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——¿En que estado se encuentra el paciente, Doctor?

——Srta. El paciente se encuentra en un buen estado, solo hay que esperar a que despierte para que repose y en pocos minutos darle de comer.

—¿Lo puedo esperar aquí sentada?

—Claro.

—Okey, muchas gracias Doctor.

—No hay de que Srta.

Escuchaba a dos personas hablar mientras me despertaba, poco a poco abrí mis ojos y todo estaba como siempre, estaba oscuro. El aire acondicionado traspasada la sabana y la camilla era muy fresca, necesitaba algo cálido así que hice el esfuerzo de sentarme en la camilla.

—Quién sea que este aquí conmigo podría hacerme el favor de abrir cualquier ventanilla en la que el sol pueda entrar o al menos apagar el aire acondicionado ¿si? Me resfrío.—Me quejé después de levantarme.

—Si claro, yo también estoy un poco resfriada, después de todo pase la noche con usted.—Me respondió aquella mujer.

—¿Qué?

—¡No! Tranquilo, no tiene porque malinterpretar. Es decir yo fui la que lo trajo aquí y se quedó en este pequeño y frío cuarto hasta el sol de hoy.

—Un momento y ¿María? ¿Donde está? ¿María?—Me comencé a alterar y a preguntar como un loco por María—¡Amiga, María!

—¡Cálmese! ¡Cálmese!...Hay algo que tengo que decirle

—¡¿Qué es?! ¿Qué?

——María...María.

—¡Dígame ya! ¿Qué?—Tenía ansiedad y estaba bajo demasiada preocupación, en ¿donde estaba María?

—Ella recibió un fuerte golpe en la cabeza y esta en cuidados intensivos—Me respondió la Srta., a lo que yo me quedé asombrado y con un nudo en la garganta.

—¡¿Como!? ¡No! Y ella...ella ¿Esta bien?—Estaba triste y quería ver a mi mejor amiga...Quería verla parada o sentada, hablándome o abrazando me contándome un mundial de cosas como si no hubiese un mañana.

—Lamentable mente ella esta luchando por su vida y si en menos de media hora no aparece un familiar, la desconectaran para que descanse en paz—Yo escuché atentamente sus palabras y lo último paso por mi cabeza lentamente, una tras otra lagrima salió de mis ojos, lágrimas de un ciego, mi corazón comenzó a latir fuertemente rápido y me comencé a agitar, sentía rabia y fuerzas para levantarme de la camilla e irme para donde estaba María.

—Señor espere no puede levantarse así nada mas ¡Espere!—Aquella mujer trataba de calmarme pero no podía, me desconecte de esos aparatos y partí la aguja a la que estaba conectada mi suero, me pare con fuerzas, estaba descalzo y el pisó estaba frío, como pude abrí la puerta y salí<<¡María! ¡María! ¡¿Donde estás?! ¡María! ¡No te vallas!>> Gritaba fuerte, aquella Srta. me cogió de los brazos pero yo la empujé contra algo, al parecer era una puerta que se abrió y fue hay donde escuché la voz de María, pronunciando lentamente mi nombre.

—Simón...

Escuche a María susurrar mi nombré y me empecé a dirigir hacia dónde estaba ella, choque con muchas cosas antes de entrar a el cuarto, no sabía donde estaba la Srta. que empujé por impulso. Tocando la pared junto a la puerta logre entrar y María seguía repitiendo mi nombre suavemente.

—Simón.

—¡María! Estoy aquí...Escúchame, dime que estas bien ¡Por favor!

—Estaré en la entrada vigilando ¿De acuerdo?...Y disculpa por intentar detenerte, no sabía lo importante que era ella para ti.

La Srta. me hablo y toco mi hombro, era amable.

—Gracias Srta. Y perdóneme por el empujón.

—No hay de que. Y tranquilo, lo entiendo.

—Simón.—Volví a escuchar a María y mi llanto regresó.

—María, estoy aquí, ¿Si? Saldremos de aquí, juntos—Mi voz era temblorosa y sentía que había empezado a entrar en un estado de auto flagelación o depresión—¡Malditos doctores que no hacen una mierda, coño!...¡Hay amiga!

—Simón, no maldigas, eso envenenara tu alma y paz interior—Solo susurraba, porque en el estado en el que estaba no podía alzar su voz.

—Te quiero María.

—Y yo a ti amigo, gracias por hacerme feliz siempre, te amo...—Cuándo pronunció sus palabras, un lagrima salió de mí, y un sonido comenzó a invadir el cuarto, y era señal de que el corazón de María había latido por última vez. Ella se divirtió, amo, quiso, fue feliz pero ese día su historia había terminado en este mundo.

—¿María?...¿María? ¿ María? ¡Amiga! ¡Amiga!...¡Srta.! ¡Venga por favor, es mi amiga!.—La comencé a sentir fría y ese sonido no paraba, la Srta. llego rápidamente y comenzó a gritar<<¡Un doctor! ¡Un doctor! ¡Rápido!>> Los Doctores llegaron en un par de segundos, y nos sacaron del cuarto, yo estaba llorando en gritos, sentía que estaba bajo un lago enredado entre algas que sujetaban fuerte mente mi garganta, estaba haciendo mucho frío, la Srta. que estaba a mi lado me abrazaba fuertemente, sin saber quien era yo, era como un ángel que transmitía seguridad y calor.

—Familiares de María o amigos—Un doctor salió a decirnos como estaba María.

—Aquí Doctor...Somos nosotros dos—Ella hablo por mí, para que el Doctor nos dijera alguna noticia sobre el estado de María.

—Lamento decirles esto, pero no pudimos hacer nada, hicimos todo lo posible, pero, María falleció.

—¿Qué?—Estaba en completo Shock, y fue tanto el dolor que sentí, fue tanto el latido de mi alma que me maree y al sentirme débil me tire al hombro de la Srta. a llorar a gritos  y en eso me caí, ella me sostuvo el brazo e intentó levantarme con el doctor pero yo me había desmayado.

...

Me desperté al sentir como el calor me quemaba, abrí mis ojos y veía el sol, el viento que había, hacia que fuera un brisa tibia, estaba sorprendido porque podía ver, había un campo lleno de rosas rojas y blancas, justo como alguna vez María me había dicho que le gustaban. Después de retroceder un paso un árbol gigante se puso a mi lado pero ¿Como? Fue donde me di cuenta de que era un sueño, la sombra del árbol era fresca y sonreí, el lugar era muy hermoso, y había paz pero ¿Donde estaban los demás? Hasta que alguien me tapo los ojos.<<¿Quien eres?>> Me moví para quitarme las manos de mis ojos y voltee a ver, y había una mujer, de cabellos negros, largos y una mirada tierna, de ojos verdes y muy joven, labios rojos y rostro juvenil. Me sonreía pero no podía hablarme, estaba muda. Hasta que vi una cadena pequeña en su cuello que decía María, me emocione al darme cuenta que era ella, la abrase fuertemente y ella a mi.

Me dio un beso en la mejilla derecha y me hablo, <<Te espera un largo camino, amor mío, nunca me olvides porqué yo siempre te tendré en mi corazón>> fue lo único que me dijo. Nunca pense que María me dijera esas palabras, me hicieron llorar de alegría y emoción pero no por mucho, un viento fuerte comenzó a dar vuelta y se formo un tornado, yo la cogí de las manos para sostenernos de aquel árbol, pero ella no quería irse conmigo, y me indico con sus expresiones que la dejara ir, una lagrima salió de su ojo derecho, me sonrió, se soltó de mis manos y retrocedió dos pasos a lo que el tornado se la llevo fuertemente escondiendo la entre sus oscuridades—¡No...!—Ella se fue y yo volví a la melancolía, en donde al cerrar mis ojos me desperté y volví a lo que todos llamamos realidad.

Lagrimas De Un Ciego: Las Estaciones Del Amor ( COMPLETA )Donde viven las historias. Descúbrelo ahora