Lagrimas De Un Ciego: Las Estaciones Del Amor ( COMPLETA )

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——Primero vamos a desayunar—Yo la tome de la mano para no dejarla avanzar—.Primero quiero que me cuentes ¿Quién es esa mujer?—Ella acarició mi mano y la besó como si fuese un símbolo de lealtad—No tengo hambre aun mi amor, tenemos tiempo ¿Verdad?

—Como tú quieras Simón, te voy a contar quién era esa mujer—Me dijo en un tono de seguridad—Salgamos de aquí primero, y vamos a el restaurante. Ahí podremos hablar adecuadamente ¿De acuerdo?

——De acuerdo mi amor—Le respondí entregándole mi mano para que me guiará. Nos fuimos para el restaurante de nuevo, llegamos a la mesa que habíamos escogido para desayunar y antes de llamar a el mesero empezamos a charlar sobre la tal Regina.

—Como te digo...Regina es una ex-cliente que tuve en años pasados por decirlo así. Era una ladrona de libros, un día la lleve a la agencia de escritores para que ella pudiese leer todo lo que quisiera, poco a poco se fue forjando una amistad llena de confianza entre nosotros. Hasta que un día unos oficiales la capturaron por sus robos pasados, es decir antes de que yo la llevase a la agencia de escritores. Me pidió el favor de que la ayudara...Y...

— ¿Y? Vamos Elizabeth, no te detengas—Le dije dándole ánimos para que siguiera.

—Y eso fue lo que hice, ayudarla. En el proceso de ayuda en donde se enfrentaba con varios vendedores de libros, en los juzgados y tribunales, poco a poco iba perdiendo la batalla, hasta que lo hice. Regina pasó 3 años en la cárcel, dejo de hablarme, las cartas que yo le mandaba diciéndole que la extrañaba las quemaba, ella fue una de mis mejores amigas, pero la cárcel le endureció el corazón, partió su alma y ahora es otra. ¿Sabes? No es la primera vez que la encuentro, la última vez fue antes de conocerte en un centro comercial en donde amenazo con vengarse de mí.

—¡¿Qué?!—Me sorprendí—R...Re-gina. ¡Oh! No Elizabeth ¡No sabes todo lo que te faltó pensar!—Me pare del impulso del asiento con mucha rabia.

— ¿Qué? ¿Qué es amor? Cálmate y siéntate ¿Si? Hazlo—Me dijo tocando mi brazo derecho convenciéndome de que me sentara.

—Es Regina la que todo este tiempo ha estado mandando esas cartas anónimas, esas notas de amenaza ¡Maldita sea!

— ¿Qué? No, no, no, no...La conozco perfecto, ella es un ser muy sensible, es delicada y en su momento de rabia me dijo eso y la comprendo, ella no es mala. Créeme mi amor, la conozco perfectamente y no es como tú la estas tachando. Regina es buena.

—Oh mi amor, oh Elizabeth, ere muy buena de corazón—Le respondí yo en un tono más calmado y después de eso dándole un beso en la frente—. De verdad, voy a creer en lo que tú me dices ¿Pero? Si no es ella ¿Entonces quién podría ser?—Se me vino de nuevo esa pequeña intriga de nuevo, me asustaba.

—No sé. Pero Simón, no vinimos aquí a estresarnos, vinimos a divertirnos, es nuestra luna de miel y pues que tenga lo que tenga que pasar—Me dijo acariciando mi cabello suavemente.

—Que tenga lo que tenga que pasar—Le dije besándola.

Desayunamos, reposamos y nos fuimos de nuevo al cuarto a darnos un baño, la temperatura estaba alta y hacía mucho calor.

Una vez llegado al cuarto nos acostamos en la cama a descansar.

—No crees que el ambiente está muy caliente en estos momentos—Me dijo recostada en mi pecho.

—Sí, tan caliente como para ducharnos y salir a fuera a seguir conociendo este maravilloso lugar ¿No crees?

—Bésame, cárgame y llévame a la ducha y por cierto señor Simón no puede despegarse de mí.