CAPITULO 43

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Narra ____:

Mis ojos se abrieron completamente al ver como lo ponían contra la pared bruscamente.

Sentí demasiado dolor, y más ahora que tengo sus labios marcados en los míos como un bello tatuaje. Y, no hay necesidad de decir que estoy llorando porque... pues todos saben que lo estoy, pero ahora de verdad desconsoladamente. ¡Me van a quitar a MI hombre!

- - ¡NOOOO! ¡PORFAVOR!- grité

Me movía como loca, y de la desesperación, quité las agujas que se encontraban incrustadas en las venas de mis dos manos (catete) y empezó a salir sangre de ellas.

- No te lastimes...-dijo Jungkook con una voz muy ronca- no lo hagas... por mí.No quise contestar. En lo más profundo de mi subconsciente, estaba segura de que ya quería que se fuera, para tratar de olvidarme de él, pero... no era una buena idea que digamos.

- - ¡DEJENLO IIIR!

Me bajé de la camilla y lo empecé a "atacar" lo único que quería era que nos dejaran en paz para que él y yo pudiéramos estar como antes, en su casa con las citas a escondidas..., pero nada en esta vida es como la quieres o planeas.

Ni siquiera sentía el dolor de la sangre salir de mis venas, tanto que cuando me di cuenta, tenía la venda de color rojo. Jungkook me miraba fijamente, como si me quisiera decir algo, pero no podía.

Sentí unas manos en mis hombros y cuando volteé ya me tenían agarrada. Seguía gritando, y gritando el nombre de Jungkook, hasta que me inyectaron otra vez en el brazo. ¿No se cansan de inyectarme?

Me sentaron en la cama nuevamente y me volvieron a incrustar las agujas en donde las tenía, ya no sentía dolor alguno, solo me senté en la cama, viendo como se lo llevaban. Al final de todo, vi como lamió sus labios suavemente, guardando el sabor de nuestro último beso y después en forma muda recitó un: "te amo"

Sonreí débilmente y aquellos policías o militares, lo que sean, se lo llevaron.

(...)

Narra Hyuna:

Saqué las llaves de mi coche, iba a mi casa a festejar de todo, especialmente como me ha ido en la vida. Para empezar, nací preciosa y gané millones de premios como la pequeña miss Jersey. Segundo, mi adolescencia es hermosa, soy rica y JAMÁS me ha salido una espinilla, tengo todo, también un buen cuerpo, dinero... y siempre gano. Incluso en el pequeño problemita de Stanford, salí limpia. Soy como una Diosa.

Estaba en el estacionamiento del centro comercial. Caminando a mi coche, como todos los Viernes hago, compro ropa nueva, zapatos... etc. De pronto salió Jennie de un pequeño bocho amarillo, pero no uno bueno, sino uno horrible del tianguis. ¡¿Pero qué pasó?!Fingí que no la vi y seguí con mi camino.

- ¡Hyuna!- susurró con fuerza

Y claro que la escuché, pero nadie puede verme con ella si salió de un asqueroso bocho. Seguí con lo mío.

- Sé que me viste- dijo mientras llegó y toco mi hombro, me giré con una cara de asco.
- Em... no la conozco- dije
- ¡pero si somos mejores amigas!- la callé antes de que continuara hablando.

- ¿qué?-pregunté rápido.
- Mis padres han quebrado, Hyuna- abrí mis ojos con grandeza.
Con más razón debo alejarme de ella. No puedo dejar que me contagie algo. Alcé una ceja y la miré despreocupada.

- Y a mí... ¿me afecta?- pregunté realmente sin saber la respuesta.
- Pues no... pero...- entonces sonreí y seguí caminando a mi auto- ¡Hyuna!-gritó
- ¡hay que quieres!- contesté brusca.
- Necesito que me ayudes, por favor... yo siempre te ayudo, ahora necesito algo de tu ayuda. Por favor...

Seguí caminando pero aun así escuchaba la tonta historia de Jennie. ¿Por qué no se calla?

- Este carro es de un primo de Kai, pero es que... ya era urgente... -comenzó a llorar- Kai es muy malo conmigo, hyuna, te iba a contar la vez pasada ¿recuerdas?, me tuve que acostar con él a la fuerza, necesito contarte mis problemas...- sollozó
- ¡no necesito tus problemas, son mierda y son tuyos! ¡a mí no me interesan! ¡Maldita prostituta! ¡Ahora déjame en paz, que estaba bien a gusto! No quiero juntarme contigo y llegar a la quiebra! Ahora... piérdete, perdedora.

Dije y llegué a mi coche, le quité la alarma y entré en él para salir lo más rápido posible del estacionamiento. Estúpida Jennie, solo quería que me convirtiera en pobre como ella, JÁ, vaya imbécil...

Narrador omnisciente:

Jennie, cerró los ojos y terminó de sollozar dentro del pequeño bocho color amarillo. Se sentía muy frustrada, y enojada... así que para liberar algo de coraje, comenzó a patear todo, los asientos y el claxon, también empezó a golpear los vidrios haciendo que éstos se quebraran. Las muñecas de la chica comenzaron a temblar y sangrar.

Aun con las manos temblorosas, tomó su celular mientras veía a la nada, marcó un número y se lo colocó en la oreja.

- Hola...- dijo con voz rasposa..

(...)

Ya había pasado media hora desde que se habían llevado al profesor Jeon. Y ____ seguía mirándolo en la pared, su mente lo veía mientras él ya estaba casi encarcelado. ¿Se estaba volviendo loca?

- Jungkook, muévete y escapa...-hablaba sola.

La enfermera la veía hablarle a la pared, lo que la hizo asustarse. Se fue lentamente de la habitación y al momento de cerrar la puerta, comenzó a correr a toda velocidad con los encargados de los... "locos"

Tocó la puerta tres veces y abrieron. Lo recibió una señora con el cabello morado, más o menos como unos cuarenta años, y facciones de italiano, pero se veía joven y bella. Miró a la enfermera extrañada.

- ¿Qué haces aquí? Tu zona es haya ¿no?- preguntó la señora apuntando a una puerta del hospital.
- Lo sé- respondió- pero tenemos un caso: cincuenta y tres, en la habitación seiscientos ochenta y ocho.

Dejó a la señora del cabello morado con la palabra en la boca, pues en cuento terminó de decirle todo, se fue a su zona corriendo, por así decirlo. Sacó un radio de su bolsillo y la señora habló:

- David, te necesito aquí...- ordenó y guardo
- Entendido...- se escuchó.

(....)

Este hospital tiene dos partes: una en la cual van los enfermos, heridos, muertos etc. Y la otra donde va la gente... algo especial por así llamarlos, la gente que necesita ayuda "ayuda".

Desde que hubo un accidente en el dos mil diez se tuvieron que cerrar ambas partes y es MUY difícil lograr pasar. Tienes que trabajar ahí o pedir autorización.

Así no volvería a ver un caos como la de ese año.

Caminó junto con David a la oficina para solicitar un permiso para pasar al área de hospital.

- Lucía Domenneci- se presentó- solicito un permiso para un cincuenta y tres. Habitación seiscientos ochenta y ocho.

- Déjeme verificar... ___ Stanford- ambos asintieron- bien, firme en esta hoja.

Le tendió una carpeta con varias hojas de colores y en donde le había señalado, los dos firmaron para que no hubiera mal entendidos después.

- Gracias.

Caminaron en busca de la habitación. Dieron varias vueltas en el hospital hasta que la encontraron. David suspiró y abrieron la puerta lentamente. Como si se tratara de un monstruo con el que debía tratar. Pero solo es ___...

Al cerrar la chica los miró sin parpadear. La italiana se acercó y se sentó junto a ella.

- Me llamo Lucía, y él es David- dijo con voz aniñada, como si ___ fuera un bebé.

Stanford la miró con el ceño fruncido.

- ¡¿Qué rayos te pasa?!- gritó ___- ¡¿tú quién eres?! ¡no me hables de esa manera! ¡JUNGKOOK, RESCATAME!

Ambos señores la miraban detenidamente, tratando de comprender lo que ella decía, pero lo único que tenían en mente y seguro, es que ella había enloquecido. Pero lo que no sabían es que ella no estaba loca, sino, le habían puesto ya muchos sedantes.

Mi Profesor (jungkook y tu) 1 y 2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora