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Taehyung

La lluvia cae sin parar, tan fuerte que el sonido es ensordecedor y no se puede ver nada a la distancia que no sea ella misma. Estoy parado sin querer aceptar que ha pasado, el frío me está calando hasta los huesos y mi ropa parece ser parte de la lluvia imparable, pero no dejo que nadie se acerque. Estoy de luto por la persona que creí era la mejor. Tardé en comprender la escena frente a mis ojos y una vez hecho desee que fuera todo una estúpida pesadilla, pero no era así. Ella está muerta, me traicionó a mi y mis amigos y de la peor manera.

Mis lágrimas de impotencia y rabia salen sin parar, de verdad desearía volver el tiempo atrás, quizás si hubiera hablado con ella todo sería diferente, pero sé en mi corazón que no es así.

Un grito de dolor sale desde el fondo de mi ser, la amaba y ahora todo se mezcla con odio. Doy un paso vacilante hacia adelante, pero caigo de rodillas. Estoy tan harto, tan enfermo de la situación, vuelvo a gritar tratando en vano que ese dolor tan horrible se vaya de mi pecho.

—La perdí —digo más para mi que para la persona que acaba de llegar —. Fui tan idiota.

No puedo evitar culparme, ahora se que fui sólo un plan. ¿Nada habrá sido real? Pero me quedo con la duda, no pude ni podré preguntarle. Ni siquiera puedo estar dentro de esa casa, donde por fin tengo a esas dos personas que tanto busqué, por ellos me metí hasta el cuello en algo que desconocía y ahora no puedo estar con ellos ni con nadie.

—Basta Tae, entremos —logró notar su preocupación, pero eso no evita que me moleste y conteste mal.

—No te pedí que me acompañaras —sueno brusco, lo sé. Pero es la verdad.

—No es tu culpa, nada de esto lo es —quiero creerle, de verdad que quiero.

—Jungkook, quiero estar sólo —ni siquiera lo volteó a ver. Por que si lo hago todo se va al demonio. Tiene ese poder sobre mí, logra darme tranquilidad.

La lluvia que parecía imparable termina de un momento a otro y sé que no ha sido porque ella quisiera, fue Jin o quizá Hoseok. Entonces me permito pararme. Mi pantalón y manos están cubiertas de lodo, sin importarme mi estado camino, adentrándome al bosque. Por un momento sólo escucho mis pasos en el lodo, las gotas de agua que han quedado en aquellos pinos caen y me mojan al pasar. No hay nada más y me encantaría que así se quedara, pero no tengo tanta suerte.

Veo una sombra por el rabillo del ojo, ni siquiera tengo ganas para soportar algo como esto. Y de repente está frente a mi y me detengo tan rápido como puedo.

—Suyen —logró decir después de verla por un rato.

—Hola Tae Tae — Su voz es la misma, tan cálida como la conocí.

—Tu estas…—las palabras quedan al aire, no me atrevo a pronunciarlas  aún — Tu…—ella me quita la palabra poniendo un dedo en mis labios, que aunque no lo siento se lo que significa.

—Al principio era sólo por su plan, pero no pude evitar enamorarme de verdad. Pero al final del día yo era igual que ella —el silencio es la única respuesta de mi parte, sus palabras duelen —. Yo te ame, pero tus amigos…Ellos siempre interfieren —ríe ya sin ganas y yo comprendo menos que antes Tae, ellos querían separarnos, no lo iba a permitir. Gracias ha que mi hermana tenía planes con ellos, bueno pensé que podría vivir una eternidad contigo. Aún podemos hacerlo Tae —su sonrisa me causa terror.

Ataca una vez y no la esquivo, me ha tomado por sorpresa. Pero la segunda vez ella falla.

—¡Bailemos Tae!— La oigo gritar y enseguida ataca.

El último HenkiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora