9.Favour

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''Vive de tal forma como querrías haber vivido si te murieras mañana.''

-Immanuel Kant.


-Tranquilícense.

La mujer abrazaba a su hijo pequeño con temor, mirando su casa de dos plantas con temor.

-¿Ha visto salir al ladrón?- intenté no bufar ante la pregunta patética de la que era una de las mejores agentes del cuerpo del FBI.

-No- negó la mujer- Llevaba la cara tapada. Me amenazó con el cuchillo y yo aproveché que subió a la segunda planta para llamar al 911 y salir con mi hijo fuera. Pero no le hemos visto salir.

Asentí y saqué la pistola de mi cinturón.

-Tú revisa la casa, yo me quedaré con ellos. Lo mas probable es que haya salido por una puerta trasera- murmuró la celosa indicándome con su cabeza la casa.

Asentí, mordiéndome la lengua para decirle que no era quien para mandarme.

Entré a la casa empuñando el arma con las dos manos, mientras caminaba lentamente y asomaba la cabeza por cada rincón. El salón y la cocina estaban vacíos, aunque bastante destrozados. Observé que la televisión seguía ahí, así que debió de ir en busca de joyas o dinero.

Subí los escalones uno a uno, intentando emitir el mínimo ruido. Al llegar a la segunda planta, observé el oscuro pasillo con un jarrón roto en el suelo. Solamente había tres habitaciones. La primera puerta conducía a un baño a oscuras.

La segunda puerta conducía a la habitación de la mujer, vacía también. Y la tercera era la habitación del niño, la cual era la única que estaba intacta. Suspiré, metiendo mi arma en mi cinturón de nuevo. Iba a salir de la habitación cuando unos dibujos en la pared de la habitación del niño captaron mi atención.

La mayoría de los dibujos eran de paisajes de bosques y jardines. Pero en todos aparecían siempre tres figuras. Una mujer agarrando de la mano a un niño pequeño, los cuales supuse que eran él y su madre, y una figura flotando en el aire con alas de ángel. Medio sonreí, suponiendo la triste realidad.

Su padre había fallecido.

Decidí salir de allí cuando mis ojos empezaron a escocer. Bajé las escaleras y observé la mirada de alivio de la madre cuando salí igual que entré. Su hijo aún le abrazaba las piernas.

-Todo despejado- informé, a lo cual Shery asintió.

-Acuda mañana por la mañana a comisaría para poner la denuncia- informó secamente a la mujer, la cual asintió- Que tengan una buena noche.

Cuando ella rodeó el coche para subir, yo me arrodillé junto al niño, que miraba con curiosidad mi uniforme.

Sonreí con ternura cuando llevó su dedo índice para acariciar el símbolo del FBI cosido a mi uniforme. 

-He visto que dibujas muy bien- le susurré, a lo cual él me dirigió un seco asentimiento- También he visto que tu papá se fue al cielo, ¿es así?- volvió a asentir y yo apreté los labios.

-Un hombre malo se lo llevó- susurró, con sus negros ojos llenándose de lágrimas.

Mis ojos se llenaron de lágrimas al igual que los suyos y le pedí a su madre que aguardara unos segundos, la cual asintió con extrañeza.

Corrí hacia el coche y abrí la puerta de copiloto.

-¿Llevas aquí tu gorra?- le pregunté. Ella me miró con sorpresa y cuando fue a hablar le dirigí una dura mirada- Yo a diferencia de ti me preocupo por cómo de afectado ha quedado ese niño ésta noche. ¿Tienes tu maldita gorra o no?

EXPEDIENTE RYDER✓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora