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AYER

Penny se dirigió vacilante a la puerta de en frente. Había llegado la hora, no lo podía retrasar más, no era justo para nadie. Agarró el pomo de la puerta dispuesta a entrar, cuando una idea la detuvo en el acto. Había dejado a Leonard y llevaba mucho sin hablar con Sheldon, ya no era bien recibida en ese piso, debía llamar. Titubeante, llamó débilmente a la puerta con los nudillos, y una voz se oyó desde dentro.

- Ahora voy.

Penny aguardó, impaciente en el rellano, nerviosa por si no había escogido la opción correcta, o por si simplemente era demasiado tarde. Estaba inmersa en sus meditaciones cuando la puerta se abrió.

-¿Penny?

- Hola... - musitó con timidez.

- ¿Qué haces aquí?

- Yo... sé que me equivoqué, que no debí huir de aquella manera, y lo siento, de verdad, pero me pilló todo completamente desprevenida, no supe cómo reaccionar... - comenzó a justificarse haciendo acopio de un valor que realmente no sentía. – Sé que no es excusa, pero estoy aquí porque quiero solucionarlo.

- ¿Eso quiere decir lo que creo que quiere decir?

- Eso espero... - sonrió con dulzura- Siento todo lo que ha pasado, pero quiero que sepas que te quiero a ti, sólo a ti.

- ¿Me quieres?

- Me ha costado un poco darme cuenta y aclararme, pero definitivamente, sí – afirmó mientras sentía cómo toda la tensión acumulada en su cuerpo disminuía. Definitivamente, estaba segura de su elección.

- Yo... vaya... no sé muy bien cómo reaccionar a esto...

-Simplemente déjate llevar, como has hecho otras veces... y dime qué es lo que sientes.

- No es necesario que me deje llevar para saber que te quiero, Penny- murmuró inocentemente.

Penny no pudo contenerse por más tiempo, llevaba mucho esperando eso mismo, y no iba a retrasarlo aún más, y con un chillido de alegría, se abalanzó a sus brazos, justo a tiempo para ver cómo Sheldon aparecía por el pasillo hacia la cocina, y se quedaba paralizado ante la escena.

Una punzada recorrió el cuerpo de Penny. ¿Qué había hecho? ¿Cómo podía haberle hecho eso a Sheldon? Era lo que había decidido, ¿por qué le afectaba tanto? Era cierto que habría preferido que él se enterara de otra forma, pero había algo más. Efectivamente sentía arrepentimiento, pero no uno normal. No se arrepentía por la forma en que se había enterado Sheldon, sino... por no haber escogido a Sheldon, y ya era tarde. No podía echarse atrás, ya no. Leonard estaba entre sus brazos, ¿qué podía hacer? Las lágrimas comenzaron a resbalar por su cara. Había elegido mal, y había sido tan estúpida que se dio cuenta tarde. Todo se había acabado.

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