Capítulo 20

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La neblina se disipó y la bruja notó que Thanos seguía de pie.
- ¿Cómo es posible? -Se preguntó a sí misma.

El hada Ámbar le protegía a él y a la princesa.
- ¡Diablos! -Gritó la malvada hechicera.

Ésta agitó su báculo y brilló de manera tan potente que cegó a los tres.
- Desapareció -Dijo la princesa, acercándose a su amigo- Estamos a salvo.

La joven abrazó al hombre lobo y el hada Ámbar notó que no era Emilie.
- ¡Thanos, aléjate de ella! -Advirtió.

Quien se había acercado era la sombra de la princesa que estaba bajo la magia de la bruja. Un afilado cuchillo traspasó el pecho del hombre lobo y una malvada sonrisa se escuchó.
La verdadera Emilie salió despavorida al ver esto.
- Después de todo, no se enamoraron -Pensó el hada entristecida- Le han lastimado y ella lo ha abandonado. Esto es terriblemente triste.

La bruja apareció nuevamente y posó su mano sobre el hombro de la sombra.
- Muy buen trabajo -Elogió sin mirar como brillaban los ojos de la sombra al recibir su aceptación- Pero ya no te necesito.

El báculo de la hechicera tocó la cabeza de la sombra y ésta desapareció.
- ¡Has acabado con ella! -Gritó el hada Ámbar.
- Me gusta trabajar sola -Afirmó.

Thanos yacía en el suelo tosiendo y apretando su herida. Sentía como la sangre salía de su cuerpo y sus fuerzas se debilitaban.
- No puedo rendirme -Se dijo a sí mismo, levantándose.

Emilie entró al castillo y frente a ella estaba una armadura con su espada que era utilizada como decoración.

- No dejaré que lastimen a las personas que aprecio -Se dijo a sí misma.

La bruja sometía al hada con sus poderes, envolviéndola a ella y a Thanos con rayos purpúreos que les hacían sentir dolor.
- Son unos débiles -Burló.

El grito de guerra de Emilie le sorprendió e hizo que se alejara. El hada y el hombre lobo fueron liberados del tormento.
Blandiendo su espada, la princesa atacó a la bruja pero ella era demasiado rápida.
- Me conmueves -Dijo sarcásticamente- ¡Quieres salvar a tus amigos! ¡Tu destino es morir como ellos!
- No perderé contra ti porque ellos me han protegido en todo momento -Afirmó la joven.

Lucharon arduamente durante pocos minutos que parecían horas. La joven estaba comenzando a cansarse. Tras una malvada sonrisa, la bruja Amatista se burló.
- No eres más que una princesa... una débil e indefensa princesa como todas.
- ¡No en vano me llaman la hija rebelde de los reyes! -Y atacó con su espada.

La bruja retrocedió y lanzó un rayo que atrapó a la princesa y la lanzó varios metros, junto al oscuro árbol. Éste se movía como si en su interior hubiese un corazón latiendo.
La hechicera agitó su báculo, cargando éste de una poderosa y sombría energía.
- ¡Este es tu fin! ¡Muere!

Emilie gritó con desesperación. Iba a morir, no tenía la duda.
- Que no sea este el momento ¡por favor! Todavía tengo mucho por vivir -Pensó.

El hombre lobo se abalanzó sobre la bruja y le hizo caer. La princesa se escondió tras el oscuro árbol. El hada Ámbar acudió para ayudar pero un rayo purpúreo la alcanzó e hizo desaparecer.
- No permitiré que te salgas con la tuya -Gruñó Thanos.

Y soltó un alarido de dolor. La bruja le había lanzado un rayo en su herida anterior y está rió.
- ¡No podrás salvarte esta vez! -He envenenado tu sangre y morirás en poco tiempo.

La princesa Emilie escuchó lo que ella dijo, pero no podía sacar de su mente la extraña idea que tuvo. Blandió la espada y cortó superficialmente el árbol negro.
- ¿Qué pasa? -Preguntó la bruja al sentir que había sido lastimada. Miró su brazo y vio una cortada- ¡No puede ser!

La joven comprobó su teoría. La mariposa negra había salido del árbol y dependía de este. La malvada siempre lo había protegido porque representaba su vida. Y ¿qué mejor lugar para plantar un árbol que no será cortado que tras las murallas de un castillo? Todo había tomado sentido.
- ¡Esto es por el hada Ámbar! -Gritó Emilie clavando la afilada espada en la suave pero espesa madera.

El rostro de la bruja se había vuelto el de una horrorosa criatura.
- ¡Detente! -Gimió.
- ¡Esto es por hechizar a mis padres! -Presionó la espada, clavándola un poco.

La hechicera se acercó y empujó a la joven, pero ésta se resistió y se mantuvo de pie.
La niebla purpúrea desapareció y rápidamente las personas del castillo se incorporaron y observaron lo que estaba sucediendo.
- ¡Esto es por herir a Thanos! -Tras un gran esfuerzo, la espada se clavó más aún.

Las manos de la bruja se deformaron y convirtieron en garras al tiempo que una luz emanaba de su pecho. Era la herida del árbol.
- ¡Y esto es por todo lo que me has hecho!

Presionó con todas sus fuerzas y la espada se hundió completamente en el tronco del árbol. Ésta gritó y se lanzó sobre la princesa, hiriéndole los hombros con sus garras. Emilie gritó y desesperó al sentir el cuerpo de la malvada sobre ella. Pero el peso desapareció y la bruja se convirtió en oscuro y brillante polvo que se esparció con el viento.
- ¿Lo logré? -Pensó ensimismada.

Se levantó y vio como el oscuro árbol se secaba y quebraba. La espada quedó bajo los restos de éste.
- ¡Thanos! -Gritó al ver a su amigo en el suelo y acercándose lentamente frunciendo el ceño debido al dolor en sus brazos por los rasguños.

Las personas del castillo se acercaban en silencio. La muchedumbre solo observaba.
Acariciando su peluda cabeza, Emilie llora.
- Por favor, debes ser fuerte. Resiste -Rogaba con su voz entrecortada.

El hombre lobo le sonrió. El veneno entraba a sus venas como si fuese un ácido que le quemaba desde adentro.
- Después de todo no vivirás conmigo en el bosque.


- No digas eso -Gimió- Quiero vivir a tu lado por el resto de mi vida.
- Emilie... nunca te lo dije porque eres humana y yo un monstruo. Pero te he amado desde que la primera vez en que me miraste con tus sinceros e inocentes ojos.

La doncella se ruborizó y lloró.
- Yo también te amo, eres el único ser que me hace sentir completa -Dijo abriendo su corazón- Por favor, no mueras ahora que te he encontrado.

El cielo se iluminó como si relampagueara y se escuchó la voz del hada Ámbar.
- El hechizo se ha roto. Sus lágrimas te han sanado. Puedes volver a ser quien eres.

Una dorada estela envolvió a Thanos y lo convirtió en humano. La princesa estaba totalmente sorprendida, tanto que no se percató de que sus heridas habían sanado.
- ¿Qué hago aquí? -Preguntó desorientado.

Miró a la joven y la reconoció.
- ¿Emilie? -Preguntó con duda. Le costaba acostumbrarse ver a su amada diferente.

Ella permaneció inmóvil y boquiabierta.
- S-soy... soy Terrence -Dijo tímidamente- ¡Lo he recordado! Cuando era niño la bruja me convirtió en hombre lobo y lo había olvidado.
- Todo este tiempo has sido Terrence. Pero... ¿Dónde está Thanos? -Preguntó sin comprender la situación.
- Thanos es el nombre que me puso la bruja. Todo este tiempo he sido Terrence, pero no lo recordaba. Es como si mis recuerdos hubiesen sido una prenda que me quitaron y tendieron, hasta este momento que volvieron a mí.
- Pero... ¿sigues siendo el mismo ser que conocí en el bosque?
- Por supuesto -Aseguró- Tal vez te asuste ver que luzco diferente... pero pienso que estamos a mano.

Emilie miró sus manos y recordó que nuevamente era rubia y de ojos verdes.
- Si, también pienso que estamos a mano -Respondió acercándose a él.
- Este es el momento para que retomemos nuestras vidas -Dijo embelesado.
- Estoy de acuerdo.

Las personas del castillo se acercaban en silencio.
Postrado en el suelo, Terrence hizo su proposición.
- Princesa, no sé si este es un buen momento para pedirle su mano.
- Será un placer -Respondió.

Acercaron sus rostros y sonrieron. Tímidamente cerraron sus ojos y se dieron un tierno beso que marcó el inicio de una nueva vida totalmente distinta a lo que conocieron. Se amarían por siempre y hasta el fin de sus días porque supieron ver más allá de las apariencias. Sabían que una barrera llamada apariencia podía separarlos. Pero sus corazones vieron la verdad a través de ésta.

Emilie y el Hombre LoboDonde viven las historias. Descúbrelo ahora