Pillado

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La mañana siguiente transcurrió como siempre. Sheldon y Raj estuvieron trabajando en la Teoría de Cuerdas, Leonard haciendo experimentos con Leslie Winkel, y Howard preparando la maqueta de un nuevo mecanismo para la NASA.

Por la tarde fueron a la tienda de cómics de Stuart, donde pasaron gran parte del tiempo hasta que llegó la hora de cenar. Ese día tocaba comida china, y Howard y Leonard fueron en coche a buscarla mientras Sheldon y Raj preparaban los platos y bebidas. Al rato llegaron con la caja en brazos.

-Iré a avisar a Penny- Dijo Leonard tras posar la caja en el salón.

-Y yo a lavarme las manos, los plásticos de protección de los cómics estaban especialmente grasientos. Como se convierta en una costumbre me veré obligado a poner una queja formal a Stuart- dijo mientras se metía en el baño y cerraba la puerta.

-Vamos Penny, seguro que no te dice nada- se oyó a Leonard mientras tiraba de Penny para que entrara en el piso.

-¡Estamos hablando de Sheldon! ¡Claro que se dará cuenta! Seguro que me echa la bronca por no haberle traído su pijama ayer.

-No te preocupes, Sheldon aún está grogui por los medicamentos- rió Howard.

-Sí, además ahora está absorto en sus quejas sobre los cómics- añadió Raj.

-¿Quién está absorto en los cómics?- preguntó Sheldon que ya había salido del baño.

Todos se quedaron en silencio, evitando establecer contacto visual con Sheldon y mirando a Penny de reojo.

-¿Qué pasa? Howard, estás en mi sitio.

Howard frunció el ceño e hizo un gesto a Raj para que se moviera un sitio a la derecha. Penny seguía de pie en el centro del salón, sin saber muy bien cómo sacar el tema. Sheldon la vio y abrió la boca para decir algo.

-Lo siento mucho, de verdad- le interrumpió Penny sin darle tiempo a hablar- te juro que iba a lavarlo ayer, pero no pude porque después del trabajo tenía una audición, y acabé tarde y estaba cansada, y se me olvidó por completo. Ya sé, eso no es excusa, y tienes razón, pero ya no puedo hacer nada, y dado que no soy Doña Perfecta, el que tú lo seas no es razón suficiente para echarme la bronca, así que más te vale disculparte.- Escupió Penny de un tirón, haciendo que las palabras se pisaran entre ellas y con la mano estirada hacia Sheldon sujetando su pijama en una bolsa.

Todos miraban a Penny, atónitos por la capacidad que había demostrado al conseguir convertir una disculpa en una amenaza ella sola y sobre todo al decir tanto en tan poco tiempo. Ni siquiera Sheldon habría sido capaz de igualar aquella velocidad.

-Vaya... no sé ni por dónde empezar- dijo Sheldon- Lo primero, deberías corregir tu uso excesivo de la conjunción "y", segundo, no digas tonterías, Penny, el que roce la perfección y como es lógico eso te asombre al estar tan por debajo de mi en estos temas, no significa que sea perfecto, eso es imposible, al menos de momento, y por último, lo que iba a decir era que te habías dejado esta pulsera en mi habitación. Se te debió de caer la otra noche y lo encontré debajo de la cama. Es una tontería que creas poder seguir el hilo de mis pensamientos sin que yo diga nada, te sobrevaloras en exceso.- concluyó.

-Yo... gracias-consiguió decir poniéndose completamente roja.

-No hay de qué- dijo Sheldon con un movimiento de cabeza. Todos miraban la escena, incrédulos-¡Ah!, y ahora que sacas el tema, te perdono tu falta sin repercusiones, pero que no vuelva a suceder.

-¿En serio?- preguntaron todos al unísono sin poder creer lo que habían oído.

-¡Zas en toda la boca! Haha- rió- habéis vuelto a caer en una de mis clásicas bromas. Claro que estás penalizada, tienes un strike.

-Era demasiado bueno para ser cierto- comentó Raj.

-Cierto,-confirmó Leonard- hay cosas que nunca cambiarán.

-Oye, Howard, ¿dónde está Bernadette?- preguntó Penny tras reponerse de su conversación con Sheldon.

-Su madre se puso enferma y tuvo que llevarla al médico.

-¿Y cómo os va? Me contó que desde la Luna de Miel va todo sobre ruedas.

-Sí, además de verdad- sonrió Howard- en especial desde que...

-¿Desde qué?- Inquirió Leonard al ver que no acababa la frase.

-Nada, es igual- Titubeó.

Todos le miraron con intriga, a excepción de Sheldon, que seguía inmerso en sus tallarines. Finalmente lo dejaron estar. Después de la cena, Howard ayudó a Sheldon a recoger los platos, mientras los demás se quedaron en el salón charlando animadamente.

-Deberíais comprar un calendario.

-¿Disculpa?- preguntó Howard con el ceño fruncido.

-Dije que deberíais comprar un calendario, deberías mirarte la audición.

-Ya he oído lo que has dicho.

-Normal, para eso te lo he repetido.

-Lo que digo es que no sé a qué te refieres.

-¡Ah! Deberías ser más claro al hablar, confundes a la gente- Howard hizo una mueca- y decía que Bernadette y tú deberíais haceros con un calendario, os ayudará a la hora de conseguir vuestro propósito-dijo mientras terminaba de secar el plato con el trapo.

-¿Lo sabías?-preguntó Howard con pánico.

-Por favor, era obvio.

-No lo digas, haré lo que quieras- suplicó.

-No pensaba hacerlo.

-¿En serio? Si tú estás en contra de guardar secretos- dijo perplejo.

-Supongo que ahora entiendo un poco mejor la necesidad humana de guardar ciertas cosas para uno mismo.

-Jamás creí que diría esto, pero... gracias, amigo.-dijo Howard realmente agradecido.

¿Qué está pasando?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora