Destino Retorcido, Destino Inmutable (Traducción)

Cap. 21: Obra de Arte

—¿Arturo? —Merlín llamó, retrocediendo en la habitación de Arturo con sus brazos llenos de armadura. Cuando se dio cuenta de que Arturo no estaba allí, tiró la armadura sin ceremonias sobre la cama de Arturo.

Se estiró, los brazos por encima de la cabeza. Su mano rozó el armario al pasar.
Merlín se estremeció.
Frotándose el polvo de la mano, trató de recordar la última vez que desempolvó las habitaciones de Arturo.

—Desde... que Gwen fue arrestada, creo. —Murmuró Merlín entre dientes. Encontró un trapo y comenzó a limpiar la habitación.

Mientras limpiaba el polvo de un estante en el armario de Arturo, Merlín soltó una piedra en la pared. Curioso, sacó la piedra.

Había dos rollos de papel en el interior; Sacó las páginas ligeramente amarillentas.

Sentado contra la pared, Merlín desplegó las páginas.
Eran dibujos; algunos bocetos, algunos de pleno derecho.

Merlín miró con asombro la atención al detalle; dibujos de los caballeros, de León, de Gwaine y Percival, de Uther cuando era más joven, de Morgana cuando era una niña, de cómo es ahora, de gente del pueblo y sirvientes del castillo, de sí mismo.
Dibujos de árboles, de paisajes, de la vista de Camelot desde la ventana de Arturo.
Todos ellos firmados, Arturo.

Merlín desplegó el segundo pergamino, sonriendo.
Todos fueron dibujos de Gwen. Gwen colgando la ropa, Gwen limpiando la habitación de Morgana, Gwen ayudando en las cocinas, Gwen durmiendo en un campo de hierba.
Gwen cuando era adolescente, siguiendo a Morgana.
Gwen sonriendo, con los ojos deslumbrantemente brillantes a pesar de que estaba hecha de papel y tinta.

Merlín dejó de lado otra página cuando una sombra pasó sobre él.
Lentamente, Merlín levantó la vista.

Arturo lo estaba mirando fijamente, con el rostro ilegible.

Merlín huyó...
Papeles dispersándose por el suelo.
...sujetando algunas de las paginas a su pecho.

—¡¡¡MEEEEEEEEEEERLIN!!!

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Gwen acababa de terminar de cepillar el cabello de Morgana cuando Merlín irrumpió repentinamente en la habitación, sin aliento y con los brazos llenos de papeles.

—Esconde esto. —Dijo, tirando los papeles a los brazos de Gwen mientras ella tartamudeaba las protestas.
Salió corriendo, continuando por el pasillo.

Gwen miró a Morgana en busca de ayuda.

Encogiéndose de hombros, Morgana la ayudó a enderezar las páginas en una pila y las deslizó bajo sus mantas, justo cuando el sonido familiar de la botas se precipitaba por el pasillo.

—Morgana, Guinevere, —Dijo Arturo, quitándose el pelo de los ojos. —¿Han visto a Merlín?

—Hoy no. —Respondió Morgana inocentemente.

—Si lo haces, no le quites nada.

—¿Por qué no? ¿Qué ha hecho él ahora? —Sonrió.

—Simplemente... no lo hagas. —Y con eso, Arturo salió corriendo.

Sonriendo, Morgana recuperó los papeles, hojeándolos.
Ella hizo una pausa.
—Gwen.

—¿Sí, Morgana? —Gwen respondió, caminando hacia allí.
Miró la página que Morgana estaba mirando, viendo su propia cara mirando hacia atrás.

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Arturo estaba sentado en su escritorio, furioso. Cuando alcanzó a Merlín, los papeles se habían ido; encerrar a Merlín en el cepo no lo ayudó a encontrar sus dibujos, pero eso hizo que Arturo se sintiera mejor.
Él resopló, recostándose en su silla.

Hubo un golpe suave en su puerta.

—Adelante.
Gwen abrió la lentamente la puerta, sosteniendo las páginas que faltaban en su pecho.
Arturo palideció.

—¿Dibujaste esto? —Preguntó ella, caminando hacia él.

—Gw-Guinevere, yo...

—Son hermosos. —Sonrió suavemente, barajando las páginas. —No sabía que pudieras dibujar.

Arturo miró por la ventana, apoyando la barbilla en su mano.
—Por supuesto que son hermosos, —Dijo finalmente. —son dibujos tuyos.

Gwen se sonrojó carmesí.
—Arturo. —Dijo ella guiando su cabeza para que él la mirara.
Ella lo besó.

Arturo se derritió en su toque.

Gwen se apartó, sin aliento.

—Ahora esa es una cara que me gustaría dibujar. —Sonrió Arturo.

Ella le dio un manotazo en el hombro.