CAPITULO 9

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El agua comenzó a hervir y hacer chillidos. Corrí y la quite del fuego, tomé mi taza preferida; tenía la cara de Beatles. La llené con agua un poco más arriba de la mitad, saque la leche y el azúcar y obviamente, el café.
Puse una cucharada de café en la taza y revolví, después eché un poco de leche y para finalizar algo de azúcar. Mi café estaba listo.
Me encantaba el olor del café simplemente me tranquilizaba mucho. Café, libro y frío hacen mi día cero por ciento aburrido. 
Subí las escaleras cuidadosamente con la vista fija en la taza. Llegué a mi cuarto, abrí las cortinas y me senté en la cama para empezar a leer. Estaba leyendo obra de Romeo y Julieta. Casi no me llaman la atención estas novelas de amor, en realidad prefiero el misterio, y el miedo. Se me hace más interesante. Pero como solo me queda este por leer, no le rechazaré. 
Apenas me acomodé, sonó el timbre. Bufé, salí de las sabanas y me puse mis pantunflitas con forma de conejito. Comencé bajando escaleras algo molesta, me han quitado de mi zona de confort. 
Abrí la puerta.
- No tengo tiempo para testigos de Jehová- susurré
- Hola- Mis ojos casi se salen de las cuencas. 
De la sorpresa cerré la puerta rápidamente y me quedé detrás de ella. Coloque mis manos en la cabeza y empecé a caminar en círculos pensando que hace él aquí y como lo correré sutilmente. 
Entonces abrí la puerta.
- me cerraras en la cara de nuevo?-preguntó
- lo lamento… pero, ¡¿Qué hace aquí?!-pregunté yo, ignorando su pregunta.
- Vine por ti, ¿puedo pasar?-me miró y yo evite su mirada a toda costa.
Apenas empecé a olvidar aquella mirada que me regaló en su carro y ahora aparece y lo empeora. 
- ¿qué?-reí atónita- claro que no… ¡ah, pase!- me hice a un lado y el entró.
Se sentó en el sillón más cómodo de la casa. Esperé a que el hablara.
- Lamento que haya venido sin avisar… 
- No hay problema- contesté. Pero si lo había, él dijo que venía por mí, ¿para qué?
- Iré a una fiesta-apuntó.
Entonces fije mi vista en su atuendo, apenas noté que estaba vestido muy…guapo, supongo. Trague saliva. ¡Demonios, se ve bien!
- Okey… yo…
- Quiero que vengas conmigo- soltó- porfavor…
Me di cuenta de que ahí estaba el problema.
- ¡oh, no. Lo siento, yo…no!- dije
- ¡¿qué?! ¿Por qué no?-preguntó levantándose 
- No… no es lo mío, profesor Jeon-rió 
- No me llames de esa manera. Mi nombre es Jungkook .
- Bueno, no es lo mío Jungkook -sonrió
- Mejor… ahora… acompáñame.
El brillo de sus ojos se intensificó. 
- Nunca he ido a una fiesta- dije y hubo silencio. 
Esperaba la burla de su parte.
- ¿de verdad?- aquí viene…- pues para toda hay una primera vez-sonrió.
¿enserio no se iba a burlar de mí? 
- Tal vez… tengas azón.
- La tengo. Soy profesor-hizo una cara prepotente, me causó gracia y reí- ¿irás?
- Supongo que lo haré, no quiero que bajes mi calificación- reí- ahora vuelvo.
Ahora el problema era que no tenía que ponerme. No sé cómo debo vestir. Abrí mi closet y solo había unas seis prendas colgadas. Abrí mis cajones y era lo mínimo de ropa lo que tenía. 
Se me ocurrió una idea peligrosa: Ropa de mamá.
Sé que es mala idea, pero no se dará cuenta, además, tiene millones de ropas y vestidos, también zapatos, no creo que cuente lo que tiene. Y, se compra ropa todos los días. 
Sonó buena idea después de saberlo, tomé un vestido bonito. No me había puesto uno desde los tres años y cuando me bautizaron. Era negro, no me quedaba tan mal, después de todo mamá y yo somos del mismo tamaño, solo me gana por unos cuantos centímetros.
Me pasé el peine unas cuantas veces y no me puse maquillaje, no sé mucho de eso y no me quiero ver mal. 
Después de aquel proceso, temerosa baje las escaleras. Con cada escalón que bajaba sabía más y más que era mala idea. Llegué al final. Jungkook estaba sentado con un termo azul, de él salía humo. Sonreí, era café, se me había olvidado ofrecerle. 
Leía una revista o se hacia el tonto viendo imágenes. Noté que no había notado mi presencia detrás de él. 
- Así que… ¿tomando café sin permiso?-dije y Jungkook volteó a verme con los ojos hacia arriba y una mueca graciosa en el rostro, parecía cachorrito regañado.
- Perdón, es que hasta acá llegó el olor y… ¡oh! E vez… - hizo una pausa, me cohibí un poco y me hice para atrás- ¡espléndida! ¡te queda genial! ¿cómo es que nunca has ido a una fiesta? Tienes vestidos para fiesta.
- Es de mi mamá. Yo no tengo propios.
- Igual… te queda divino, apantallarás, ¡los zapatos!-grito y yo me empecé a reír a carcajadas.
- Pareces mujer-le dije y el empezó a reír también. 
Realmente disfrutaba pasar el rato con él. Desde ahora me di cuenta de que con él, podía sentirme tranquila, y muy agusto. Reímos un poco más y se levantó del sillón. 
- Bueno, si algún día este sillón llega a desaparecer… quítame de la lista de sospechosos, ¿bien?- reí
- Claro…, jamás sospecharía de ti.
Me gustaba su sentido del humor, es agradable. Me pregunto como es cuando se enoja; ¿muy feo?
Caminamos y salimos de mi casa para llegar a su carro. Entramos y hubo silencio de nuevo. Ya no quise voltear para preguntar qué sucedía, no quería verlo ahora, no quería que pasará lo que pasó en la tarde, su mirada se clavo en mi mente por horas. 
Arrancó y nos fuimos a la fiesta. La verdad ni siquiera sabía de quién era la fiesta. Supongo que de uno de sus amigos. Suspiré y me acomodé en el asiento, esperando a llegar. Estaba realmente nerviosa, ¿Qué se supone que se debe hacer? 

Mi Profesor (jungkook y tu) 1 y 2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora