Capítulo 14

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- Es un placer conocerle –Dijo el joven príncipe- Me llamo Nerón Redevance.
- El placer es mío –Respondió Emilie, sintiendo los cálidos labios del joven que besaban con mucho respeto su mano.

La madre de la joven princesa, preocupada por la soledad de su hija, decidió invitar al príncipe del reino vecino para que le conociera y así poder arreglar un matrimonio entre los dos. La doncella desconocía sus intenciones.
El joven era extremadamente atractivo. Tenía largo cabello castaño, piel clara y unos deslumbrantes ojos azules como el mismo cielo. Nerón tenía impecables modales y un excelente físico atlético. Era habilidoso, intrépido y fuerte.
- Príncipe, ¿gusta de una taza de té?
- Sería encantador –Respondió a Gusteau.

Éste, sentado de manera elegante en un hermoso y gran sillón con detalles en oro, le hablaba a la princesa sobre la situación política del país.
- ¿Qué piensa al respecto, majestad? –Preguntó.
- Disculpa, ¿qué decías?

La mente de Emilie vagaba sin rumbo. Se imaginaba volando sobre el bosque y encontrándose con Thanos, quien se posaba sobre un árbol.
- Le veo distraída –Dijo Nerón.
- No es nada –Respondió cubriendo su boca son su mano en pose pensativa.
- Princesa, ¿le gusta la cacería?
- ¿Cacería? –Preguntó, borrando de su mente una ilustración que vio de en un libro del cuento La Princesa y el Guisante- ¿Cómo una persona puede ser tan poca cosa? –Pensó- Disculpa, no me gusta la cacería.
- ¿Habla seriamente? Ese es un deporte muy practicado por la realeza.
- Perdona, no me parece nada interesante ver a un grupo de hombres que tienen la ventaja de las armas y un corcel para perseguir una pequeña e indefensa zorra.

Nerón quedó boquiabierto y sin saber que decir.
- Me parece que ello es un patético intento de los hombres para demostrar virilidad –Comentó- Además, no puedo salir del castillo.

La reina sorprendida ante tales comentarios, interrumpió el incómodo momento.
- Nerón, ¿cómo están sus padres? –Preguntó, cubriendo con un delicado abanico de encaje sus labios los cuales estaba mordiendo.
- Creo que estoy muy distraída con cuentos de hadas –Dijo Emilie.

Su madre y el joven príncipe le miraron extrañados.
- De seguro es este terrible encierro lo que la tiene tan pensativa –Justificó él.
- ¡Oh sí, no tiene idea! –Agregó la reina- No sabe cuán desagradable ha sido todo esto. Emilie está cerca de cumplir sus veintidós años y aún no tiene un pretendiente.

La joven se sintió incómoda.
- Madre, no creo que ello sea interés del príncipe –Comentó.
- ¡Por supuesto que ha de serlo!
- Me parece algo fascinante, una doncella atrapada en una fortaleza debido a un maleficio. Podría ser rescatada por un valiente caballero que acepte desposarla –Dijo insinuante.

Sorprendida, Emilie tosió con brusquedad y levantó para darles la espalda.
- ¡Debí imaginarlo! –Pensó- Mi madre está buscándome un esposo a pesar que le dije que no quería casarme de esa manera.

La imagen de Thanos volvió a su mente.
- ¿Por qué estoy pensando en él en este momento? –Se preguntó sintiendo una fuerte presión en el pecho.

Tras pasar largas horas, Nerón se despidió con un ademán y una invitación para volver al castillo nuevamente a visitarle.
- Sería un honor –Dijo Emilie haciendo una reverencia.

Aunque su presencia le era indiferente.

Emilie y el Hombre LoboDonde viven las historias. Descúbrelo ahora