Pijama

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Sheldon estaba en su sitio predilecto del sofá, envuelto en la manta, con una caja de pañuelos en el reposabrazos, una bolsa de agua sobre la cabeza, y el portátil reposando sobre sus piernas. Se encontraba muy mal, sus amigos habían desaparecido, y sabía por experiencia que no serviría de nada llamarles al móvil. En ese momento, oyó unos pasos en el rellano.

-¿Penny? –Dijo en voz alta, haciendo una mueca por el dolor de cabeza. El sonido paró en el acto, así que repitió un poco más alto- Penny, ¿eres tú? Estoy malito... y solo.- Seguía sin moverse nada al otro lado de la puerta, y Sheldon comenzó a creer que había sido una alucinación producida por la fiebre. Sin embargo, probó suerte una vez más- Penny, sé que estás ahí, te he oído...-dijo con la voz quebrada por la enfermedad.

¡Mierda! –Se oyó al otro lado de la puerta- Maldito sea su oído vulcaniano.

Sheldon no pudo evitar poner una pequeña sonrisa de victoria en su cara, y en ese momento, oyó los pasos de Penny cruzar el descansillo y parar delante de la puerta. Tras un breve suspiro de resignación, Penny abrió la puerta dispuesta a despachar rápido a Sheldon, y de paso echarle un poco la bronca por molestarla un domingo a las 3 de la mañana, cuando volvía de una fiesta, y lo único que quería era dormir, pero al ver la escena y la mirada de cordero degollado de Sheldon se vio incapaz, por lo que compuso la mejor sonrisa que pudo, y fue hacia Sheldon. Cuando inició la marcha, Sheldon no pudo reprimir una mueca por el dolor de cabeza, producido por el ruido de los tacones en la madera del suelo, pero decidió no hacer ningún comentario al respecto. Era tarde, estaba realmente enfermo, y sabía que para Penny era un sacrificio quedarse cuidando de él, y sólo lo hacía por una de aquellas estúpidas convenciones sociales entre amigos. Por suerte, aquella noche Penny no había bebido ya que tenía que conducir de vuelta a casa, y captó al vuelo el gesto de Sheldon, así que se descalzó para evitar seguir haciendo ruido en el trayecto hasta el sofá.

-Hola Penny.

-Hola cielo... ¿cómo te encuentras?

-¿No es obvio? Sólo hay que mirarme –respondió con su típica condescendencia- Es ridículo que...- Penny lo miró, el que Sheldon Cooper no terminara una frase era algo insólito- estoy demasiado cansado para explicarte nada. –Agregó el físico en un suspiro.

Penny no pudo evitar una sonrisa; Sheldon era un idiota pese a su gran inteligencia, pero se hacía querer, en especial en aquellos momentos, cuando estaba enfermo y como todo ser humano buscaba atención y mimos, aunque muchas veces resultaba tan insoportable que resultaba prácticamente imposible fijarse en nada más.

-Tranquilo, sé lo que me ibas a decir. –Dijo Penny cariñosamente para calmarlo- ¿Qué haces aquí? Deberías estar en la cama- añadió frunciendo el ceño.

-Tengo más cerca la cocina- respondió Sheldon con la voz ronca y gangosa- y como tengo que beber líquidos y no hay nadie que me ayude... -Dijo para tratar de dar lástima a Penny y que se quedara para cuidarle una vez más.

-Está bien –suspiró- te prepararé una sopa y me quedaré hasta que te duermas.- dijo con la cabeza y los hombros bajos. Estaba agotada, y lo último que le apetecía era cuidar de Sheldon, pero no podía negarle ayuda en aquella situación.- Ve metiéndote en la cama.

Sheldon asintió con una sonrisa y fue a su habitación aún envuelto en la manta y arrastrando los pies. Cinco minutos después, la sopa estaba lista, y Penny la llevó a la habitación de Sheldon. "Qué haría yo sin microondas..." pensó agradecida de no haber tenido que preparar la sopa de cero. Con cuidado de no derramar líquido, entró en la habitación, y tras acomodarse al lado de Sheldon, le ayudó a tomarse la sopa. Cuando la terminó, puso el bol en la mesita y se levantó para llevarse el bol y de paso huir sin que él se diera cuenta.

-¿Penny?

-¿Si cielo?

-¿Me cantas "Dulce gatito"?- preguntó con su voz más persuasiva. "Mierda" pensó Penny "creí que no se acordaría"- Porfa, porfa, porfa...

-Está bien...- volvió a acomodarse, puso el bol en la mesita y le cantó la canción, con la que Sheldon, agotado como estaba por la enfermedad, se quedó profundamente dormido.

Penny sonrió al ver su cara de paz y felicidad, pero no perdió el tiempo. Apagó la luz, recogió el bol de la mesita y tras dejarle en el fregadero, cogió su bolso y zapatos del salón, y salió del apartamento hacia su piso. Empezó a buscar las llaves dentro de su bolso, pero no las encontraba. Entonces se dio cuenta de que se había dejado las llaves en casa, y sabía que Leonard se había llevado la de repuesto, tenía esa costumbre. Tras soltar varias maldiciones, volvió al piso de Sheldon y fue a su habitación.

-Sheldon- susurró intentando no despertarle demasiado- Sheldon, despierta.

-¿Mmmm? ¿Penny?

-Sí cielo, soy yo... me he dejado las llaves en casa, ¿puedo quedarme aquí? – Sheldon abrió un poco los ojos. No le hacía gracia que Penny se quedara en el piso, pero estaba demasiado cansado para discutir- Está bien, pero en el sofá.

-Vale, no hay problema, lo único... hay una cosa más...

-¿Mmmm?

-¿Me dejas un pijama? es incómodo dormir con el vestido y los de Leonard pican.

-¡¿Qué?! ¡No, eso sí que no!- exclamó despertando de golpe- son mis pijamas y...

-Te prometo que lo lavaré y te lo daré mañana.

-No.

-Es...una convención social- dijo sin mucho convencimiento para tratar de convencerlo.

-Está bien...aunque que conste que no estoy de acuerdo con esto- dijo tras pensarlo y frunciendo el ceño- pero me has despertado, así que tendrás que volver a cantarme "Dulce gatito"

-De acuerdo...- dijo muy a su pesar- pero primeo voy a ponerme el pijama.

Cogió un pijama y se cambió en el baño. Después volvió para cumplir su parte del trato. Se tumbó al lado de Sheldon y comenzó a cantar, aunque no fue capaz de acabarla, pues ambos sucumbieron al cansancio, y en el caso de Sheldon a la fiebre, y se quedaron plácidamente dormidos.

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