Odio

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Penny abrió los ojos. Todo estaba a oscuras, y su vista tardó más que de costumbre en habituarse a la oscuridad. Los ojos le escocían, y tanteando con el pie encontró las zapatillas. Miró hacia la mesita, y vio que el reloj marcaba las 10:30 de la mañana. Estirándose se puso en pie y se dirigió hacia el baño. Tras el fogonazo de luz inicial, se acercó al espejo y cuando logró enfocar, se vio a sí misma con los ojos rojos de llorar. Su mente estaba espesa, le costaba recordar qué había ocurrido, así que decidió lavarse la cara con agua fría con la intención de despertar un poco y de paso aliviar el escozor de los ojos, pero seguía sin recordar. Irritada por no conseguirlo, se dirigió hacia la cocina para prepararse el desayuno. Tenía una sensación rara, pero no sabía de qué se trataba. Tras terminar el desayuno sin apenas degustarlo, procedió a lavar los platos. Seguía habiendo una nube densa que le impedía pensar con claridad, por lo que todas las acciones las realizaba de forma automática, sin siquiera pensarlo. Se duchó, vistió y cepilló los dientes. Ya ni siquiera le prestaba atención a aquella sensación cuando de repente su mente despertó de golpe, y todos los recuerdos le golpearon.

- Leonard... - musitó- ¿qué hice ayer?... ¡Sheldon!- las lágrimas volvían a brotar de sus ojos. – No, no puede ser... es ridículo, imposible... tiene que ser un error, yo... no...

Aterrada corrió hasta su móvil, el cual había dejado cargando en la mesita. No podía ser, nada era cierto, era imposible... Con manos temblorosas encendió el móvil para mirar en qué día estaba.

No pudo reprimir una carcajada en la que soltó toda la tensión y el pánico sufrido momentos antes. La fecha era la misma, nada había ocurrido. Simplemente había sido un sueño extremadamente realista. Sentada en el suelo, con el móvil en las manos, no podía evitar sentirse la persona más estúpida en la faz de la Tierra, pero estaba eternamente agradecida por aquello. Ahora lo veía claro, todo encajaba, incluso lo que le había dicho Bernadette. "Si es lo que tú quieres..." recordó sonriente. Efectivamente, era lo que quería, sería difícil y duro, pero lo conseguirían, juntos.

Con éste pensamiento se levantó de un salto y se dirigió al armario. No pensaba esperar ni un segundo más, pero tampoco podía ir de cualquier manera, por lo que eligió un conjunto, se maquilló ligeramente y tras un par de arreglos en el pelo, se dio el visto bueno para ir a hablar con Sheldon.

Abrió la puerta de su piso enérgicamente dispuesta a atravesar el rellano, cuando para su sorpresa, se encontró a Sheldon en mitad del rellano, confuso por la repentina aparición de Penny.

- ¡Sheldon!- exclamó Penny al borde de un infarto. No se esperaba encontrarle ahí, y de repente toda la seguridad que había sentido se desvaneció por completa, dejando únicamente un mar de dudas y de poca confianza en sí misma.

- Penny... - Musitó Sheldon incómodo.

- Yo... quería hablar contigo...- le interrumpió- Verás, no sé muy bien como decirte esto...

Sheldon, inmóvil, tragó saliva. No sabía qué hacer.

- La cosa es que... - prosiguió Penny- Bueno, el caso... yo... - el cerebro le dictaba demasiadas cosas a la vez, y las palabras se quedaban atascadas en su garganta. Cada vez le costaba más enlazar las palabras, y el que Sheldon estuviera delante expectante no le ayudaba. Finalmente, no pudo con la presión. Cogió una bocanada de aire, llegó hasta Sheldon en dos zancadas, y cuando estuvo a su altura, le rodeó el cuello con los brazos pegando su cuerpo al suyo y juntó sus labios con los de él.

Todo había sucedido muy deprisa, de repente Penny había cruzado el rellano hasta situarse justo frente a él, y ahora sus labios se tocaban delicadamente. Sheldon, sorprendido y apabullado cerró los ojos.

Penny sintió cómo el cuerpo de Sheldon se movía bajo ella, y cómo las manos del físico se posaban en sus caderas. Todo era perfecto, pero, de repente, notó que Sheldon la separaba de él. "Quizá he ido demasiado rápido para él" se dijo a sí misma en un intento de entender qué ocurría.

Cuando se separaron, Penny pudo ver en la cara de Sheldon que algo no iba bien. De hecho, algo iba mal, muy mal.

- ¿Sheldon? ¿qué pasa? – preguntó con un nudo en el estómago - ¿He hecho algo malo? ¿Algo que te haya molestado? Si es así yo...

- No podemos, Penny.

- ¿Qué?

- Yo... lo he estado pensando mucho, y todo ha sido un error de cálculo. No pretendía que esto se me fuera así de las manos...

- Espera – gimió Penny aturdida y sin dar crédito- ¿me estás diciendo que todo esto fue un experimento tuyo?

- Yo...

- Sí o no, Sheldon.

- Sí.

- ¿Cómo...? Tú... - Penny estaba confusa, demasiado. Volvía a notar aquella nube recubriendo su cerebro, todo era irreal, no tenía sentido...- me... me usaste...

- Supongo que no tuve en cuenta algunos factores, y...

- ¡Me usaste!

Sheldon permaneció en silencio.

- ¿Y cuándo pensabas decírmelo?- consiguió decir Penny con un nudo en la garganta y los ojos anegados en lágrimas.

- Lo cierto es que pensaba hacerlo ahora, de hecho iba hacia tu casa, y... - no pudo terminar la frase. Ver a Penny en aquel estado y por su culpa era superior a sus fuerzas – Yo... confiaba en que volviésemos a ser amigos, como estos últimos...

No pudo terminar la frase. Una bofetada cruzó su cara, dejándole sin palabras. Trató de reponerse, pero entonces vio a Penny, llorando desconsoladamente y mirándolo con odio, y se paralizó.

- Sólo te voy a decir una cosa más, Sheldon – logró decir conteniendo sus lágrimas- No quiero volver a verte.

Dicho esto, y con los puños apretados giró sobre sí misma, se dirigió hacia la entrada de su casa, y cerró de un portazo, dejando a Sheldon solo en el rellano.

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