Atypical❁[JHS]

° 01 °

La infancia siempre es la mejor etapa de todas, puedes divertirte y puedes disfrutar libremente de la vida sin tener que preocuparte por las cosas que sucederán el día de mañana. Yo vivía mi vida de ese modo cuando era pequeña, recuerdo que con solo nueve años deseaba crecer a toda prisa para conocer el mundo a mayor profundidad. No obstante, conforme fui llegando a la adolescencia yo misma me di cuenta que desear crecer y entender el mundo es lo peor que puedes pensar.

Vivir para estudiar, trabajar y tener éxito es el sueño de toda persona pero si te detienes a pensar en lo que tú en realidad quieres ¿Realmente crees que vale la pena pasar por todo ese proceso? Yo recién me lo había cuestionado cuando estaba en noveno grado y fue bastante malo que me lo fuera grabando como una pegajosa canción de navidad. 

—El tema de nuestra charla el día de hoy es sobre la convivencia en armonía —dijo mi maestra de valores e inmediatamente rodé mis ojos al igual que mis compañeros de clase. Estaba en segundo año de universidad y aún tenía que soportar esas tontas charlas que le daban a los niños de primaria.

Escuchar a la señora Im hablar sobre esos temas siempre lo consideré innecesario. Abordar cosas como la sexualidad, el embarazo a temprana edad o las adicciones simplemente me parecía algo estúpido ya que bueno, la misma sociedad era la que se encargaba de repartir consejos pero era ella misma quien se encargaba de destruirlos así que rayar garabatos en la parte de atrás de mi cuaderno se me era más interesante que poner atención a las palabrerías de mi docente. 

—Señorita, Yunmin ¿Podría hacer arte en otro momento? —me dijo la mayor y solté un pesado suspiro, cerrando mi cuaderno junto con mi lápiz. Yo era buena alumna, respetaba a todos y obedecía cuando me decían algo pero si yo no me sentía conforme, hacía caso de una manera irritante.

Sostuve mi cabeza con la palma de mi mano y miraba a mis compañeros reír, hablar, escuchar música e incluso comer golosinas sin ser atrapados por la señora Im. Nadie la escuchaba y ella se desgastaba para sí misma leyendo la absurda hoja que el ministerio educativo mandaba.

El tiempo fue avanzando y el timbre de descanso sonó, mis compañeros salieron del salón, buscando apresurados la fila para comprar su comida de media mañana. Eran alrededor de las nueve y como siempre yo los acompañaba, siendo yo la excepción porque no quería abandonar mi ayuno pues con la cena que me vi obligada a tomar la noche anterior, mantenerme vacía tenía que ser una alternativa para eliminar todas esas calorías que mi cuerpo había consumido.

Ver a mis amigos comprar galletas, jugos enlatados, sándwiches, refrescos azucarados instantáneamente me trajo una sensación de horror ya que eso era un alto índice de terribles calorías. Miré cada uno de sus alimentos atónita no creyendo que se comerían esas cosas. Mi botella de agua estaba en mis manos y bebí de ella sabiendo que era lo mejor para matar ese odioso deseo de ansiedad.

—¿No comprarás algo para comer? —preguntó mi amiga Eunji, causando que nuestros demás amigos posaran sus ojos en mí.

—No gracias, estoy bien —le respondí con una media sonrisa a lo que ella dejó de insistir.

—¿Por qué ya no compras nada? Antes solías hacerlo —se incorporó al tema Taemin y la verdad mi cabeza se quedó en blanco como para crearles una excusa creíble.

—¿Acaso estás haciendo dieta? —me dijo otra de mis amigas, cuyo nombre era Suran, al ver que no les respondía.

—Claro que no —me negué de inmediato. Por mi peso, odiaba decir que estaba haciendo dieta ya que seguro sería la burla. Todos tenían su amor propio ¿y ser yo la única acomplejada? Eso me parecía ridículo, y si yo lo pensaba, ellos los pensarían también.

Mis amigos continuaron tomando su merienda y no me volvieron a cuestionar sobre el tema, sus conversaciones iban de tecnología a cosas sin sentido y yo los escuchaba carcajearse mientras bebía de mi botella de agua como si fuera la cosa más sabrosa del planeta.

«Gwon Yunmin, el agua es lo único bueno que puede entrar y salir de tu cuerpo»

Hacerme esa idea fue la primera parte que marcó el inicio de todo.