Capítulo 4: "Fantasmas -o monstruos- del pasado"

1.3K 263 89
                                    

—¿Park Jimin?



El mencionado se paró de su asiento en la sala de espera, y caminó hacia el consultorio del doctor que lo había llamado. Este, cuando el joven hubo entrado, cerró la puerta, lo hizo sentarse y tomó asiento detrás de su escritorio.



—Buenos días, Jimin.

—Buenos días.

—¿Cómo te sientes? ¿Es tu primera vez en una sesión de terapia?

—Sí, doctor. La verdad, estoy bastante nervioso.

—Ah, no hay por qué temer. Escucharé todo lo que tengas para decir, y te daré las herramientas necesarias para--

—La cosa es así... de pequeño, siempre le tuve miedo a la oscuridad, así que mis padres me dejaban una luz encendida. Pero todo empeoró cuando apareció el monstruo del armario ¡Cuando lo cuento, todos piensan que estoy loco! ¡Juro que no es así! Tengo muchos amigos que tuvieron el mismo problema, y que luego supieron que aquello que los asustaba era un suéter que hacía sombras extrañas, pero esto era ya otra cosa ¡Un suéter no está hecho de humo, ni mide casi dos metros, ni tiene garras filosas y horribles ojos amarillos! ¡Tampoco gruñe! ¡¡Doctor, —se paró bruscamente y golpeó con sus dos manos el escritorio frente a él— le juro que no estoy loco!!



Jimin levantó su mirada. Lo único que pudo ver fue a su psiquiatra, quien se abrazaba fuertemente a su carpeta, alterado por su confesión. Avergonzado, el joven carraspeó y volvió a tomar asiento.



—¿Tenía... un nombre ese monstruo?

—Yo le decía "Señor Oscuridad".

—¿Y qué hacía?

—Pues... rasguñaba el piso con sus garras, haciendo que me despertara. También tenía el poder de averiar mi lámpara, pues, después de escucharlo, jamás podía prenderla. Lo que seguía era un humo negro que salía de debajo de la cama. Este humo tomaba forma, tenía largos brazos con filosas garras, y sus ojos amarillos brillaban en la oscuridad. Por último, soltaba un horrible gruñido que me dejaba llorando, yo corría a buscar a mis padres y, cuando volvíamos, la luz estaba encendida de nuevo y el monstruo ya no estaba.

—Entiendo... ¿Esto se repitió más de una vez?

—Bastantes, diría yo. Eso sí: paró de inmediato, cuando tenía casi cinco años.

—Entonces, ya no sucede más.

—No, pero nunca dejé de pensar en eso. Todavía no puedo dormir por las noches sin una luz prendida; no puedo tampoco dormir si hay un clóset en el cuarto... no sin haberlo trabado antes, por si acaso. Mi familia y yo nos mudamos de casa hace unos años, porque seguía temiéndole al clóset y teniendo pesadillas. Todos piensan que estoy loco, pero sé muy bien que no es así. Yo lo vi, doctor.

—Ya veo... —acomodó sus anteojos— Jimin, la mente humana es fabulosa, pero aterradora, a veces. En casos como este, solemos ver cosas que realmente no están allí, y eso sucede cuando el cerebro quiere mandarnos alguna especie de mensaje. Por mucho que te cueste creerlo, jamás hubo un monstruo en el armario. Todo estuvo en tu mente.

—¿Y por qué? ¿Qué mensaje quería darme mi cerebro?

—Pues... no lo sé. Eso se descubrirá a lo largo del tratamiento. Todo tiene un porqué, cuando de nuestra mente se trata. Incluso ese miedo inicial a la oscuridad.

Make you smile [Yoonmin] ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora