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Me sentía extraña, yacía en una camilla de hospital, escuchando silenciosa el pitido de la máquina que monitoreada mis latidos. Mis manos era lo único interesante a lo que podía prestarle atención y mi mente vagaba en los buenos recuerdos que tuve mientras estuve atravesando mi depresivo estado en el que había entrado. Sería una mentirosa si dijera que todo lo que me pasó fue malo pues aunque yo quise verlo de ese modo, la verdad era que no.

En medio de toda esa tormenta, un raro chico con sonrisa en forma de corazón simplemente se acercó sin importarle mi cortante actitud. Él y yo disfrutamos nuestro tiempo juntos, reímos a carcajadas y dimos duros debates por querer tratar de cambiar mi realista perspectiva.

Cuando conocí a Jung Hoseok, no estuve convencida al principio, él era ruidoso y un total desconocido que alegaba compartir clases de ciencias conmigo. No lo aceptaba del todo y en mis planes nunca estuvo permitir que sentimientos crecieran entre nosotros, es más, ni siquiera pensaba dejarlo merodear más de una semana dentro de mi espacio, no quería obstáculos en mi vida y alejarlo siempre sería la primera opción.

Sin embargo, a veces se tiene que entender que el destino cruzado con una persona, no es fácil de evadir, aún si te mudas a otra cuidad o inclusive a otro país, si tu destino es verte reunido con alguien, de una u otra manera siempre terminarás llegando a esa línea que en algún momento creías imposible.

Yo no entendía ese pensamiento las primeras veces que quise borrar al rayo de sol de mi camino, lo veía como una amenaza y alguien que fácilmente se cansaría de segurime pero, por mucho y lo ignoré, dando una vista al pasado, era un poco gracioso saber que mis ideas se vinieron abajo al haberme dejado llevar por su sonrisa, por su carisma, por su dulce aura sin filtros.

Por haberme dejado contagiar por quien él era, el sonriente y animado Jung Hoseok.

—Un día llamo a Haerim para preguntar si estás bien y al otro tengo que llamarla preocupado para preguntarle si has despertado de un desmayo, que cosas. —dijo el chico en un suspiro derrotado tras haber tomado asiento en la orilla de mi camilla. Mi mejor amiga se había ido para darnos privacidad y según ella comodidad pero después de un tiempo de no vernos, no era del todo cómodo estar en el mismo lugar y a casi centímetros de Hoseok.

—A estas alturas, hubiese preferido que llamaras con la excusa de que olvidaste tu libro de matemáticas en mi casa. —sonreí de medio lado, recordando esas veces en las que regresaba a mi casa para "buscar" sus objetos perdidos.

—Es la excusa más barata que te pude haber dicho. —rió un tanto avergonzado, jugueteando con el dije de sol en una de sus pulseras —Y... ¿Como te encuentras?

—Bien, aún estoy tratando de pensar en ciertas cosas. —respondí para intentar tranquilizarlo ya que a pesar de que se mostrara natural, sabía que por dentro había un Hoseok inquieto e inseguro sobre que decir.

—Younmin. —su suave tono al decir mi nombre capturó mi atención, obligándome a mirar sus ojos en busca de algún indicio que me preparara para lo que iba a decirme, no obstante, por más que intenté buscar ese brillo en su mirada, este ya no estaba —Esta es la segunda vez que estoy aquí contigo, te dije que todo estaba bien en ti, que no necesitabas dañarte pero... ¿Por qué tuviste que desconfiar de mi palabra?

—Jamás desconfié de tu palabra, quería escucharlas y convencerme de que yo estaba errada, sin embargo, aunque me gustara tomarlas como mi fuente de esperanza, eso me estaba creando una dependencia hacia a ti y... no era sano. —admití sin una pizca de emoción.

No me llevó mucho darme cuenta de aquella señal, cuando mi relación con Hoseok se hizo más cercana, las críticas empezaron a afectarme el doble, de repente había días dónde no desea ir a la universidad y otros dónde solo quería desaparecer.

Me había acostumbrado a la diaria rutina de recibir lindos mensajes de Hoseok que un día, después de discutir con mi hermana, no ver ninguna respuesta del chico en mi tablero, me hizo sentir tres veces peor ya que solo sus mensajes lograban ponerme bien, ellos eran esa dosis de cariño que me faltaba. Y, aunque me gustaba tener eso como pieza clave para curarme de momento, la parte racional de mí que me mantuvo apegada a la realidad, entendió que yo estaba haciendo las cosas mal.

—¿Es por eso que rechazaste mis sentimientos por ti? —no estaba lista para hablar sobre el tema pero tampoco podía envitarlo por siempre.

—Hoseok, lamento si fui dura contigo, tenía miedo, tú eras tan bueno y paciente conmigo que... —mis ojos empezaron a humedecerse por el recuerdo de como me comporté ese día, estábamos bien, me sentía bien y de pronto, su confesión me llegó de golpe que yo ya no me pude controlar —No quería ser injusta contigo y agobiarte con mi estado, solo mírame. —ironicé prepotente —Estoy aquí porque me engañé a mí misma creyendo que tenía todo bajo control, que nada iba a salirme mal y así, al igual que otras cosas, me di falsas señales, olvidé incluso quien soy, dejé de conocerme y lastimé a las personas a mí alrededor, yo no podía aceptarte, sabiendo que no tengo paz conmigo misma.

—Pero alejarte de las personas que te quieren, no es una forma de conseguirla. —una de sus manos acarició mi mejilla, limpiando suavemente la pequeña lágrima que se me escapó —Es una lucha propia, es verdad. No obstante, también necesitas el apoyo de quienes te rodean, confiar en esas palabras que se preocupan por ti y dejar de escuchar lo que no te hace bien.

—No es así de fácil ¿Qué si no lo consigo? Yo en serio quiero mejorar pero tengo miedo de no lograrlo, de seguir atascada aquí. —el castaño me escuchaba y en lugar sentirlo distante, él me sonrió y con la otra mano que no acunaba mi mejilla, tomó una de mis manos, tranquilizándome un poco. Sus ojos reflejaban calma, me transmitían ese comfort que no supe hasta ese instante necesitaba, había sido una larga temporada y sentir a Hoseok otra vez cerca era bueno.

—Younmin, eres la chica más fuerte que conozco, eres inteligente, persistente, tú siempre logras lo que te propones y estoy seguro que superarás esto ¿Sabes por qué? —de a poco la distancia entre nuestros rostros empezaba a ser pequeña. Eramos los dos envueltos en ese sentimiento de anhelo —Porque yo confío en ti y porque pasé lo que pasé estaré ahí para apoyarte, para escucharte, en todo lo que necesites, yo voy a ayudarte así que una vez más te lo diré...

—Hoseok...

—Tú eres perfecta y no necesitas seguir haciéndote daño. —no sabía porqué quise interrumpirlo al inicio, sus palabras habían sido lindas y cálidas, me gustaban, me daban confianza para seguir adelante. Si eso era lo que Jung Hoseok veía a través de mí, era hora de que una nueva Gwon Younmin empezara a verlas también.

—Gra... —mis agradecimientos quedaron inexistentes cuando la distancia entre Hoseok y yo se rompió.

Él me había besado y una escala de brillantes colores se coló a nuestro alrededor, ese era nuestro momento. El tomar por fin una medicina que hiciera latir mi corazón nuevamente.

Atypical❁[JHS]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora