21.Criminal

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''Uno es dueño de lo que calla y esclavo de lo que habla.''

-Sigmund Freud.

-Yo mismo lo saqué.

Fruncí el ceño y él elevó un poco una ceja.

-Ese tipo era una máquina tanto disparando, como peleando y pensando. Así que decidí ofrecerle la mayor oferta de su desgraciada vida. Le ofrecí una limpieza de expediente si se unía al cuerpo de F.B.I- mi boca se abrió y mi mirada se fijó en sus labios secos, expulsando el humo del cigarro- Evidentemente eso para un criminal es una de las peores humillaciones, pero acabó convenciéndose de que era lo mejor. Desde entonces le tuve vigilado durante mucho tiempo, hasta que el cabrón me acabó convenciendo de que se había alejado de ese mundo.

Un jaleo de voces empezó a tener presencia a nuestras espaldas pero él siguió hablando.

-Hasta unas semanas, cuando me llegó una foto de él junto a un miembro de la antigua banda en la que estaba metido- suspiré, llevando una mano a mis sienes- Se le dió una oportunidad, y como el monstruo rastrero que es, la echó a perder. Espero que tras haber leído su expediente, decidas unirte al lado bueno.

Sus ojos se fijaron en los míos, llorosos, y yo acabé asintiendo, tragando saliva a duras penas. Miré al cielo y sentí su mano ponerse sobre mi hombro, y apretar ligeramente.

Ryder Newman no era para nada el hombre que yo pensaba que era.

Y me sentía herida. Herida al no haberme ganado su suficiente confianza para no poder saber nada de ésto. Gente corriendo desvió nuestra mirada hacia la puerta de la comisaría.

-¡Jefe, hay un ataque en banda en el sur de Capiton Hill!- gritó un hombre, agitando su mano hacia Matt.

Matt tiró su cigarro entero al suelo y salió corriendo hacia su dirección. Se paró a mitad de camino y me señaló.

-¡Acompáñales, Jensen! ¡Confío en ti!

Asentí, apretando la mandíbula.

Éste era mi trabajo, y debía cumplirlo a pesar de mis sentimientos y de mis pensamientos.

El chaleco me incomodaba, provocando muecas en mi cara.

Mis compañeros charlaban y reían cuando la camioneta pasaba por un bache y todos brincábamos hasta casi tocar el techo. Yo simplemente podía estar en silencio observando mis manos.

Recordando la sangre de ese tipo en ellas, y recordando la noche que lo había cambiado todo.

La camioneta chirrió al parar y todos nos pusimos nuestras gorras, empuñando nuestras pistolas y bajando de la camioneta rápidamente. El ataque en banda había sido en una fábrica de neumáticos. El jefe de ésta había alertado al cuerpo cuando le despertó la alarma de la fábrica.

El jefe asignado en la misión, nos indicó en silencio la dirección que debíamos tomar cada uno. Tres se dirigieron adentro de la fábrica, dos a la derecha y yo y otra chica a la izquierda. Escuchamos varios disparos nada más entras los tres miembros del cuerpo al interior de la fábrica. No se si hice bien o mal, el caso es que me quedé en mi sitio cuando la chica que me acompañaba se dirigió corriendo al interior de la fábrica también.

No se porqué no entré. No se si no entré por miedo a que una de esas balas se dirigiera a uno de los criminales que estaban en el interior... Y me daba más miedo que uno de ellos fuera él. El caso fue que me quedé ahí en la oscuridad, plantada, sin saber qué hacer. Y entonces vi varias figuras salir corriendo por la puerta trasera de la fábrica.

-¡Buscad en la planta de arriba!- escuché gritar a mis compañeros adentro de la fábrica.

No tenían ni idea de que se estaban escapando por la parte trasera.

EXPEDIENTE RYDER✓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora