Destino Retorcido, Destino Inmutable (Traducción)

Cap. 10: Una Pregunta Simple. (El Castillo de Fyrien)

—¡Vamos, Mordred, apúrate! —Merlín gritó por encima del hombro. Los dos estaban haciendo sus rondas por Gaius, y Merlín ya estaba llegando tarde; durmió poco debido a una ninfa sorprendentemente enojada con la que tuvo que lidiar la noche anterior. Estaban en las ciudades más bajas, deteniéndose aquí y allá y tratando de mantenerse fuera del camino de la gente de la ciudad. Giraron hacia una calle vacía, tomando un atajo.

—¿Estás seguro de que esto es más rápido? —Preguntó Mordred, llevando una pesada canasta frente a él.

—Claro que sí. —Dijo Merlín, dando largos pasos por la carretera.

—Er, ¿Merlín?

—¿Sí? —Preguntó, sin realmente prestar atención.

—Hay algo que quiero preguntarte.

—Claro. —Respondió él, cuando dieron vuelta otra esquina.

—Se trata de mag-

Bang, bang, bang.

Una voz extraña gritó: —¿Gwen?

—Espera, Mordred. —Dijo Merlín, caminando hacia el hombre que golpeaba la puerta de Gwen. Mordred suspiró.

Bang, bang, bang.

—¡Gwen!

—Ella no está en casa ahora. —Dijo Merlín. —Ella está ocupada en el castillo.

—Oh. —Dijo el hombre, bajando el brazo. —Sí, sí.

—¿Para que necesitas a Gwen? —Preguntó Merlín.

—Er, bueno, he estado fuera de la ciudad durante unos años, quería ponerme al día. Soy Elyan, por cierto.

—Merlín. —Sonrió. —Probablemente puedas encontrarla en los baños del castillo a esta hora del día.

—¡Merlín! —Llamó Mordred.

—¡Bien, lo siento! Tengo que irme, estoy bastante atrasado ya. ¡Espero que la encuentres! —Merlín saludó, corriendo.

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—Ah, Arturo. —Dijo el Rey, mientras su hijo entraba en la sala del trono. —¿alguna noticia?

—Me temo que no hay señales de quien o que dejo el círculo de cenizas en el bosque. Lo que sea que haya sido hace mucho tiempo que se fue.

Los ojos de Uther se estrecharon. —Me niego a creer que cualquier criatura que haya dejado esa marca simplemente se haya ido. Debe estar escondido.

Morgana se movió inquieta en su asiento.

—Sigue mirando. Pregúntale a Gaius si ha encontrado algo útil en sus libros.

—Sí, padre. —Arturo se inclinó, compartiendo una rápida mirada con su hermana.

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Con una rápida mirada por encima del hombro, Kara deslizó algo entre el poste de cama de Morgana y la pared; cerca del piso para que no sea visto.
Sus ojos brillaron dorados.

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—¡Gwen! —Elyan llamó a través de la puerta que previamente había sido golpeada en su cara.

Respirando hondo, Gwen abrió la puerta, mirando con evidente odio a su hermano.

—Estas enojada conmigo, ¿verdad? —Preguntó tímidamente.

—Un poco. —Dijo bruscamente. Ella suspiró. —¿Dónde has estado, Elyan?

—Aquí y allá.