Destino Retorcido, Destino Inmutable (Traducción)

Cap. 6: Déjalo volar

Advertencia de palabrotas, las cosas se ponen bastante tensas.

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—... Merlín, ¿qué estás haciendo?

Era temprano en la mañana, Arturo estaba tratando de revisar su creciente pila de papeles, y su sirviente correteaba por su habitación haciendo mucho ruido y siendo una molestia general.

—Estoy empacando. —Dijo Merlín, agarrando la ropa del guardarropa de Arturo.

—... ¿Por qué?

—Porque vamos a cazar.

—No, no es así.

—Por supuesto que es así. Anoche enviaste un aviso a tu padre.

—Merlín, sabes que estuve con Gwen anoche.

—¿Oh? —Preguntó él, sin detenerse.

—Sí.

—Entonces es una buena cosa que aprendí a falsificar tu letra. Nos vamos pronto.

—¡Merlín!

—¿Me estás diciendo que no quieres salir del castillo por un tiempo?

Arturo golpeó su mano de escritura sobre la mesa. —Cállate, Merlín.

—Es lo que pensaba.

—Deberías preparar los caballos.

—Oh, no los necesitaremos. —Dijo Merlín, saliendo corriendo de la habitación.

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Kara frotó cuidadosamente el suelo mientras Gwen sacudía las cortinas de Morgana y limpiaba los muebles.

Creek.

Gwen miró hacia la puerta. Estaba cerrada, justo como ella lo dejó. Ella murmuró para sí misma. —¿Kara?

—¿Sí, Gwen?

Gwen dejó el plumero y recogió un vestido que había dejado en una silla antes. —¿Podrías lavar esto por mí? Olvidé que Lady Morgana lo necesita esta noche.

Kara se quedó mirando el vestido que valía el doble que todo lo que ella poseía. —¿Confías en mí? —Preguntó Kara vacilante.

—Te he mostrado como hacerlo antes. Estarás bien. Vete, antes de que regrese la Dama.

Kara tomó cuidadosamente el vestido y salió corriendo de la habitación.

Gwen escuchó hasta que ya no pudo escuchar los pasos de Kara. —El cortejo es mucho más efectivo que mirar, sabes. —Sonrió, hablando un poco más fuerte de lo que solía hacer. —Deberías intentar darle flores a Kara.

Cuando volvió a agarrar el plumero, vio que la puerta que conectaba las habitaciones de Lady Morgana con las de Mordred, se cerraba lentamente con un chasquido.

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Merlín llevó a Arturo al bosque, no corriendo, pero tampoco caminando. Había una energía nerviosa que se estaba quemando de Merlín mientras él dirigía; Eso entusiasmó y asustó a Arturo. ¿Qué estaban haciendo aquí?

Merlín se detuvo; estaban en medio de un claro familiar. El de donde Arturo vio a Merlín por primera vez.

Merlín respiró hondo, sacudiendo sus manos y haciendo un pequeño baile divertido con sus pies.

—¿Merlín? —Preguntó Arturo.

Los ojos de Merlín se encontraron con los de Arturo. Con un movimiento fluido, arrojó la camisa y la bolsa a un lado, con los ojos brillando dorados. Arturo pudo ver bien la marca de nacimiento de la cresta del dragón de Merlín antes de que el hombre cayera hacia delante, estirándose mientras se movía, con las alas saliendo de su espalda mientras su rostro se alargaba y su piel crecía escamas de color negro azabache.