Buenos días

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Eran las 7 de la mañana cuando Leonard entró por la puerta del apartamento. Sabía que las enfermedades de Sheldon solían durar poco y lo peor era el primer día, así que se quedó a dormir en casa de Raj. Sin embargo, tenía que volver a casa a por ropa, y decidió ir temprano, cuando estaba seguro de que Sheldon seguiría dormido. Cruzó el salón sigilosamente y al subir el pequeño escalón del pasillo frenó en seco. Había algo raro en el salón. Retrocedió hasta el sofá y allí encontró el bolso favorito de Penny y unos zapatos de tacón que habría jurado que eran también suyos.

-¿Pero qué...?- murmuró.

Rápidamente se dirigió a su habitación. Quizá le había estado esperando al volver de la fiesta y se quedó dormida. Era lo más lógico, después de todo era su novia. Abrió la puerta de la habitación con cuidado de no despertarla, pero se encontró con su cuarto vacío y tal como lo había dejado.

-Esto no tiene sentido... estoy seguro de que son los zapatos y el bolso de Penny. Lo único lógico sería que los haya dado por perdidos al huir de Sheldon...- de repente algo cruzó su mente. –Es imposible, no puede ser...- se dirigió rápidamente a la habitación de Sheldon. Cogió aire y abrió sin hacer ruido. Se quedó anonadado al descubrir a Penny dormida junto a Sheldon, con la cabeza apoyada en su hombro y la mano en su pecho. Sheldon, por su parte, tenía la mejilla apoyada en la cabeza de Penny y cubría su cintura con el brazo. Aquella escena era imposible, no podía ser. Leonard estaba en shock, no sabía cómo actuar. Por un lado quería gritarles, saber qué era aquello, pero por otro lado le resultaba tan desconcertante e imposible que no se atrevió a hacer nada. Después de todo, ¿en qué mundo podrían estar ellos dos juntos? Finalmente salió de la habitación y cerró la puerta. Ya habría tiempo para las explicaciones más tarde, cuando despertaran, que según sus cálculos sería pronto. Además tenía mucha curiosidad por saber cuál sería la reacción de Sheldon al despertar y encontrarse aquella escena.


Algo hizo cosquillas en la nariz a Sheldon. Era realmente incómodo, y se vio obligado a abrir los ojos para averiguar cuál era la causa de aquella irritante molestia. Tardó unos segundo en habituarse a la falta de luz y enfocar, pero cuando lo hizo lo primero que vio fue una cabeza rubia apoyada en su hombro. Atónito por la sorpresa, se reclinó un poco para ver qué estaba pasando, y se vio a sí mismo rodeando a Penny por la cintura. Confuso, retiró el brazo e hizo memoria. ¿Qué había pasado la noche anterior? De repente lo recordó todo. Penny no tenía las llaves, y él la dejó dormir en el sofá, pero no sólo no estaba allí, sino que estaba en SU habitación.

Leonard había empezado a preparar el desayuno. Llevaba esperando una hora y media, y ya tenía hambre. Estaba echando la leche al cuenco de los cereales cuando se oyó un grito que hizo retumbar toda la casa, haciendo que la leche se derramara fuera del bol por el susto.

-¡PENNY! ¡ESTÁS EN MI HABITACIÓN!

-Buenos días- murmuró Leonard jocoso mientras una sonrisa iluminaba su cara.

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