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Manteniendo el nombre de Milo en secreto, Shaina le relató el resto de la historia a Dohko

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Manteniendo el nombre de Milo en secreto, Shaina le relató el resto de la historia a Dohko. Desde su deseo por ser madre, su pleito consigo misma ante la creencia de que Milo no querría tomar responsabilidades, hasta el momento en el que Shaina se vio obligada a marcharse para tratar su embarazo lejos de sus ojos.

—¿No se lo dijiste? —preguntó Dohko sorprendido de que Shaina se haya ido de Grecia sin decirle nada a Milo sobre su embarazo.

—No quise hacerlo.

Ella lo vio negar con decepción.

—Eso no se hace —dijo él levemente decepcionado.

—Lo sé.

—Y aun así lo hiciste.

Oh no, las lágrimas de nuevo.

—Tuve miedo —susurró limpiándolas, aguantando el ardor de su garganta lo mejor que pudo—. Tengo miedo.

Levantándose de su sitio, Dohko fue hasta Shaina.

—Es enteramente comprensible que lo tengas —acarició su cabeza tratando de calmarla—. Pero fue cruel de tu parte irte sin decírselo, muy cruel.

—¿Usted lo cree?

—No sé si estaré en lo correcto o no pero... —tomó de la mesita su copa de vodka—, por lo que me dices él no parece ser de los tipos que pueden embarazar a mil mujeres a la vez y no preocuparse por ello.

—Quizás tenga razón y Milo no sea como creí que era —musitó sin darse cuenta de la revelación que acababa de hacer luego de estar teniendo muchísimo cuidado con no decir su nombre.

Casi ahogándose con su trago, Dohko miró a Shaina.

—¿Milo? —susurró esperando equivocarse y no estar hablando del mismo hombre.

Viéndose atrapada, ella le otorgó una mirada triste.

—Milo de Escorpio.

Haciendo una O con su boca, Dohko dejó la copa en la mesa para mirarla con asombro.

—¿En serio? —preguntó muy feliz, luego en un parpadeó miró su vientre con dolor—. Eso es... asombroso... y sorpresivo —suspiró regresando a su sitio. Notó que Shaina estaba muy triste así que algo se le ocurrió—. Si me lo permites, te contaré una historia.

—¿Una historia?

Dohko asintió con la cabeza esbozando una suave sonrisa y luego prosiguió.

—Fue hace algunos años. Debido a que tuve otra tarea lejos del Santuario al terminar la anterior Guerra Santa, no pude conocer bien a los niños que ocuparían los lugares de Santos Dorados después de la lucha en la que sólo sobrevivimos Shion y yo. Pero, a veces algunos de esos mocosos tenían la costumbre de pedirle ayuda a Mū para transportarse de Grecia a China sin que Shion se diese cuenta —se rio con nostalgia—, y lo hacían únicamente para quejarse de lo malo que a veces era Shion con ellos.

»Todos esos niños, huérfanos o con padres abandonitos, les conocí como un grupo de chiquillos escandalosos que hoy en día recuerdo con mucho cariño. Incluso Death Mask fue un niño travieso que una vez comió hongos venenosos y por poco murió por eso —tanto Shaina como él se rieron con las imágenes mentales del hecho—. Si no es que tenía el remedio cerca para atenderlo, ahí mismo habría muerto. Y todo por ser tan impaciente y querer comer a la hora que quería hacerlo.

Negando con la cabeza, sonriendo por recordar tan memorables hechos del pasado, Dohko se terminó el contenido de la copa. Cuando el vidrio hizo contacto con el metal, volvió a hablar.

—Así que el padre es Milo —la miró sin una emoción en particular—. Me siento feliz... y triste a la vez. Por ti, por él, por ambos. Podría decir que a la edad que ustedes tienen fue irresponsable no evadir esta situación, sin embargo una vida es una vida y los Destinos sabrán por qué decretaron su existencia —dijo mirando hacia el frente, como si viese algo en el aire que ella no.

—Acepto mi culpa —dijo Shaina—, mi insistencia y poco sentido común me nublaron la cabeza y le puse a él en una situación que no se esperó.

—Eso ya no importa, lo que importa es saber cómo se lo dirás.

—Claro, y cuando lo haga, lo primero que hará será gritar —la mirada de ella tembló, ocultando la cara con sus manos—. Se enojará, estoy segura.

—Estabas segura que no querría hacerse responsable de tu embarazo y...

—Peleamos por eso.

—Y eso quiere decir... —la ayudó a llegar a la conclusión.

—¿Qué no siempre tengo la razón?

—Qué no siempre tienes la razón —asintió con la cabeza—. Exacto.

Shaina bebió de su vaso de jugo para aclararse la garganta.

—¿Cree que deba ir a Grecia?

—Mmm, no, creo que él debe venir acá. Sería peligroso para ti viajar en tu estado.

De sólo recordar su vuelo a Japón, Shaina le dio la razón a Dohko.

—¿Y qué pasará si él no lo acepta? —le preguntó, todavía con dudas sobre el comportamiento de Milo al enterarse de su embarazo.

Dohko se puso pensativo por un rato, pero luego una revelación le llegó.

—¿Sabes? Hace algunos años, hubo una vez hubo un niño que me visitó a los Cinco Picos —relató saliéndose vertiginosamente del tema—. Mientras jugaba por los alrededores, el niño se encontró arriba de un árbol, un nido de pájaros sólo con los huevos. Más tarde, aunque Shion le reprendió duramente por haberse desaparecido durante todo un día y media noche, el niño dijo con orgullo que se había quedado a defender los huevos porque sus padres no estaban, y él no quería dejarlos desprotegidos.

Dohko sonrió con cariño.

—Hubieses visto la cara de Shion cuando ese niño le dijo: "Maté a un par de serpientes, una rata enorme y gorda, y una pequeña araña que querían comerse los huevos. Me quedé cerca hasta que regresaron sus papás". Ese niño aceptó sin vergüenza alguna que eso había hecho en ese lapsus de tiempo en el que ni yo pude hallarlo. Y aunque Shion lo castigó por su falta, él dijo que no se arrepentía de nada. —La miró cálidamente—. ¿Sabes quién era ese niño?

.

No era necesario que Dohko se lo dijese, Shaina lo sabía, incluso ese dialogo sonaba tan suyo que no pudo poner en duda el relato del viejo maestro. Ese niño del relato, al crecer, se convertiría en un hombre gentil y protector.

Ella se acarició el vientre.

—Lo que temo ahora es que él ya lo sepa —interrumpió Dohko mirando la sombrilla, rompiendo la burbuja soñadora de Shaina.

—¿Podría saberlo ya?

—Como tú misma lo dijiste, el tiempo aquí pasa rápido, pero allá pasa lento —le recordó con el mayor tacto posible—; lo suficiente como para investigar ciertas cosas. Si Milo no ha cambiado ese lado suyo desde que era un niño, entonces puedo asegurarte de que ya está enterado de todo y ahora sabe que no le queda más que seguir esperándote.

 Si Milo no ha cambiado ese lado suyo desde que era un niño, entonces puedo asegurarte de que ya está enterado de todo y ahora sabe que no le queda más que seguir esperándote

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𝓔𝓵 𝓓𝓮𝓼𝓮𝓸 𝓭𝓮 𝓵𝓪 𝓐𝓶𝓪𝔃𝓸𝓷𝓪 | 🔞Donde viven las historias. Descúbrelo ahora