Cap. 26: La hora más oscura, parte 4.

950 86 16
                                    

Emrys exhaló fuego sobre las brasas moribundas cuando salió el sol.
Se tumbó al borde del campamento, vigilando a los caballeros dormidos.

Arturo se movió confundido por el peso sobre su pecho. —¿Merlín?

—¿Sí, Arturo? —Respondió Emrys en voz baja, con una bocanada de humo en el aliento.

—¿Por qué estoy envuelto en tu cola?

—No sé de qué estás hablando. —Dijo, desenrollando su cola alrededor de Arturo y agitándola perezosamente.

Arturo rodó los ojos.
—¿Has dormido algo?

—No.

—... ¿Cómo esta él?

Merlín tarareó tristemente; levantó su ala, revelando que estaba acurrucado cuidadosamente alrededor de un Mordred tembloroso e incontrolable. Su cola cuidadosamente se envolvió alrededor de Mordred en su lugar. —Vivo. —Dijo en voz baja, bajando su ala hacia abajo.

Arturo suspiró aliviado.
—¿Cómo es eso posible?

—No lo sé. No debería ser. Nadie ha sobrevivido al toque de un Dorocha antes.

—Si él puede... ¿podrías?

—Es... posible.

Los caballeros se agitaban, parpadeando a la luz de la mañana.
—Oh demonios. —Dijo Gwaine, poniendo su brazo sobre sus ojos. —Olvidé que Merlín se convirtió en un maldito dragón anoche.

—Nunca me acostumbraré. —Acordó Elyan.

—Tenemos que llevarlo de regreso a Gaius. —Dijo Arturo una vez que todos al menos estaban sentados.

León preguntó. —¿Y abandonar la búsqueda?

—Él me salvó la vida; él necesita ayuda.

—Arturo, si no llegamos a la Isla de los Benditos, cientos más perecerán.

Arturo miró hacia Emrys, preguntando en silencio qué debía hacer.

—No quiero dejarlo ir. —Dijo Emrys. —Pero creo que uno de ustedes debería llevarlo de regreso. Era una tontería dejarlo venir con nosotros; ni siquiera es un caballero, ¡todavía es un niño!

Arturo y los Caballeros inclinaron sus cabezas ante la ferocidad en los ojos de Emrys.

—Ni siquiera lo pensé. —Dijo Percival en voz baja. —Él siempre está con nosotros.

—Déjame llevarlo. —Insistió Lancelot.

Arturo apretó la mandíbula.
—Llevar a un hombre herido solo, te llevará dos o tres días llegar a Camelot. —Dijo.

—No si paso por el Valle de los Reyes Caídos. No puedes renunciar a la búsqueda.

—Señor, tiene razón. —Acordó León.

Protéxome do dano. —Cantó Emrys, y apareció un brillo dorado alrededor de Lancelot.

—¿Qué fue eso? —Preguntó Gwaine.

—Escudo mágico. Las espadas y los proyectiles deberían rebota.

—¿Debería?

—¿Cuáles son las probabilidades de que un bandido o ladrón tenga una espada forjada en el aliento de un dragón? Estará bien. Mordred también.

Cuando Lancelot se acercó, Emrys involuntariamente se acurrucó más alrededor de Mordred.
Lancelot sonrió.
—Estará bien, Merlín.

Con la voz retumbante en su garganta, lentamente volvió a su forma humana. Merlín acunó a Mordred contra su pecho.

Destino Retorcido, Destino Inmutable (Traducción)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora