Dos meses habían transcurrido después de mi última visita al hospital. Mantuve mi promesa con el doctor Namjoon y seguía al pie de la letra todas las indicaciones que él me dio, tomaba vitaminas, hacía un poco de ejercicio y llevaba una alimentación más sana, aunque claro, aún tenía una parte de mis temores respecto a la comida, pero daba mi mayor esfuerzo para controlarme.
Regresé a mi rutina en la universidad y exitosamente había concluido con mi curso de chino. Mi imagen ante el espejo ya no la veía distorsionada, había dejado mis pensamientos negativos y simplemente me enfoqué en reconstruir a mi nueva yo.
Los comentarios hacia mí cesaron y es que cuando empiezas amarte a ti mismo, sientes un felicidad inmensa que nadie te puede quitar. Mi forma de pensar se había vuelto más madura, no negaré que había cambiado, mis gustos ya no eran los mismos, mis actitudes no estaban a la defensiva y de cierto modo me había vuelto paciente, completa, alguien que después de haber pasado una tormenta, se centraba en ayudar a esas personas que estaban pasando por la misma etapa que yo tuve.
—Ay no, yo ya hubiese muerto en tu lugar ¿Cómo es que logras sobrevivir a todo eso? —le pregunté a Taevin uno de mis compañeros en matemáticas. No éramos muy cercanos, de hecho, hasta y nos hablábamos una vez cada mil años, sin embargo, eso no quitaba el hecho de que estar en su compañía era muy agradable.
Estábamos sentados en una de las mesas en la cafetería, Hoseok no terminaba sus clases aún, así que cuando vi que me tocaría estar sola, Taevin se me acercó y fue de ese modo que terminamos hablando de su vida y el millón de responsabilidades que tenía que atender ya que a pesar de tomar el mismo curso, sus pendientes eran aún mayores que los míos.
—No sé, los primeros dos años fue por alguien y ya este año me quiero matar. —dijo el chico, tomando un sorbo de su lata de Coca-Cola.
—Ya veo... —añadí en compresión —Pero, ¿Qué le podemos hacer? Tenemos que seguir con la lucha, algún día las preocupaciones se acabarán.
—Lo siento. —pronunció entre una falsa risa —Yo soy de los que cree que las preocupaciones acaban cuando morimos y honestamente, creo que es la solución a muchas cosas.
—Bueno, como alguien que ya pasó diferentes sucesos de hace un año hasta acá, reflexioné bastante y pues no, esa no es la solución aunque muchas veces creamos que sí.
—Espero tengas razón, ¿Y que tengo que hacer? Solamente seguir vivo ¿Y ya? —alzó una ceja, no queriendo darme la razón por completo.
—Pues en mi caso, yo realmente me busqué a mí misma porque en comparación a años anteriores, me volví una total desconocida, no sabía que quería, que me gustaba, era bastante negativa y bueno... Ahora lo sigo sigo siendo pero es un poco menos.
—Entonces avanzaste... —su semblante fue más tranquilo, atento a mis palabras —¿Cómo fue que lo decidiste? Porque sé que no es cosa fácil.
—De hecho, tomé muchas cosas en cuenta en ese momento, principalmente mi familia y a mí misma, no estaba teniendo un buen tiempo y tampoco lo converse con nadie, estuve por mucho tiempo sola. —sonreí ladina con cierta nostalgia en mi enunciado —Un día estaba en unas prácticas y ahí fue cuando llegué a mi punto límite, me sucedió cierto incidente que me hizo cambiar bastante y me hizo darme cuenta a tiempo lo que realmente me estaba pasando. —omití la parte de mi enfermedad ya que me daba vergüenza admitirlo, no tocaba mucho el tema así que cuando aconsejaba a alguien, esa parte quedaba en incógnita.
—Debió haber sido muy díficil... —Taevin me miraba inexpresivo, tratando de camuflar su sorpresa detrás del suave timbre en su voz.
—Y lo fue. —afirmé en un suspiro —Desde entonces, ya llevo dos meses tratando de cambiar mi lado negativo, trato de ser menos oscura y un poco más alegre, trato de no darle importancia a los comentarios de la gente y busco poco a poco seguir avanzando. —mis labios gesticularon una segunda sonrisa, orgullosa de estar cumpliendo con mi objetivo —Porque sino tomamos la decisión de mejorar, nadie la tomará por nosotros así que es mejor levantarse de una vez y dejar al resto caer.
—Vaya, tienes toda la razón posible. —comentó sereno —La verdad llevo mucho rato en el inicio, creo que estoy dando el primer paso pero a la vez no levanto el pie, siento que te comprendo perfectamente, es decir, que sé que es eso sin vivirlo de la misma forma puesto a que cada uno tiene sus propias experiencias.
—Entonces este es tu momento, ya es hora de decidir avanzar, no hay que tener miedo y a como tú dijiste no será fácil. Sin embargo, una vez que decides cambiar, poco a poco tu camino se irá despejando e irás mejorando tu forma de visualizar las cosas, te sentirás más sano. —y es que en efecto así era. Cuando tú decides asumir el reto de amarte a ti mismo, empiezas a entender muchas cosas, obtienes un balance y una paz contigo mismo que te hace sentir más vivo —Todo es un proceso, y sentirse bien con uno mismo, lo es.
—Tienes razón, muchas gracias por el consejo, Younmin. —desde que empezamos a hablar, esa era la primera vez que lo veía sonreír con sinceridad. Él merecía una oportunidad de cambio y yo, estaba dispuesta a ayudarlo.
—No hay problema. —agregué satisfecha, había sido una linda charla —Y bueno... Si me disculpas, Hoseok me está esperando. —avisé al chico frente a mí, levantándome de la mesa para reunirme con la persona que me esperaba sonriente en la puerta de la cafetería.
—Okay, que tengas un lindo día.
Asentí a sus deseos, respondiendo con un "igual" de mi parte. Me hacía muy feliz cuando podía aconsejar a alguien ya que luego de lo que me pasó, esa era mi manera de pagarme a mí misma. Escuchaba a las personas con problemas de inseguridad y baja autoestima porque yo conocía perfectamente lo que era ese sentimiento de vacío, la depresión, la ansiedad, el insomnio, todas esas dañinas emociones que no te dejaban en paz y, que después de haberlas vivido, definitivamente no se las deseaba nadie.
—¿Qué fue lo que le dijiste a Taevin? Parece que hubiese tomado un buen año de terapia. —Hoseok rió levemente, pasando uno de sus brazos por mis hombros mientras ambos nos dirigíamos a la puerta de salida en la universidad.
Los últimos dos meses, mi relación con Hoseok mejoró mucho, aún no éramos novios porque como parte de mis metas, antes de decidir darle el sí (cosa que no dudaba que haría) primero quería sentirme completamente segura conmigo misma, quería enfocarme en crecer como persona y resolver ciertos detalles en vida que aún tenía pendiente.
Y en serio agradecía que Hoseok fuese comprensivo ya que la idea no le descolocó ni un poco, en cambio, él me brindó su apoyo y cada día se encargaba de sacar lo mejor de mí. Era todo un regalo tenerlo conmigo pues sin ese chico, creo que no hubiese terminado de llenar mi valor para darle frente a todo y decidir luchar por misma.
—No le dije nada malo. —negué, viendo hacia árboles fuera del campus —Solo lo animé a cambiar de perspectiva, no ha tenido un buen tiempo y era hora de que alguien se detuviera a escucharlo.
—Gwon Younmin, eres la mejor persona en el mundo. —detuvo nuestros pasos y se colocó frente a mí con una amplia sonrisa que se me fue inevitable no imitarlo.
—¿Qué? Claro que no. —dije entre pequeñas risas.
—Por supuesto que sí. —contradijo —Escuchas a quien lo necesita, ayudas en lo que puedes y sacas las palabras más cálidas que te llenan de comfort. No todos tienen ese don, no te subestimes a ti misma.
—Ya, lo siento, es un acto de reflejo de mi parte. —le miré un poco apenada y de inmediato descompuse mi expresión porque Hoseok se había atrevido a tomarme por mis mejillas hasta acercarme a su rostro —Si haces lo que creo que estoy pensando, no respondo si te dejo de hablar una semana. —advertí aún con el ardor en mis mejillas acumulándose.
—Es un riesgo que me atreveré a correr. —sin ni siquiera darme tiempo de reaccionar, el chico castaño unió nuestros labios en un inocente beso. Sería mentirosa al decir que no lo quería porque la verdad, si esperaba que pasara pero no de esa forma, Jung Hoseok siempre tenía que ser tan infantil y descaradamente tierno al mismo tiempo que culpaba a mi corazón por ni siquiera lograr molestarme en lo más mínimo.
—¡Jung Hoseok! —grité su nombre cuando le vi correr como todo un niño al cometer una travesura.
—¡Atrápame si puedes, pequeña mapache!
En fin, amar a alguien cuando brilla es fácil, el gran reto es lograrlo iluminar en sus momentos más oscuros y ese chico, que me esperaba en una esquina con una enorme sonrisa, había superado ese reto desde el primer día que nos conocimos.
Fin
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Atypical❁[JHS]
Fanfiction¿Quién dijo que la anorexia es solamente mostrar un peso más bajo de lo normal? Mi nombre es Gwon Yunmin y fui diagnósticada con anorexia nerviosa atípica. No hay ni un solo día en que no odie mi cuerpo y mi estúpido estado mental. ❝ ─Tú eres perfec...