelto pálida y sus ojos habían perdido brillo, suspiró para si misma mientras apretaba con fuerza el cuerpo de quién fue su pequeña hermana «¿Qué te pasó?» se preguntó.

-¡Bien! Ya que estamos todos, bebamos algo – Patrick sentía cierta emoción al estar con ellas, siempre fue así. Desde pequeño, convivio con mujeres y se llevaba mucho mejor con ellas aunque eso nunca le impidió tener amigos hombres.

-Quiero algo sin alcohol – dijo Violet, acompañando a su amigo a la cocina.

-¿Cómo ha estado todo en Londres? – preguntó Lucy, entusiasmada de escuchar las muchas historias que su amiga tendría para contar.

-Bastante bien, tengo una residencia en el hospital, vivo cómodamente y me divierto todo lo que puedo antes de llegar a los 30’ – sonrió al recordar lo bien que vivía su soltería – ¿Y tú, algún galán por fin te ha conquistado?

Instantáneamente la imagen de Sebastian se plantó en su cabeza haciéndola sonreír al sentir las famosas mariposas revoloteando en su estómago – No sé si verlo de esa manera – una sonrisa de esas que hacen que te delates a ti misma cuando alguien te gusta, apareció en su rostro – Es un chico apuesto y divertido, aunque algo torpe cuando se traga del romance. Hablamos mucho últimamente y me cuenta sus cosas, pero también escucha bien sobre lo que tengo que decir.

Tanto Ailén como Verónica parecían atónitas ante la manera tan amorosa en la que estaba hablando. Patrick también escuchó aquella descripción y su corazón estaba apunto de estallar al imaginar ese hombre perfecto del que estaba hablando Lucy, para él la única persona capaz de obtener está maravillosa descripción era Grey.

-¿De quién hablas? – preguntó Violet algo intrigada.

-Secreto – Respondió de forma divertida, colocando su dedo índice en los labios y guiñando su ojo.

-Déjame adivinar – Violet no quería quedarse con la duda - ¿Grey? – preguntó sabiendo que no era él, pero al ver que Patrick parecía no darse cuenta de sus sentimientos, quería darle un empujón. Le guiñó un ojo a Lucy, en señal de que le siguiera el juego.

-Probablemente – sonrió pícara, mirando de reojo a su amigo que en un par de segundos ya estaba pálido.

Ailén sabía lo que tramaban, pero no quería lastimar a nadie y menos a Patrick, quién parecía algo confundido – Olvidemos eso – interfirió – Concentrémonos en lo que importa.

-Si, Ailén tiene razón – Verónica era inteligente y captó rápidamente todo lo que estaba sucediendo – Solo he venido por un par de días, no lo desperdiciemos.

-¡Ok! – Violet y Lucy se acercaron para comenzar con los preparativos. Patrick aún estaba algo afectado por lo sucedido, su corazón cada vez se sentía más extraño y sentimientos poco razonables gobernaban su mente.

6:33 P.M.

Greenhouse at Driftwood, había sido el lugar elegido para la boda, de hermosos escenarios que serían ideales para la ceremonia perfecta.

-¿Ya decidiste cuál será el tema? – Patrick era experto en el diseño y amaba imaginar cosas que fueran acordé a una situación en particular.

-Me encantaría algo muy natural, con toques de boho chic – Violet hablaba emocionada y era de esperarse, estaba a punto de casarse.

-¡Me encanta! - Patrick compartía la emoción con su amiga - Te ayudare.

26 E 73rd St, 6:41 P.M.

Dean entro a la casa de su amigo, encontrándose la escena que para él merecía una fotografía.

-¡Vaya! – tomó asiento en el sofá – Esto merece una foto – sacó su celular y capturó la escena. Cedric y Grey trabajan en el comedor, tan tranquilamente como si fueran un par de amigos íntimos.

-Sigo sin entender porque entras sin tocar – Cedric miró mal a su amigo sin dejar su trabajo.

-Por Dios, soy tu mejor amigo – se puso de pie y se dirigió al lugar de trabajo del par que no dejaba sus actividades de lado – Bueno, uno de ellos.

-Cállate – Grey intervino en la broma – Espero que no llores cuando te desplacen – dijo entre risas acomodándose los anteojos.

Dean estaba apunto de hablar, pero fue interrumpido - ¡Tío! – la pequeña se lanzó a sus brazos con una gran sonrisa – Juguemos.

-¡Ok! – la elevó en el aire causando carcajadas en ella - ¿Qué quieres hacer?

La niña lo pensó un poco – Colorear – dijo mientras salía corriendo en dirección a su habitación, en busca de sus cosas.

-Llevare a Ely conmigo, para traer la cena – trató de llamar la atención de su amigo – Ok, yo la cuido – se respondió a si mismo al ver la falta de interés.

Elayne regreso con hojas y colores – Tengo todo.

-Genial, pero que te parece si primero vamos a comprar la cena – se acercó a ella para escuchar su respuesta.

-¡Si! Quiero pizza – sonrió.

-¡Pizza! – gritó infantilmente, mientras ambos salían en busca de la cena.

6:52 P.M.

Lucy, Violet y Patrick habían dejado el departamento para salir en busca de la cena, dejando a solas a Verónica y Ailén.

-¿Desde cuándo fumas? – preguntó Ailén al ver a su amiga con un cigarrillo en la terraza.

Verónica la miró con una sonrisa – Cuando eres médico y tienes que hacer guardias de más de 30 horas, esto – señaló el cigarrillo – Te quita un poco el estrés.

Ailén asintió, pidiendo uno para acompañarla – Te entiendo – dijo mientras lo encendía.

-Ailén – Verónica exhaló el humo, mientras miraba el atardecer que se reflejaba en el Rio Hudson – Sabes que soy el tipo de mujer que no se anda con rodeos, me gusta ser honesta y sobretodo directa – la miró directamente a los ojos - ¿Qué te pasó?

Su “hermana” sonrió mientras apoyaba los brazos en el cristal que rodeaba la terraza. Ella la conocía perfectamente, no había manera de mentirle o de evadir sus preguntas y aunque lo deseara, había llegado a cansarse de fingir – Simplemente, la vida te da lecciones terribles.

-¡Esto no es producto de lecciones! – Verónica parecía algo molesta por la falta de interés que su amiga estaba teniendo – Créeme, no puedes mentirme – volvió a mirarla – Bajaste considerablemente de peso, tu piel es más pálida, la mancha negra debajo de los ojos no puedes cubrirla con maquillaje – Ailén la miraba algo sorprendida – Tus labios están resecos, tu cabello perdió brillo al igual que tus ojos, parece que apenas y duermes. ¿Qué te pasó?

Ailén quería negar todo lo que acaba de decir, pero no había manera, Verónica era inteligente y eso la había convertido en una excelente doctora – Sucedió hace dos años y medio – los ojos de Ailén parecían hundirse más – La vida me enseñó de la peor manera, que no importa cuanto confíes en las personas siempre terminarán dañándote – hizo una pausa, exhaló el humo -  Fui violada y casi asesinada por quién se suponía me amaba.

Esa confesión había hecho que la sangre se le helara, no podía creer lo que escuchaba. Ailén, la joven que era la persona más amable y buena que hubiera conocido, paso por algo terrible. ¿Cómo era posible que alguien le hiciera daño? A ella, la pequeña joven que sonreía a cada segundo y emanaba inocencia.
Ahora podía entender, la vida la había convertido en una mujer fría y cruel.

Ailén había sido enviada a un oscuro abismo del que tal vez nunca saldría, se había encerrado en su pequeño mundo de tristeza y soledad solo para sobrellevar aquella terrible situación. Verónica intentó parecer fuerte, pero el llanto no tardó en aparecer y se aferró a la joven que la aceptó en sus brazos.

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